Javier y Guido, desde Allen al espacio exterior

Ingusci y Raggi Mir son dos de los trabajadores del Invap que participaron en la construcción del satélite Saocom 1B, puesto en órbita días atrás. En diálogo con Río Negro, contaron cómo fue la experiencia y el arduo camino hasta el despegue.

Poner un satélite en órbita no es algo de todos los días, ni siquiera para los que trabajan en el rubro. Antes del despegue, se necesitan una enorme cantidad de horas invertidas y una fuerte coordinación de equipo.


Los allenses Javier Ingusci y Guido Raggi Mir formaron parte del equipo del Invap que construyó el Saocom 1B. El fin de semana pasado tuvo un exitoso lanzamiento desde Cabo Cañaveral, en Florida, Estados Unidos. Actualmente, ya se encuentra en funciones en el espacio junto a su antecesor, el Saocom 1A, allí desde 2018.

La histórica jornada del domingo se vivió con emoción y mucho suspenso en la previa debido a los factores climáticos que pusieron en riesgo el despegue.

La jornada de lanzamiento fue tensa, hasta el final no sabíamos si largábamos. Por suerte salió todo muy bien”.

Javier Ingusci fue parte del grupo que viajó a Estados Unidos para el despegue.

“Fue todo muy tenso, la noche anterior una tormenta y un rayo cercano. A la mañana ni bien lo prendimos tuvimos que hacer un retest, para verificar la integridad del satélite, por suerte salió todo bien. No teníamos miedo pero arrancamos con cierto nerviosismo”, detalló Ingusci, técnico electrónico que formó parte de la delegación que viajó a Estados Unidos.


“Después lo configuramos y las ocho horas siguientes fueron eternas. Hasta el momento final no sabíamos si largábamos por el clima, lo supimos un minuto antes si no hubiera pasado para el día siguiente. Salió todo muy bien, como equipo estábamos seguros”, agregó.

Raggi Mir, ingeniero electrónico, fue uno de los que monitoreó todo desde la sede de Invap en Bariloche. “Se vivió con muchísima emoción, nerviosismo y ansiedad. Al lanzar algo al espacio ya no tenés capacidad de arreglarlo, después de trabajar tanto tiempo tenés que entregarte a lo que dicte el cohete”, aseguró.

Me llena de orgullo tener la posibilidad de trabajar en la misma provincia en donde me formé y aportar a la ciencia desde este lugar”.

Guido Raggi Mir destacó su formación y desarrollo en Río Negro.


“Poder verlo llegar bien a órbita es súper emocionante, no solo el despegue en sí, sino que se separe bien del lanzador y mande las primeras telemetrías”, añadió. El proceso no fue fácil y el lanzamiento debió ser postergado más de una vez. Primero por la pandemia de coronavirus y luego por cancelaciones de SpaceX, la empresa de Elon Musk con la que se trabajó en conjunto.

Dato

50
personas formaron parte del equipo de trabajo que construyó el satélite; 18 de ellos viajaron a Florida.


“El trabajo tuvo altibajos por su complejidad. Hubo momentos difíciles, pasamos por varias etapas durante la fabricación del satélite. Se va probando parte por parte y después según se va integrando. En la recta final sentís más presión por la responsabilidad, pero es menos complejo que todo lo anterior”, analizó Javier.

“Es un trabajo largo que lleva mucho tiempo y desarrollo. Hemos sufrido varias cosas en el medio. Se necesita coordinación de mucha gente”, indicó Guido por su parte.

Ingusci, de 26 años, cumplió varias funciones durante el desarrollo. “Primero estuve en el sector de puesta en marcha donde probamos los circuitos y las placas electrónicas. Después en la integración en la que se unen las placas. Se va testeando y haciendo mediciones para que todo funcione correctamente. Cuando integramos el satélite completo hicimos los ensayos funcionales, ahí también tuve un rol de operador”, explicó.
Raggi Mir se desempeñó en comunicaciones.

“En el 1B tuve la responsabilidad de los subsistemas de las comunicaciones, tanto de subida y bajada de comandos y telemetrías, como el de bajada de datos de imágenes SAR, que es el producto que genera Saocom”, precisó.
Los dos allenses hicieron sus estudios secundarios en el Centro de Educación Técnica N°8 de la ciudad. Ese título de técnico electrónico es con el que Ingusci se desempeña en Invap. Raggi Mir, además, es ingeniero recibido en la Universidad del Comahue.


“El vaivén económico hace que los proyectos satelitales no tengan una ejecución lineal. Hay que esperar a tener presupuesto, es una tarea difícil y es estratégica a largo plazo. Es importante que se continúen con proyectos a futuro con un polo tecnológico en Bariloche, con gente formada. El rol del Estado es fundamental para eso”, reflexionó Guido.


Nacidos y formados en Río Negro, los dos especialistas son parte de un equipo, que una vez más, puso la bandera argentina bien alto, con un producto de relevancia mundial y en el espacio exterior.


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