Hacen funciones de títeres y teatro desde la vereda, para sus vecinos

Una familia de Lamarque le sacó una sonrisa a los niños del pueblo. Pensaron la manera de entretenerlos para afrontar el encierro durante la pandemia y se convirtieron en actores y titiriteros.

Quedarse en casa es la misión en esta cuarentena, pero para muchos es también un desafío en el que ,el ingenio y el ojo puesto en el otro, escriben historias fascinantes.

Ese es el caso de Lorena Calvete, Gonzalo Zunzunegui y su familia de Lamarque que, con títeres y disfraces, desde el porche de su casa le sacaron una sonrisa a los niños del barrio y de uno de los pueblos más castigados por el coronavirus.

Los tres chanchitos fue la obra elegida

Lorena es acompañante terapéutica, trabaja con chicos con autismo, pero la cuarentena suspendió sus actividades. Por eso, mantenía contacto por videollamadas con uno de los nenes y se le ocurrió mostrarle títeres. Lo hacía y su nieta Francesca, de tres años, la vio, se enloqueció y quiso que también le haga la función para ella. Mientras jugaban, pensó que podía llegar a muchos más.

Gonzalo y Lorena están casados hace años y tienen 4 hijos, Gustavo de 25 que vive en Río Colorado y en casa están Florencia de 21, Gabriel de 18, Valentina de 12 y la pequeña Francesca, hija de Flor.

En estas semanas en su pueblo llegó a haber 31 casos activos y por eso se decretó un cordón sanitario que limitó al máximo las posibilidades de salidas. Hoy, aunque el cordón se levantó, se mantienen las medidas para resguardar la sanidad en la ciudad.

En este contexto, los chicos cumplieron casi 70 días sin salir y es por eso que la familia puso manos a la obra, en este caso de títere y teatro. Armaron la escenografía, cosieron friselina. Los muñecos de Francesca sirvieron para armar los títeres. Anunciaron por redes sociales el día de la función y a la hora indicada, colgaron un telón en las rejas de su casa para que comience.

Lorena y Gonzalo, siempre juntos para ayudar a los otros

“La obra se trataba de animales que estaban en el circo, y se nos ocurrió compartirla con los vecinos. Enfrente, en las tres casas hay unos 9 nenes y pegados a casa unos 3 más. Pusimos un equipo de audio con micrófono para que nos escuchen bien”, dijo Lorena.

Cruzando la calle, en la vereda de enfrente los niños sentados en fila saludaban entusiasmados. A su vez, los vecinos de al lado, trepaban al paredón y conseguían el mejor palco balcón para ver la obra. El vecino se sumó a la propuesta y con su acordeón, musicalizó el momento.

“Ellos lo re disfrutaban. Hacían palmas y acompañaban. Lo hicimos y no me di cuenta, pero cuando vimos el video, me encontré con la cara de los chicos, la sorpresa, las risas y nos emocionó ”, cuenta Gonzalo.

Los otros niños del pueblo también lo pudieron ver a través del Facebook. En pocos días, el video llegó hasta los medios nacionales y fue tan buena la repercusión, que decidieron repetir, pero en esta oportunidad con una obra de teatro.

Francesca con su mamá, la gran protagonista

Eligieron “Los tres chanchitos”. La actuación, escenografía vestuario y guión corrían por su cuenta, por lo que fueron días de trabajo intenso.

La idea también estaba relacionada con un fin solidario. En Lamarque se había organizado una Red Solidaria para juntar alimentos y ropa para los que más necesiten. Pensaron convocar a la gente que miraría la obra de teatro por redes a que lleven mercaderías. Y la respuesta fue más que positiva.

“Es muy necesario. Los mas grandes buscan tecnología, pero a los más chicos hay que buscar como entretenerlos, para que no pierdan la alegría. Además para aislarlos un poco de todo esto”, dice Lorena.

Los chicos deben aguantar el mal humor de los grandes, están expuestos a las noticias y son los que más caso hacen, porque no salen, se lavan las manos y se cuidan.

Lorena Calvete, acompañante terapeútica, mamá y abuela

Cuarentena en Lamarque

Lorena no sabe si volverán a montar alguna producción. Eso depende de cuánto aislamiento quede por delante y para contar el contexto de cómo está el pueblo, Gonzalo toma la palabra.

“Acá estuvimos tranquilos, hasta que hubo gente que no hizo las cosas bien, mantuvieron reuniones y llegamos a superar los 30 casos. Pasamos como 30 días con cordón. Los primeros días, solo se podía salir, día por medio, por número de documentos pares e impares, a hacer compras, hasta las 15”, contó.

Los vecinos de enfrente en platea preferencial

A esa hora, sonaba la sirena de los bomberos y ya no se podía salir más. Los fines de semana no se podía andar en las calles. Ahora, pueden hacerlo hasta las 18, momento en que sigue sonando la sirena, y tal vez la semana que viene se haga alguna prueba de salidas recreativas.

“Vamos a llegar a los 70 días sin salir de casa. Nosotros salimos a comprar, pero los menores, desde marzo, cuando se cortaron las clases, quedaron en las casas”, dijo y aseguró que fue por eso que se les ocurrió esta idea y para mostrar lo que vivieron manda un video.

En la imagen suena un chamamé y se ve al vecino de enfrente empuñar su acordeón, mientras ellos bailan, los chicos aplauden y “colorín colorado” todos vuelven a sus casas contentos.


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