Ideas para festejar el Día del Niño de forma saludable

La alimentación durante la infancia es clave para asegurar una salud robusta en la adultez. Por eso es tan importante que adquieran una alimentación variada, suficiente y completa.

La importancia de la alimentación en los primeros años de vida, donde impacta directamente en el desarrollo de los niños, llevó a revisar los consumos que se hacen a esa edad.


En base a la importancia de dicha etapa, es fundamental implementar una nutrición saludable, para que los más pequeños coman variado y sumen todos los nutrientes necesarios, como proteínas, carbohidratos, grasas, agua, fibra, los pre y probióticos, las vitaminas y los minerales.

Jaqueline Schuldberg (M.N. 1170), Licenciada en Nutrición, especialista en alimentación infantil y miembro de la Asociación Argentina de Dietistas y Nutricionistas Dietistas (AADYND), explica que “no existe un alimento único con el que se asegure una óptima calidad alimentaria”.

“Lo importante es lograr que se consuman todos los alimentos que se incluyen en la gráfica de alimentación saludable del Ministerio de Salud, teniendo en cuenta los gustos y hábitos del niño y su familia. Son tan importantes los cereales o legumbres como los quesos o el yogur. El niño deberá consumir alimentos que le permitan cubrir sus necesidades de nutrientes y energía”, explica la licenciada.

Pero claro, surge la inevitable pregunta: ¿Cómo podemos reforzar las defensas de los más pequeños en estos tiempos?

Es fundamental incorporar las frutas y verduras en la comida.


En este caso, la explicación viene de parte de la médica patóloga Victoria Cavoti (M.N. 111677), que también es cocinera: “Cuando hablamos de sistema inmune la gran vedette es la microbiota intestinal: educa al sistema inmunológico para reconocer células propias del organismo evitando enfermedades autoinmunes y alergias; participa en la absorción de nutrientes; y secreta el 80% de la serotonina, neurotransmisor del bienestar y la felicidad; y produce acido butírico que mantiene al organismo en un estado de no inflamación. Para fortalecer la microbiota de nuestros pequeños es importante consumir prebióticos, que son el alimento de nuestras bacterias: bananas, cebollas, ajo, manzanas y cereales de grano entero son buenos ejemplos. Para diversificar la microbiota los probióticos nos permiten la incorporación de nuevas bacterias: las que poseen mayor evidencia científica son la L. Cassei, la Bifidobacterium Lactis y la L. Rhamnosus. La mejor forma de incorporar probióticos a nuestra alimentación y a la de los más pequeños es a través del yogur. Aunque no todos aportan probióticos, tenemos que buscar aquellos que en su rótulo indican ´contiene probióticos´ o los que indican la presencia de estas bacterias en la lista de ingredientes”.

Por otra parte, Cavoti asegura que “es imprescindible la incorporación de frutas y verduras de estación, que son ricas en fitoquímicos y colaboran con el ejército inmunológico, además de la práctica de actividad física: jugar a las escondidas, yoga para niños, saltar a la soga o improvisar una rayuela con tizas en el piso. La actividad física diaria libera endorfinas y serotoninas que actúan sobre nuestro sistema límbico e influye sobre el sistema inmune”.

Claro, siempre hay algún obstáculo en el camino. En algunos casos, uno de ellos es la neofobia: el rechazo de nuevos sabores. “Todos los niños pasan por un periodo de neofobia durante la infancia y el pico se da entre los 3 a 5 años. Es parte del proceso de descubrimiento de sabores, colores, temperaturas y texturas de los alimentos. Lo importante es ofrecer el mismo alimento en distintas presentaciones o preparaciones, por lo menos entre 10 a 15 veces. En este proceso invitar a los chicos a participar de la preparación de los alimentos es una manera divertida de acercarlos a un nuevo mundo de sensaciones y sabores”, destaca la nutricionista Schuldberg.


Otra dificultad radica en la organización familiar, advierte Schuldberg. “En el comienzo, hubo un desorden , asemejándose a unos días de vacaciones donde la planificación y el equilibrio no existieron. Al extenderse el aislamiento, las familias, comenzaron a ver que era necesario balancear las ingestas. Al poder planificar, y estar en casa, muchos niños se involucraron en las comidas y comenzaron innovar en la cocina, muchos conocieron alimentos nuevos y pudieron ver su transformación en una preparación. Involucrar a los niños con recetas para su edad, es una manera de sortear dificultades vinculadas a la alimentación”, expresó la especialista en nutrición infantil.

En una época en que revisamos consumos y ponemos el foco en nuestra salud, es una gran oportunidad para brindarle a los niños la alimentación saludable que merecen y necesitan.


La cocina, un espacio de juego y aprendizaje de hábitos saludables



La cocina es un espacio ideal para incorporar nuevos alimentos, aprender sobre buenos hábitos alimentarios, adquirir habilidades motoras y trabajar la ansiedad. Cuando buscamos comer más sano y casero debemos apelar al sentido común, a recetas fáciles y a la incorporación de nuevos ingredientes. Si nuestro niño está acostumbrado a comer tortas de cajita no vamos a ofrecer de un día para el otro una torta de algarroba porque el cambio es muy grande y vamos a lograr el efecto contrario. Para pasar a las recetas caseras hay que incorporar de a poco ingredientes más saludables como el azúcar integral, pasas de uvas y harina de algarroba siempre con algo de harina 000 para que quede esponjosa y harinas integrales extrafinas.

Por Victoria Cavoti.


Recetas



COOKIES
(Rinde unas 10 cookies medianas)

Ingredientes:
1 huevo.
1 cucharada de aceite de girasol u oliva o chía.
1/2 taza de azúcar.
1 taza y ½ de harina o premezcla en caso de celiaquía o alergia al gluten.
1 chorrito esencia o extracto de vainilla, chips de chocolate o granas de colores o coco rallado.

Preparación:
Colocar todos los ingredientes en un bowl, mezclar con tenedor y luego darle calor con las manos. Van a obtener una masa tipo engrudo. Dejar reposar un rato en la heladera.
Aceitar una placa para horno, hacer bolitas con la ayuda de una cuchara, colocar por encima los chips de chocolate o las granas y llevar a horno suave 10 a 15 minutos. Una vez que puedan levantar las cookies con un tenedor y no se pegan en la placa retirar, se solidifican fuera del horno. Dejar enfriar y disfrutar.



POSTRE DE CHOCOLATE
(En dos minutos y con probióticos)

Ingredientes:
1 yogur con probióticos.
1 cucharada de cacao amargo.

Preparación:
Mezclar todo en un bowl, si usamos yogur natural podemos agregar esencia o extracto de vainilla. Servir con maní sin sal o copos de cereal sin azúcar. Mi amiga, con quien comparto nota, hizo su versión helada colocando la preparación en el freezer.



TORTA PARA COMPARTIR

Ingredientes:
1 huevo.
1 cucharada sopera de aceite de girasol u oliva o chía.
1 yogur natural o de vainilla o una taza de leche o una taza de agua o soda.
1 taza de azúcar.
2 tazas y ½ de harina leudante o premezcla junto a polvo para hornear en caso de celiaquía o alergia al gluten.
Esencia de vainilla o ralladura de limón o naranja.

Preparación:
En un bowl mezclar el huevo, el aceite y el azúcar. Espumar. Agregar la harina en forma de lluvia y mezclar con movimientos envolventes del centro a los bordes.
Colocar la vainilla o la ralladura. Aceitar un molde de torta mediano o uno de budín inglés.
Horno medio entre 30 a 35 minutos o hasta que el palillo salga seco.



FIDEOS MOÑITOS CON PESTO DE BRÓCOLI

Ingredientes:
1 paquete de fideos moñito o el que tengas en casa.
4 a 5 arbolitos de brócoli.
2 cucharadas de yogur natural con probióticos o salsa blanca.
Sal y pimenta.

Preparación:
Cocinar el brócoli al vapor o en una cacerola con poca agua (cuanto menor cantidad agua menos pérdida de nutrientes durante la cocción). Por el otro lado cocinar las pastas.
Una vez que brócoli este tierno mixear, colocar sal y pimenta y mezclar con el yogur natural o la salsa blanca.
Servir con queso de rallar. Al no cocinar el yogur los probióticos se mantienen perfectos para diversificar nuestra microbiota.



PANCAKES DE GARBANZOS

Ingredientes:
1 lata de garbanzos (los enjuagamos bajo el grifo así retiraremos el sodio) o una taza tipo mug de garbanzos cocidos.
2 huevos.
1 cucharada sopera de verdura cocida o de harina común o la harina que quieras.
Cúrcuma o sal.
Pimienta.

Preparación:
En un vaso de mixer o licuadora licuar los garbanzos, los huevos, la cucharada de verdura o de harina y los condimentos. Queda una preparación lisa.
Dejar reposar un rato en la heladera.
Aceitar una sartén a fuego medio, colocar una cucharada de la preparación. Una vez que se forman burbujas dar vuelta.
Servir con ensalada de tomate o arroz. Podes reemplazar los garbanzos por lentejas.


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