El juez Greca quiere que la Corte haga otra autopsia al soldado de Zapala: indignación de la familia

Ya pasaron cuatro meses y medio desde que Pablo Córdoba apareció con dos balazos en distintos lugares de la cabeza, y el juez no quedó convencido con el informe de los forenses de Neuquén.

El juez federal Hugo Horacio Greca tomó otra sorprendente decisión: pidió que la Corte Suprema de Justicia de la Nación haga una nueva autopsia del cuerpo del soldado Pablo Jesús Gabriel Córdoba, y le solicitó que responda las mismas preguntas que ya contestó el Cuerpo Médico Forense del Poder Judicial de Neuquén.

«Me parece una burla, una pérdida de recursos», expresó Natalia Uribe, la madre de Pablo. «¿Qué quiere decir, que los que hicieron la primera autopsia son inoperantes? ¿Puso a inoperantes a hacer la autopsia de mi hijo?».

Añadió que «si está buscando que alguien le diga lo contrario a lo que ya sabemos, todavía tiene que explicar por qué mi hijo no tenía pólvora en las manos, por qué el fusil no tenía huellas, por qué el cargador estaba fuera del arma. No sé qué busca el juez. Nos tiene de rehenes y pierde el tiempo».

¿Por qué pidió la nueva autopsia?


La decisión de Greca de pedir una nueva autopsia es difícil de entender y de justificar. Nadie cuestionó los resultados del trabajo de los forenses de la provincia de Neuquén: ni la familia de la víctima, a través del querellante Maximiliano Orpianessi, ni la fiscal Karina Martínez Stagnaro.

Pese a que la autopsia no fue cuestionada y nadie la puso en duda, el juez le pidió a la Corte Suprema que la haga de nuevo, una decisión extrema que se suele tomar cuando el primer trabajo científico deja preguntas sin responder o las responde con un margen de dudas amplio.

Pablo Córdoba, soldado voluntario de 21 años en el Grupo de Artillería 16 de Zapala, estaba de guardia la mañana del 1 de junio pasado. A las 6 se escucharon dos detonaciones, separadas por cinco minutos según testigos.

Cuando lo encontraron -y es un punto en discusión quién fue el primero que llegó junto a él- agonizaba. Murió en el hospital a las pocas horas.

La primera autopsia


La primera autopsia la realizó el 2 de junio la Coordinadora del Cuerpo Médico Forense del Poder Judicial de Neuquén, Haydée Fariña, quien entregó su informe el 28 de ese mes.

Como el juzgado, el Ejército y la Policía Federal sostenían la hipótesis del suicidio, no le dieron ninguna directiva. Es decir, no le pidieron que buscara nada en particular. Pero ese primer informe ya mencionaba que Pablo tenía dos disparos en diferentes sectores de la cabeza; efectuados desde muy corta distancia; y describía la trayectoria de los proyectiles.

Ampliación del informe


El 24 de agosto, Fariña, una forense de extensa trayectoria y muy respetada, presentó -a pedido- una ampliación del informe de autopsia. Ese informe es clave para la causa.

Allí afirmó sin dejar lugar a dudas: «tanto el proyectil de arma de fuego que ingresó por debajo del mentón como el que ingresó por la sien derecha produjeron una inhabilitación para realizar cualquier movimiento o acto consciente, toda vez que debido al daño cerebral producido hace imposible que el lesionado pueda realizar movimientos conscientes y activos».

Y agregó: «No puede determinarse científicamente, cuál de los dos proyectiles que impactaron y penetraron en la victima, fue el responsable directo de la muerte, toda vez que las dos lesiones ocasionadas por los proyectiles de arma de fuego, presentan entidad suficiente para causar la muerte».

Ese informe es el que le permite a Natalia Uribe y a Juan José Córdoba afirmar que en el expediente están las pruebas científicas, objetivas, de que su hijo no pudo suicidarse.

Las mismas preguntas, otra vez


Sin que nadie haya cuestionado ese informe, el juez Greca tomó una decisión irrespetuosa hacia la trayectoria profesional de Fariña. Sin dar fundamentos, pidió que la Corte haga una nueva autopsia y que conteste exactamente las mismas preguntas que le hizo a la jefa de los forenses de Neuquén.

«Determinar si la herida que presenta Pablo Córdoba debajo del mentón puede provocar la muerte directa o desmayo, o si existe la posibilidad de que pueda quedar consciente después de la herida» y «determinar cuál proyectil fue el que provocó la muerte» del soldado, son dos de las preguntas de Greca a los forenses de la Corte.

El único punto novedoso que solicita el magistrado es «determinar la dimensión del calibre utilizado». En las manos de Pablo no hay rastros de pólvora, y su fusil no tiene huellas digitales. Las vainas servidas y proyectiles que aparecieron junto a su cuerpo fueron levantadas en condiciones muy sospechosas, en diferentes días, y por personal sin conocimiento de criminalística. En concreto, no se sabe de qué arma salieron las balas mortales.

«Es una pérdida de recursos y de tiempo», remarcó Natalia. «La Corte tiene que asignar un turno, después se tomará su tiempo para hacer el informe, lo mandará al juzgado, y mientras tanto no se avanza con la investigación del homicidio de mi hijo», protestó.


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