Cómo operaba la banda del Alto Valle que cayó tras 12 robos: autos robados, armas y vigilancia extrema
Integrantes de una red criminal que operaba en Río Negro y Neuquén, especializada en robos a mano armada y robos de vehículos, fue formalmente imputada en Roca. La Fiscalía reveló el sofisticado modus operandi con roles definidos.
El Ministerio Público Fiscal (MPF) de Roca imputó a cinco hombres por un total de 12 entraderas violentas que sacudieron el Alto Valle durante el último año. De esta manera, se formalizó la investigación contra varios individuos por su presunta participación en una asociación ilícita dedicada a cometer una serie de robos agravados en viviendas y de vehículos con un alto nivel de planificación y violencia.
La audiencia reveló el engranaje y la estabilidad de una organización criminal que operó impunemente por casi un año, golpeando domicilios en Roca, Allen, Cipolletti y Neuquén capital, afectando gravemente la seguridad y la confianza social en el Alto Valle.
Los imputados enfrentan graves cargos que van desde la asociación ilícita hasta el robo agravado por ser cometido en poblado y en banda, con escalamiento y privación ilegítima de la libertad.
La exposición fiscal detalló una docena de hechos ocurridos entre octubre de 2024 y septiembre de 2025, demostrando que no se trató de sucesos aislados, sino de un plan criminal compartido. La clave para desentrañar la operatoria radicó en el análisis de dispositivos móviles, las cámaras de seguridad municipales y particulares, y el hallazgo de elementos que evidenciaban una estructura jerárquica y operativa.
El MPF hizo hincapié en la necesidad de preservar la identidad de los imputados durante la difusión, a fin de no frustrar futuras medidas probatorias, como ruedas de reconocimiento, aunque la defensa objetó que la información ya había sido ampliamente difundida en redes sociales. Finalmente, el juez Quelin homologó la petición de la Fiscalía y restringió los datos o imágenes que permitan identificar a los acusados.
El modus operandi y roles: organización, amas y vigilancia
La Fiscalía describió un modus operandi complejo y altamente coordinado, caracterizado por tres pilares: la distribución de roles, el uso de tecnología y la extrema violencia contra las víctimas.
La banda funcionaba como una sociedad estable y organizada con tareas distribuidas. Uno de los acusados fue señalado como el organizador de la asociación. Su rol incluía la recopilación de información para determinar los objetivos, el suministro de medios técnicos y, en ocasiones, la participación en tareas de vigilancia. Proporcionaba un dispositivo, también llamado ‘cantora’ o ‘bichito’ en las comunicaciones internas, que permitía acceso a la frecuencia policial, un elemento importantísimo para asegurar la impunidad durante la ejecución de los robos.
Otros miembros se dedicaban activamente a las tareas de «vigilancia y marcación». El seguimiento a los objetivos se realizaba en vehículos ‘legales’ de su propiedad, como un Ford Focus, para pasar desapercibidos antes de que la banda principal actuara. Por su parte, otros se ocupaban de la vigilancia (incluso utilizando un dron en uno de los casos), la ejecución directa de los robos, y el posterior ocultamiento de los vehículos sustraídos utilizados en los ilícitos.
La logística del delito: autos robados y patentes adulteradas
Un aspecto central de la mecánica delictiva era la utilización de vehículos sustraídos para cometer los atracos, con el objetivo de no dejar rastros de sus autos ‘legales’. Estos vehículos eran obtenidos de robos anteriores o en extraña jurisdicción (Neuquén o Cipolletti) y eran utilizados por toda la organización, demostrando la disponibilidad de recursos de la banda.
Entre los rodados mencionados, se encuentra una Jeep Compass Gris, robada en Cipolletti y utilizada en robos con alta violencia. Un Peugeot 208 blanco, cuya placa patente estaba intercambiada con la de otro vehículo para confundir a las autoridades. Fue usado en varios asaltos. Además, el MPF registró una Honda HR-V gris, fue empleada posteriormente en uno de los asaltos .
Los vehículos robados eran custodiados por el líder de la banda, según lograron reconstruir con la exploración de datos telefónicos. Esto refuerza su rol central en la logística y provisión de medios.
Ejecución de los robos y violencia extrema
La modalidad de ingreso a los domicilios solía ser violenta, forzando portones, puertas o escalando paredes y techos. En los asaltos, los delincuentes portaban armas de fuego tipo pistola y cubrían sus rostros con pasamontañas.
Una vez dentro, la violencia se intensificaba. Las víctimas eran reducidas a punta de pistola y maniatadas de pies y manos con precintos o alambres. En algunos hechos, se registraron golpes con la culata del arma, patadas y puñetazos para intimidar. El principal objetivo era obtener dinero, exigiendo insistentemente la entrega de dólares y la ubicación de la caja fuerte.
Para garantizar su huida, la banda sustraía los dispositivos DVR (que guardan las grabaciones de las cámaras de seguridad) y los teléfonos de las víctimas, buscando ganar tiempo y borrar rastros, una táctica claramente planificada. Luego, los celulares eran descartados a fin de evitar la geolocalización.
Las pruebas y la vinculación: de los robos a la asociación Ilícita
La Fiscalía sustentó su acusación con evidencia tecnológica y documental. La investigación se nutrió de la apertura de celulares incautados en este y otros legajos, donde se encontraron mensajes que vinculaban a los imputados.
En una de las comunicaciones entre algunos integrantes y otros «no identificados» se hizo evidente la conciencia de la organización sobre su actividad: «¿Sabes lo que pasa? Que si se juntan en el Río Negro y muestran afirmaciones de los hechos, sacan al toque quiénes son, boludo. Por eso hay que cuidarse, compañero. La otra semana hay que estar moviendo [realizando hechos]», citó la fiscal en el recuento de la evidencia preliminar. El uso de jerga (‘cantora’, ‘moviendo’) y el miedo a la exposición pública confirmaron la naturaleza organizada delictiva.
Además, en el marco de una detención, a dos imputados se les secuestró un dispositivo policial, llaves de vehículos robados (como la Ford Ranger sustraída en Neuquén), y papeles con nombres, apellidos y domicilios de posibles futuros objetivos en Río Negro, Neuquén y La Pampa.
El juez de garantías resolvió a favor de la formalización de la investigación por la asociación ilícita, considerando la abundante evidencia presentada por el MPF. En tanto, no tuvo por formulados los cargos contra uno de los imputados como jefe de la asociación, pero sí como un miembro más. El plazo de investigación penal preparatoria fue fijado por el plazo de 4 meses.
Respecto a medida cautelar solicitada por el equipo fiscal, el juez resolvió que queden detenidos cumpliendo prisión preventiva por el plazo de cuatro meses.
El Ministerio Público Fiscal (MPF) de Roca imputó a cinco hombres por un total de 12 entraderas violentas que sacudieron el Alto Valle durante el último año. De esta manera, se formalizó la investigación contra varios individuos por su presunta participación en una asociación ilícita dedicada a cometer una serie de robos agravados en viviendas y de vehículos con un alto nivel de planificación y violencia.
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