Hubo acuerdo y desalojan la comuna de Jacobacci

Las partes negociaron ante la posibilidad de una intervención policial

INGENIERO JACOBACCI (AJ).- Luego de una larga y por momentos tensa negociación con las autoridades municipales, las personas que mantenían tomado el municipio de Jacobacci dispusieron levantar la medida.

El edificio municipal había sido tomado el pasado martes por desocupados, representantes de la Unter, CTA y UOCRA en reclamo de comida, útiles escolares, calzado y la inmediata reactivación de la obra pública, entre otros puntos.

Con el correr de los días la situación se fue tornando cada vez más tensa, luego de que el diálogo entre ambas partes quedara cortado.

El viernes el municipio se paralizó. Los empleados se negaron a concurrir a sus lugares de tarea al considerar que no estaban dadas las garantías para trabajar. Esto llevó a la intendenta aliancista Gabriela Buyayisqui a presentar un recurso de amparo ante la Justicia para que se restablezca el orden en la comuna.

La orden de desalojo era inminente y la tensión aumentaba.

Alrededor de las 20 del domingo, los manifestantes Jorge Fernández y Rubén Sosa denunciaron agresiones físicas por parte de simpatizantes del partido gobernante.

Unas horas más tarde, el blanco de las agresiones fueron la vivienda y dos vehículos de legislador Alfredo Pega. El funcionario responsabilizó a un sector de los manifestantes.

Los violentos hechos sacudieron a la comunidad y se temían nuevos conflictos.

A las 5:50 de ayer llegaron a Jacobacci 20 efectivos del grupo BORA y se especulaba que durante la jornada llegaría la orden de un desalojo que a priori aparecía como violento.

Los manifestantes se negaban a levantar la toma sin acordar algunos de los puntos reclamados.

Buyayisqui solicitaba restablecer el orden y garantizar el trabajo los empleados municipales antes de sentarse a negociar. El temor hizo reflexionar a las partes y ayer volvieron a verse las caras.

La reunión se realizó en la sede del Concejo Deliberante. Luego de negociar durante más de cuatro horas se acordó como punto numero uno el retiro voluntario de los manifestantes a las 21 de anoche.

Además se dispuso la distribución de bolsas de alimentos cada 30 días a familias carenciadas y la incorporación de leche en las mismas, la entrega de útiles escolares y calzado apto para el invierno a niños de bajos recursos.

Ambas partes coincidieron en fortalecer espacios de diálogo para seguir trabajando en las diferentes problemáticas que se plantearon.

Al término del cónclave, el dirigente de la Unter, Adrián Carrizo, se mostró satisfecho con el acuerdo y garantizó dar seguimiento a los pedidos realizados para que se cumplan en tiempo y forma.

Por su parte, Buyayisqui dijo que «se acordó algo en lo que venimos trabajando desde hace tiempo para dar respuesta a la gente».

Análisis: La historia y sus costos

Impresionó en medios políticos el ataque del que fue blanco el legislador radical Alfredo Pega. E impresionó por dos razones.

Una: Pega es un dirigente de estilo político sencillo, directo. Con esas herramientas, logró sólida inserción en todos los planos de su sociedad, Jacobacci.

Dos: Existen razones para creer que a lo largo de sus dos mandatos como intendente y en los tres años que lleva como legislador, Pega ha trabajado con humildad y determinación en procura de respuestas a los problemas de la castigada región que lo eligió. Es más, entre sus pares de la bancada radical, se lo reconoce como un «obsesivo» en la lucha por esas soluciones.

Estos perfiles fueron los que el domingo a la noche, en Roca, al enterarse del ataque a Pega, motivaron una significativa reflexión de un ex ministro radical:

– ¡Si a Alfredo le pasa esto, qué nos puede pasar a los que fuimos ministros!…

Entonces, ¿qué pasó con Pega?

Primero, que de cara al desencanto con la dirigencia, la irritación de amplias franjas de la sociedad no establecen diferencias entre los buenos o malos dirigentes. El cuestionamiento se alimenta desde otra conclusión: Todos los políticos son iguales. Entonces, leña.

Conclusión injusta y peligrosa. Pero eso es lo que sucede. Pero para el caso de Pega se suma un elemento más.

Milita y llega al poder desde un partido – el radicalismo rionegrino -, que para construir y reproducir poder, durante años las conductas del grueso de la dirigencia se verticalizaron a los designios de un puñado muy reducido de líderes. Un proceso que requirió de silencios, ausencia de autocrítica y un formidable autocondicionamiento de conciencias.

Proceso que a lo largo de la transición tejió oscuras e irresponsables decisiones que concluyeron afectando los intereses generales de la provincia.

Desde la acción u omisión, Pega fue un engranaje de esa maquinaria. Una pieza menor en cuanto a su propio poder, pero pieza. Su personalidad – con mucho de «buen pibe» -, ensambló perfectamente en los designios de unos pocos.

Lejos se está aquí de justificar – vía este argumento -, lo sucedido a Pega.

Simplemente reflexionamos sobre los costos a que suele someter la historia.


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