Italia ’90: El Vasco vuelve a tirar el centro, 30 años después

Julio Olarticoechea le cuenta a Río Negro cómo asistió a Claudio Caniggia para el 1-1 ante Italia. Un gol inolvidable que sirvió para encaminar la semifinal del Mundial ‘90 ante los anfitriones.

Redacción

Por Redacción

Nápoles, martes 3 de julio de 1990. El estadio San Paolo cobija a su propio Dios como lo ha hecho desde que Diego Maradona pisó por primera vez el sur de Italia, aunque esta vez es diferente. La semifinal transcurre dentro de una relativa calma porque Italia le va ganando 1-0 a la Argentina y se está clasificando a la final del Mundial, su Mundial. Hasta que de repente todo cambia en el minuto 22 del segundo tiempo.

Maradona, la deidad napolitana ahora vestido de albiceleste, quiere habilitar a Pedro Troglio pero hay un rechazo de la defensa italiana. El balón lo toma Burruchaga y lo juega para José Basualdo. Julio Olarticoechea se proyecta por atrás como una flecha y el pase está cantado, pero Pepe se la guarda y se la da otra vez al mejor del mundo. Diego mira y esta vez sí la pelota va para el Vasco, que antes da un rodeo para no quedar en off side.

El Vasco levanta la cabeza, amaga una vez como esperando un movimiento en el área y tira un centro, que en realidad es un pase exacto a la cabeza de Claudio Caniggia. En tierra de gigantes, el Hijo del Viento mueve su rubia cabellera hacia la izquierda y le cambia el palo a Walter Zenga. Se acaba de consumar uno de los goles más icónicos de la historia del fútbol mundial.

El Vasco abraza al Caniggia tras el gol ante Italia ante un San Paolo enmudecido.

Por un momento se detiene el tiempo en Nápoles y de repente el San Paolo se transforma en una intolerante olla a presión. Ya no hubo vuelta atrás. Después llegarían las manos de Sergio Goycochea, el héroe impensado de ese Mundial, para decretar el pase a la final.
“Hice la pausa un momento para darle tiempo a Cani que se pudiera acomodar y llegara al primer palo. Y salió como salen esas cosas que se dan de manera natural, que no se practican. A veces uno ensaya jugadas que quizás no salen nunca. Esta salió perfecta”, le dice a Río Negro Julio Jorge Olarticoechea, el Vasco, el jugador récord de la selección argentina en mundiales.

Más allá de haberse desempeñado en River, Boca y Racing, el Vasco es de esos típicos jugadores de selección, como también lo fue Caniggia. Olarticoechea ostenta la marca de ser el único futbolista argentino que nunca perdió un partido mundialista. En total jugó 12 encuentros entre México 1986 e Italia 1990. En tierra azteca fue suplente en los cuatro primeros encuentros (ingresando en segundos tiempos), mientras que en el ‘90 no estuvo en el partido inaugural contra Camerún ni tampoco contra Alemania. La final se la pierde por llegar al límite de tarjetas amarillas.

P- ¿En algún momento sospechaste que ante Italia sería tu último partido en un Mundial?
R- La verdad es que me doy cuenta después cuando terminó todo, la tanda de penales, llegar a la final… Durante el partido no, porque estás muy concentrado. Pero como era una final anticipada, cuando me sacaron la segunda amarilla (31’ del complemento) recién tomé conciencia de eso al final, cuando me enfrié.
P- Caniggia hace poco declaró que con plantel completo en la final, Alemania no ganaba. Si estaban vos, él, Giusti y Burruchaga otra hubiera sido la historia ¿Pensás lo mismo?
R- Modestamente creo que hubiera sido otra cosa. Contra Italia fue nuestro mejor partido, habíamos jugado muy bien y veníamos en alza. Estando completos nosotros, Alemania no nos ganaba. Con cuatro jugadores afuera y varios que venían lesionados dimos muchas ventajas.
P- Hubo un escandaloso tiempo adicionado del árbitro francés Michel Vautrot en el alargue. El favoritismo para Italia fue muy evidente…
R- Fueron como ocho minutos de más al final de cada uno de los dos tiempos del suplementario. Nos llenaron de tarjetas y estaba claro que Italia no podía quedar afuera de ninguna manera.

Jugada fatal ante Rusia,
cuando Olarticoechea choca con Pumpido.

P- Contra Rusia fuiste protagonista indirecto en la lesión de Pumpido, y directo en el centro para el gol de Troglio que destrabó el partido (2-0). Contame tus sensaciones en cada una de las dos jugadas.
R- Me tocó entrar de titular por primera vez en ese Mundial y con la fatalidad de la lesión de Nery, que era mi compañero de pieza en Italia. Fue una jugada muy desafortunada, no pude saltarlo y en el choque enseguida me di cuenta que se había fracturado porque sentí un ruido seco como de madera quebrada. Después en una jugada a la salida de un córner, pude meter el centro para el gol de Pedro que sirvió para encaminar el partido.

P– Te meto un poco en el Mundial ‘86. Cuartos de final con Inglaterra, la mano de Dios, el gol del siglo -ambos de Diego-, y el nucazo de Dios, de tu autoría. Fue la jugada defensiva más significativa de tu carrera?
R- De 2-0 pasamos al 2-1 y si hacían ese gol nos empataban. Sí, fue tremenda la jugada. Estar contra el arco, con (Gary) Lineker encima, fue realmente así: la nuca de Dios, más aún por el rival que teníamos enfrente.
P- Si bien no jugaste, no muchos tienen presente que estuviste en el plantel del Mundial España ‘82. ¿Qué recuerdos tenés de esa experiencia, en tu primer mundial junto Maradona de los tres que jugaron juntos?
R- Estaba en buena forma, pero Menotti respetó la línea de 4 del ‘78. Sí había jugado en la gira previa del ‘81 cuando César sacó a Galván, puso al Olguín de ‘2’ y yo pasé de ‘4’. No jugué pero estaba para hacerlo. A ese mundial fuimos con mucha confianza y eso nos jugó en contra. Eran los campeones del ‘78 más los juveniles que veníamos atrás como Maradona, Ramón Díaz, Calderón, Barbas y yo. Fue una lástima porque ese plantel era tremendo.

Tras el centro del vasco, Caniggia se anticipa a Zenga, ante la mirada de Maradona y Baresi.

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