30 años de cárcel por un «despliegue de violencia inusitado» contra una mujer en Plottier

La pena fue impuesta contra Julián Álvarez, el hombre que quemó la vivienda de su ex pareja, intentó asesinarla y la abusó, entre otros delitos.

Casi sin atenuantes y con un sinfín de agravantes vinculados con el múltiple daño causado a una mujer, el juez Gustavo Ravizzoli aplicó 30 años de prisión a Julián Augusto Álvarez (28), el hombre de Plottier que quemó la vivienda de su expareja, intentó matarla, la abusó sexualmente y amenazó a sus familiares. «Hubo una escalada de violencia», afirmó el magistrado pasado el mediodía de este lunes, al dar a conocer el veredicto.

El fiscal jefe Juan Agustín García y la fiscal de Violencia de Género, Carolina Mauri, habían pedido que lo condenen a 35 años de prisión. El defensor particular Maximiliano Gómez, en tanto, había solicitado el mínimo: 10 años. Al imputado lo encontró culpable un jurado popular.

Álvarez y Magalí del Valle Peralta (31, un hijo de 7 años de una pareja anterior) tuvieron una relación y él no aceptó cuando ella le quiso poner fin.

Ciclos de violencia


Álvarez se fue de la sala vociferando contra la víctima. (Florencia Salto)

A ella, que atravesaba ciclos de violencia de género, le costó asumir que era una víctima. Como muchas mujeres que se encuentran en esa situación, dijo que sentía «vergüenza», y que prefería poner su cuerpo para evitar que Álvarez cumpliera con las amenazas de hacerle daño a su hijo o a sus familiares.

El 2021 fue particularmente violento. El 6 de enero, Álvarez le quemó la vivienda en la que ella vivía en Plottier y le dejó los cadáveres de los gatitos calcinados en la ventana. Ella salvó su vida porque se refugió en la casa de una vecina, pero perdió todos sus bienes y sus elementos de trabajo.

El 8 de julio amenazó de muerte a sus familiares.

Tentativa de femicidio y abuso


El 11 de septiembre ocurrieron los hechos más graves: Álvarez la obligó a ir a su vivienda, también en Plottier, la golpeó, en su desesperación por escaparse ella se subió al techo perseguida por el hombre, quien la siguió golpeando y la tiró desde 3 metros de altura con la intención de matarla. El hecho fue calificado de tentativa de femicidio.

Magalí sufrió triple fractura de pelvis. En ese estado, el sujeto la cargó en sus brazos, la llevó a su habitación y la abusó. La madre le prestó ayuda, suministrándole psicofármacos para tratar de calmarle el dolor.

Recién dos días después, cuando sus gritos ya eran escuchados por los vecinos, la llevaron al hospital de Plottier y dijeron que se había caído de la moto.

Álvarez intentó ingresar a la sala de rayos con ella, pero se lo impidieron. Cuando Magalí estuvo a solas con el radiólogo, pudo denunciar lo que le estaba pasando.

«Una mujer fuerte»


La víctima estuvo acompañada por amigos y familiares. (Florencia Salto)

La operaron tres veces, le hicieron transfusiones de sangre, pasó 25 días postrada en una cama del hospital, luego inició su recuperación en silla de ruedas, después de ayudó con un bastón y casi cuatro meses después volvió a caminar con normalidad. «Es una mujer que le pone mucha garra a la vida. Eso la salvó», dijeron las especialistas que la atendieron.

En una entrevista con Río Negro, Magalí relató: «yo me dije ‘tengo que salir antes, no puedo estar un año y medio en silla de ruedas porque si no, a mi hijo no lo recupero más'».

El juez Ravizzoli citó en su veredicto el artículo 75 inciso 23 de la Constitución Nacional, que impone la responsabilidad de «promover medidas de acción positiva que garanticen la igualdad real de oportunidades y de trato, y el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos por esta Constitución y por los tratados internacionales vigentes sobre derechos humanos, en particular respecto de las mujeres», entre otros grupos en estado de vulnerabilidad.

Todos los agravantes


Gustavo Ravizzoli, el juez que impuso la condena. (Florencia Salto)

Para imponer la pena, tuvo en cuenta que Álvarez fue autor de todos los hechos. El incendio lo cometió de noche, también la tentativa de femicidio y el abuso sexual.

«Ejerció un despliegue de violencia inusitado», dijo el juez. «Atentó contra la vida de Magalí, que se integra por su vida en sí misma y también por su hijo, su hijo, su familia, sus afectos, sus amigos».

Durante todo el juicio por jurados que se realizó en marzo y en el juicio de cesura, la mujer estuvo acompañada por familiares y amigos que le brindaron un apoyo incondicional.

Un solo atenuante


El magistrado sólo encontró un atenuante para el imputado: su falta de antecedentes. Consideró que el consumo de sustancias «no derivó en una alteración de su personalidad y pudo comprender la criminalidad de sus acciones»; por su edad «es un adulto», y su nivel de educación (abandonó la escuela secundaria) «es suficiente para comprender» lo que hizo.

Cuando el juez Ravizzoli llegó al final del veredicto y anunció la condena a 30 años de prisión, Magalí se abrazó a sus familiares y amigos. Álvarez, mientras lo retiraban esposado de la sala de audiencias, le gritó una frase cargada de maldad y de odio.


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