Histórica oportunidad: plan de obras de desarrollo regional

Héctor Jorge Colás*


El plan anunciado por el presidente Alberto Fernández definió que los gobernadores y sus equipos de gobierno serán los responsables de definir las obras, algunas postergadas desde hace décadas.


El 10 de agosto pasado el diario Río Negro publicó una nota del periodista Javier Lojo, donde describe el enorme potencial del Valle Inferior de Viedma con cultivos de exportación que posicionan a la provincia como uno de los principales productores de cebolla del país. Se destaca también un futuro de inversiones con la cobertura de 3.500 nuevos puestos para el sector.

En ese comentario hay declaraciones del ministro de Producción y Agroindustria, Carlos Banacloy, donde muestra su preocupación por “las miles de toneladas de verduras y hortalizas que llegan desde Mendoza” para cubrir los comercios de la región.

Los gobiernos tienen que buscar soluciones para el funcionamiento eficiente y armónico de los Valles irrigados por los ríos Colorado y Negro.

En 1946 el gobierno de Juan Perón incluyó en su programa la Colonización del Valle Inferior. El 1 de noviembre de 1951 el gobernador del entonces Territorio Nacional de Río Negro, Emilio Belenguer, presidió el acto donde la empresa Ibarra y Asociados iniciaba la construcción del canal principal de 60 kilómetros de extensión y las obras de riego y sistematización de 48.000 hectáreas con un presupuesto de 50 millones de pesos.

En 1955, luego del derrocamiento del gobierno de Perón, las obras fueron suspendidas. En 1958 asume Edgardo Castello, como primer gobernador de la provincia de Río Negro. El mandatario radical contrató a la consultora Italconsult para un estudio integral del proyecto. La empresa reformuló el programa y determinó que se podrían irrigar 73.525 hectáreas. El trabajo contó con la participación de la Organización de la Agricultura y la Alimentación (FAO) que elaboró una estrategia de explotación con chacras frutihortícolas, para tambos y ganadería. El proyecto fue considerado como la obra de riego “más importante de América Latina” y tenía el propósito de abastecer con sus variados productos a las provincias patagónicas y a las vecinas. En 1962 se crea el Idevi a través de la Ley 200 que está vigente y determina que “la provincia declara su intención y propósito de ejecutar íntegramente las ocho etapas del programa agrícola del Valle Inferior”.

Las tareas fueron continuadas por gobernadores civiles y militares hasta que, en 1978, el entonces Interventor militar de facto de la provincia, contralmirante Carlos Alberto Acuña, autoritariamente interrumpió las obras.

Hace 42 años que el proyecto de regadío del Valle Inferior del río Negro está paralizado. Ningún gobierno constitucional a partir de 1983 se interesó por la reactivación y culminación del emprendimiento.

El presidente de la Nación, Alberto Fernández, anunció la elaboración de un Plan de Desarrollo Nacional. Afirmó que los gobernadores y sus equipos de gobierno serán los responsables de la determinación de las obras que impulsen esos objetivos.

Es una histórica oportunidad para la gobernadora Arabela Carreras y su equipo de colaboradores. Tienen como fundamento lo prescripto en al artículo 75 de la Constitución nacional que en su inciso 18 establece: “Proveer lo conducente a la prosperidad del país, al adelanto y bienestar de todas las provincias, y al progreso de la ilustración, dictando planes de instrucción general y universitaria, y promoviendo la industria, la inmigración, la construcción de ferrocarriles y canales navegables, la colonización de tierras de propiedad nacional, la introducción y establecimiento de nuevas industrias, la importación de capitales extranjeros y la exploración de los ríos interiores, por leyes protectoras de estos fines y por concesiones temporales de privilegios y recompensas de estímulo”.

Creo que no pueden estar ausentes en este programa regional algunos de los viejos proyectos patagónicos como la culminación de las obras del riego del Valle Inferior, la revisión y actualización del proyecto Wauters de regadío de 400.000 hectáreas entre Guardia Mitre-Patagones, la expansión del riego en Río Negro, la rehabilitación de los servicios ferroviarios de pasajeros y carga.

La conexión del ramal de San Antonio Oeste en el océano atlántico con los puertos chilenos del océano Pacífico, pasando por las zonas productivas de los Valles Inferior, Guardia Mitre, General Conesa, Choele Choel, Medio y Alto Valle, Neuquén y Zapala y el cruce de los Andes; plan para erradicar la contaminación del río Negro; puerto pesquero artesanal y comercial en la desembocadura del río Negro y revisar la concesión del Puerto de San Antonio que debe ser cabecera de la producción de Vaca Muerta.

Con relación al proceso de “migración” que describe Javier Lojo en su artículo resulta negativo el traslado de productores del sur bonaerense al Valle Inferior. Si las causas son la falta de agua en su zona de regadío los gobiernos tienen que buscar soluciones para el funcionamiento eficiente y armónico de los Valles irrigados por los ríos Colorado y Negro.

Para ello es necesario terminar con el antiguo y caprichoso litigio producido por la provincia de Mendoza sobre el manejo de las aguas del río Atuel. Es urgente acordar el cupo de agua del río Negro que corresponde a cada provincia y concretar el trasvase requerido para culminar las obras planificadas para el Colorado de poner en servicio 130.000 hectáreas bajo riego.

Finalmente, el ministro Banacloy debe saber que Mendoza cubrió el mercado de frutas y verduras, porque Río Negro se lo cedió.

*Periodista de Viedma.


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