Inflación de septiembre: un dato previsible que golpea sobre las posibilidades de Macri para el 27 de octubre

La nueva crisis económica que emergió tras las PASO dejó en claro que las metas de inflación estimadas por el Gobierno para este año, por enésima vez, no iban a cumplirse.

A partir de la segunda semana de agosto los precios pegaron un enorme salto y no apareció ninguna señal como para decir que esa tendencia cambiaría en septiembre. Peor aún, buscando recomponer la confianza del votante, el presidente Macri tomo una decena de medidas que sólo apuntaron a llevar dinero al bolsillo de la gente, por fuera de la lógica del modelo económico que se estaba aplicando hasta ese momento.

La suma de una fuerte devaluación y un ficticio estímulo al consumo no podía tener otro resultado.

En los primeros días de este mes las distintas consultoras privadas colocaban al índice de precios (IPC) de septiembre entre 5,5% y 6,2%. El INDEC lo único que hizo ahora fue confirmar el número: 5,9%. Enorme, cuando se analiza de dónde venimos y hacia dónde vamos.


En sus casi cuatro años, el Gobierno logró una inflación acumulada en torno al 300%. Este indicador representa un IPC promedio del orden del 40% anual, la más alta de los últimos tiempos.

La lucha contra la inflación fue uno de los ejes de campaña del presidente Macri antes de llegar a la presidencia. «En mi gobierno éste no va a ser un tema» o “En dos años la tendremos en un dígito”, fueron algunos de sus conceptos que hoy, con los resultados ya consolidados, desnudan -como mínimo- un claro problema de gestión en su administración.


El Gobierno no quiere hablar de los números de la economía a sólo días de las elecciones. No va a comentar nada sobre la caída que está sufriendo el PBI o los saltos que están mostrando los precios. Cada indicador que sale a la luz golpea de lleno sobre aquel potencial electorado a recuperar para el 27 de octubre. Y golpea aún más cuando el Gobierno intenta explicar como y porque se llegó a esta situación. Es un síntoma de la pérdida de credibilidad ante el electorado.

Con este descalabro macroeconómico que sufre la Argentina el Gobierno tiene muy poco margen de acción para poder modificar algo de la inercia que ya arrastran los acontecimientos. Las expectativas de la sociedad y los empresarios están puestas en las medidas a aplicar a partir del 10 de diciembre. Gane quien gane.


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