«Era probable un femicidio»: la frase pericial que marcó el juicio por Nicole Posada, a un día del veredicto
Tras días de relatos crudos y casi 30 testigos, el juicio por el femicidio de Nicole Posada entra en su etapa final: mañana el jurado dará su veredicto.
Nicole fue la reina de belleza del barrio. Así la describió una trabajadora social forense en del juicio. Pero esa imagen, lejos estuvo de lo que realmente pasó y fue desvaneciéndose al ritmo del encierro, los golpes, las cicatrices y un silencio que se volvió costumbre. El juicio por su muerte, ocurrido en febrero del año pasado en Roca, ya tiene a todos los testigos escuchados. Mañana, después de los alegatos de cierre, el jurado popular dará su veredicto.
Doce personas comunes —seis mujeres, seis hombres— tienen en sus manos el destino de Oscar Carriqueo, su pareja, el padre de cinco de sus seis hijos y el único acusado. La imputación es clara: homicidio doblemente agravado, por el vínculo y por mediar violencia de género. La pena, si lo declaran culpable, los caminos conducen a la prisión perpetua.
Una vida marcada por la vulnerabilidad
Este jueves se realizó la anteúltima audiencia del juicio, donde quedó expuesta la crudeza del contexto en el que vivía Nicole Posada. La pericia social forense, a cargo de una licenciada en Trabajo Social del Poder Judicial, reconstruyó un escenario desolador: marginalidad, consumo temprano de drogas, maternidad adolescente y vínculos afectivos atravesados por la violencia.
«Era probable un femicidio», afirmó la profesional sin rodeos. Sostuvo que Nicole estaba inmersa en un ciclo de violencia sin salida y sin contención institucional ni familiar.
Ella vivía con Carriqueo, a quien había conocido a través de su propio padre, y con quien formó una pareja conflictiva, marcada por el sometimiento físico, psicológico, económico y simbólico.
Durante la audiencia se detallaron episodios de extrema brutalidad: ataduras, quemaduras con aceite y cigarrillos, desnudez forzada, golpes -incluso durante el embarazo- y agresiones en plena vía pública. Según testigos, Nicole también había llegado a mendigar en la calle, producto del nivel de sometimiento económico al que era expuesta.
La violencia no tenía descanso. Tampoco tenía testigos que hicieran algo. La hermana de Nicole relató cómo Oscar la golpeaba aún embarazada, cuidando de no lastimar el vientre, pero sin piedad con el resto del cuerpo.
El informe forense que incomodó a la defensa
La licenciada en Trabajo Social fue considerada testigo «hostil» por la defensa. Durante el contrainterrogatorio del abogado Oscar Mutchinick, el tono se volvió tenso.
El juez Oscar Gatti debió intervenir y marcarle la conducta a la profesional para calmar el intercambio. Pero nada logró desdibujar la contundencia del testimonio: Nicole estaba en peligro mucho antes de morir.
La psiquiatra y un estudio completo que no fue
Otro momento clave fue el testimonio de una psiquiatra forense desde Viedma. A través de una videoconferencia, la profesional fue convocada por la defensa para hablar de su evaluación sobre Carriqueo. Explicó que entrevistó al imputado en julio de 2024 y que, en el momento del hecho, él tenía rastros de consumo de alcohol y cocaína.
Según la especialista, esa mezcla podría haber generado una «desinhibición de la conducta» y reacciones agresivas, como las que se reconstruyeron en la causa a partir de testigos.
El test de alcoholemia marcó 1.67 gramos de alcohol en sangre en Carriqueo. «Inferimos que hubo una desinhibición de la conducta que, probablemente, haya generado reacciones agresivas que son las que reportan las personas que estuvieron con él», dijo la psiquiatra.
A partir de una pregunta directa de Mutchinik, la psiquiatra aclaró que Carriqueo nunca admitió la autoría del crimen. Cuando se le ofreció una segunda entrevista, aceptó inicialmente pero luego se negó a continuar.
El imputado y su silencio final
Durante el cuarto intermedio se especuló con la posibilidad de que Carriqueo declare ante el jurado. Pero no lo hizo. Es más, en medio de esa pausa, se observó al imputado dialogando con su abogado la posibilidad.
A pesar del impacto que podría haber generado su testimonio en el jurado, optó por el silencio. La audiencia se cerró así, sin más voces que escuchar.
Cómo sigue el juicio
Este viernes se realizarán los alegatos de clausura de ambas partes. Luego, el juez técnico, Oscar Gatti, le dará al jurado las instrucciones finales: cómo interpretar la ley, qué elementos pueden considerar como prueba válida, y cómo deben proceder para alcanzar una decisión.
Después, las y los doce ciudadanos se retirarán a deliberar en privado. El veredicto —culpable o no culpable— se espera para esa misma jornada.
El juicio por el femicidio de Nicole Posada se desarrolla bajo el sistema de jurado popular, una herramienta que en Río Negro se aplica desde hace algunos años para casos graves como este. La premisa es clara: son personas comunes, no jueces, quienes deciden sobre la culpabilidad o inocencia del acusado.
El rol del juez técnico es garantizar que el proceso se desarrolle según las normas y que el jurado tenga las herramientas necesarias para decidir con justicia. No pueden emitir penas, solo decir si el acusado es o no responsable del delito que se le imputa.
El caso de Nicole no solo sacudió a su entorno más íntimo. Con casi 30 testigos, entre especialistas, familiares, personal técnico y efectivos de seguridad, el juicio dejó expuesto un entramado de violencia sistemática, desprotección estatal y vínculos marcados por la desigualdad.
Este proceso tampoco se centra solo en condenar o absolver a un hombre. Se trata de darle un cierre judicial a una historia que empezó mucho antes de febrero, cuando Nicole fue asesinada.
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