Jardín: cómo transformar los brotes de álamo en una decoración

A través de los consejos de Raúl Pinto, experto en plantas, repasamos cómo podemos adaptar los brotes de álamos para ornamentar nuestros cercos y jardines.

Raúl Pinto, un experto de Stefenelli en el cuidado de plantas, diseñó una especie de ornamentación con los brotes de los troncos de álamos, que hacen la vista de los cercos muy atractiva y pintoresca.


Pinto es un trabajador de la zona rural, de 65 años. Con la experiencia que lleva en su espalda le diseñó a una vecina de la zona de Stefenelli estéticos cercos con los brotes de los álamos.

El pintoresco y decorativo cerco llama la atención de la gente que pasa por el lugar. Sucede que a los troncos de los álamos madre, que fueron cortados en su momento, comenzaron a crecerle muchos brotes.

Estas ramas no se desarrollan con la misma fuerza que los álamos originales, por lo que se tornan más “manipulables” a la mano del hombre. Pinto tuvo esa musa, esa inspiración natural, como seguramente en tantas otras creaciones que ha dado en su vida; y a quienes solicitan su sabiduría para atender y cuidar sus plantas y jardines.

El asunto es que aquel hombre pudo notar, entre sus curtidas manos, lo flexibles que eran tales ramas y apresuró en sellar inmediatamente la idea del momento entrelazando las ramas crecidas, de manera que queden encontradas entre sí y las ató con mimbre.

Los brotes tiene menos fuerza, por lo que son maleables. (Foto: César Izza)


“La unión de los brotes de álamo no tiene la resistencia que tiene el álamo raíz”, cuenta Analía Suárez a Río Negro, dueña del lugar donde el experto implantó su magia decorativa natural. Al atar los extremos de los brotes para darle ese aspecto de arco también pudo evitar que se quiebren y rompan los débiles tallos.

Esto logra que a medida que las ramas crecen, el arco se va extendiendo hacia arriba y a la vez fortaleciendo.

El aspecto es lindo, llamativo y cuando la vara se recuesta, la sabia se recuesta también; y los brotes van creciendo hacia arriba formando todo un conjunto de arcos ornamentales, algo que resulta muy vistoso. Esta “técnica” brinda un excelente cobertor y protector en el cerco.

Una vez atada las primeras ramas, Pinto se aleja unos pasos, para observar el lugar y el aspecto de su idea. Mientras camina, una tijera de podar cuelga del bolsillo del gastado pantalón marrón. El sol dejó huellas en su rostro y se nota en la expresión del hombre. El sudor de muchos años de trabajo y sacrificio no ha vencido su amplia imaginación y brillante creatividad.

A partir de la intervención de Pinto, un cerco puede transformarse en una decoración para el jardín. (Foto: César Izza)


Analía Suárez no dudó en mostrar a Río Negro su satisfacción ante el diseño único en su espacio verde realizado por el habilidoso, que cada mañana sale de su casa con sus herramientas a cuesta, para atender a aquellos que soliciten su servicio.

Quienes ya lo conocen esperan su llegada, precedida por los ruidosos bártulos y haciendo replicar las manos, esas curtidas por el trabajo.


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