Historia de un hit: «My Sharona», de The Knack

El 11 de junio de 1979, la banda californiana editó el primero de sus tres discos, Get The Knack, que incluía esta arrolladora canción que lo fue todo para la banda, literalmente. Después de ella, no hubo más... casi literalmente.

Un chico se enamora de una chica y le dedica una canción. La historia de la música, y del rock en particular, está hecha de muchas historias como esta. Pero que ese chico le conceda la tapa del primer single de su banda a esa chica y, más aún, que la historia de la propia banda quede atada por siempre a esa historia de amor, bueno, ahí la cosa se torna muy particular. Casi única. 

Ahora bien, pongamos nombres propios para saber de quiénes hablamos. A fines de los 70, Doug Fieger –el chico- vio a Sharona Alperin -la chica- en una de Los Ángeles, la ciudad donde ambos vivían, y se enamoró en el momento. Inmediatamente, se puso a trabajar con sus compañeros de The Knack –la banda- en una canción para ella, “su” Sharona. A esta altura es más que obvio de qué estamos hablando: sí, de “My Sharona”.  

Si, como dijo Fito Páez, el mundo cabe en una canción, en el caso de The Knack vale decir que una banda cabe en una canción. “My Sharona”, que aún hoy suena en las radios, es parte de Get The Knack, el disco debut de la banda angelina editado el 11 de junio de 1979, un “one hit wonder” que devoró a su propia banda como pocas veces sucedió en la industria de la música. 

Formada en la escena siempre explosiva de Costa Oeste, The Knack replicaba, en la segunda mitad de los 70, el rock picante de mediados de los 60, el de Los Beatles, sí, pero sobre todo el de The Who, The Kinks y The Hollies, tanto en su sonido como en su estética. Podría decirse de The Knack que fue una banda extemporánea, una muy buena banda de rock que llegó tarde a una escena que ya pensaba en otros sonidos.

En cambio, llegó demasiado temprano para cuando su estilo tuvo su revival. Veinte años después, en los primeros 2000, aquel rock sucio y básico de The Who reencarnó en bandas como The Strokes, The Hives y The Vines, pero, sobre todo, los australianos Jet, cultores como The Knack del sonido y la estética Who. Para entonces, The Knack ya no estaba alli.

La chica de la tapa. Sharona Alperin, musa (y luego novia) de Fieger, ilustra la portada del single del hit que llevó su propio nombre. Y en sus manos, el disco que incluía el tema.

Demasiado prolijos para el post punk, muy guitarreros para la new wave y excesivamente pop para los variados metales que se cocinaban en la Costa Oeste, The Knack no encajaba con ningún sonido de su tiempo, pasado el shock del super hit, el mundo decidió darle la espalda para siempre.  

¿Qué pasó con The Knack, realmente? Pues que hay bandas que están signadas por la buena estrella, y otras que no. The Knack está entre las que no. A pesar de ser protagonistas excluyentes de la escena caliente de la California de fines de los 70 y de ser tan buena como otras, no tuvo el beneplácito de la prensa, que siempre sospechó de ese excesivo hit, como si por alguna razón no le hubieran perdonado pegarla tanto tan rápidamente. No era ni la primera ni sería la última banda a la que le ocurriría, pero con ellos hubo recelo. No les resultaron genuinos.

Contra esto, en la web oficial de la banda aún pueden leerse las palabras del propio Fieger: «Ya hemos tenido el éxito que soñamos. Pero nunca hemos hecho nuestra música con ese objetivo. Tocamos porque esta es la única música pop que vale la pena hacer: divertida y triste, tonta e inteligente, explosiva pero dulce, sarcástica pero vulnerable. No se trata de ser cool, sino de ser tonto y pasarlo en grande. No inventamos esto, pero es lo que hacemos».

Pero volvamos a “My Sharona”, el principio y el fin de esta historia. La canción fue elaborada entre Frieger y Berton Averre, guitarrista de la banda. Aunque lo característico de este hit son, sin dudas, la línea de bajo de Prescott Niles y la batería de Bruce Gary del comienzo. 

La canción está inspirada en retazos de canciones de los 60. El gancho melódico principal de “My Sharona”, según Trousser Press, una revista de música de los 70 que actualmente tiene sitio web, es «una inversión del riff característico» de ‘Gimme Some Lovin’, una canción de 1967 de Spencer Davis Group. El ritmo de la batería de tom-tom es -según dirá el propio Fieger tiempo después- «sólo una reescritura» de ‘Going to a Go-Go’, una canción de Smokey Robinson and the Miracles, de 1965. Mientras que el efecto vocal tartamudo «muh muh muh my Sharona» recuerda a la voz de Roger Daltrey en «My Generation» de los Who. Podría decirse que todo “My Sharona” está atravesada por “My Generation”. 

Sharona, la chica que por entonces tenía 17 años, desató la inspiración de Fieger, que por entonces ya era muchacho de 25. Escribió una serie de canciones en un periodo de dos meses, pero ninguna como “My Sharona”. Averre no estaba muy convencido de usar el nombre de la chica en el título de la canción, pero Fieger quería que fuera una expresión directa de lo que sentía por ella, el guitarrista accedió y 15 minutos después tenía el hit.  

Editado como single el 18 de junio de 1979, “My Sharona” se convirtió en disco de oro en apenas 13 días. Al disco le fue tan bien como a su single, ocupando el primer puesto de Billboard durante cinco semanas hasta que “In Through the Out Door”, de Led Zeppelin, lo desbancó.  

La Knackmanía duró apenas unos meses. Para comienzos de 1980, cuando la banda sacó su segundo disco “…But the Little Girls Understand”, ya nadie parecía interesado en ese revival a destiempo que era The Knack. Eso, sumado a las excentricidades de Fieger y su descenso a los infiernos de las adicciones al alcohol y las drogas. En noviembre de 1980, The Knack se había desmoronado. Aunque la banda se reunió para grabar “Round Trip”, su tercero y aún más intrascendente disco, The Knack dio su última actuación en un club nocturno de Acapulco en diciembre de 1981. Y eso fue todo. 

¿Qué fue del amor de Fieger y Sharona? Fueron novios durante cuatro años y, aunque estuvieron comprometidos, nunca se casaron. Siguieron siendo grandes amigos hasta el último día de la vida de Fieger. El músico falleció el 14 de febrero de 2010 a causa de un cáncer de pulmón y ella estuvo allí para despedirlo. 


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