Intento de femicidio en Parque Industrial: «llamá a la policía y vas a ver lo que te va a pasar»

Karen Ibarra recibió una puñalada en el pecho de su expareja Walter Orellana Flores, con quien tiene cuatro hijos en común. La agresión no cesó y la persiguió para seguir lastimándola con una llave inglesa y un martillo. Tiene riesgo inminente de vida.

Karen Ibarra está internada en terapia intensiva en el hospital Castro Rendón con un gravísimo cuadro de salud producto del ataque femicida que ejerció su expareja, Walter Orellana Flores, ayer, a las 16 horas apróximadamente en el sector El Trébol, detrás de la planta de gas de la empresa YPF en el Parque Industrial de Neuquén. El hombre la apuñaló en el pecho y lesionó su pulmón. Ella escapó, él la persiguió, la alcanzó: estaba herida y por la lluvia había mucho barro. Cayó en un zanjón, comenzó a golpearla con sus puños en el rostro y en la mandíbula. Regresó a la casa, donde viven los cuatro hijos que tienen en común, se llevó una llave francesa y un martillo. Fue hasta donde había quedado la mujer en estado de inconsciencia y absoluta indefensión, y continuó lastimándola en la cabeza.

Los vecinos de la zona avisaron a la policía. Cuando lo encontraron, Orellana intentó huir, pero fue atrapado. Los elementos que se usaron para la agresión fueron secuestrados.

Esta tarde lo acusaron de homicidio agravado por el vínculo, por alevosía y por haber mediado violencia de género, en grado de tentativa. El juez de Garantías, Marco Lupica Cristo, le impuso ocho meses de prisión preventiva. La investigación se extenderá por cuatro meses.

La fiscal de la Unidad de Violencia de Género y Doméstica, Carolina Mauri, dijo que los hijos tienen 11, 9, 7 y 6 años, y que el mayor intentó defender a su mamá, y el imputado lo golpeó en el rostro y en el brazo. Aseguró que el hecho se originó en la casa en la que vivían los chicos, pero Karen no permanecía allí, sino que iba a verlos mientras él no se encontraba. Habían estado en pareja 11 años.

El 25 de febrero de 2022, hace nueve meses, la mujer lo había denunciado en comisaría. Allí Karen contó que Orellana la amenazó: «llamá a la policía y vas a ver lo que te va a pasar». Relató que le tenía mucho miedo porque ejercía violencia de género desde que vivían en Salta, e incluso la había golpeado mientras estaba embarazada.

Mauri precisó que cuando fue trasladada por el SIEN al Castro Rendón, la mujer sufrió un paro cardíaco que logró ser revertido. Fue intervenida quirúrgicamente. Describió que tiene una herida en el centro del pecho, hacia el lado izquierdo. El elemento ingresó a la cavidad toráxica, lo que provocó la lesión pulmonar. Presenta una fractura del maxilar inferior, con desplazamiento y un traumatismo craneoncefálico grave, con fractura y hundimiento óseo.

Está en coma inducido, con riesgo inminente de vida, aclaró la funcionaria según el informe del médico forense.

Los niños también son víctimas


La pareja estaba separada hacía un año y medio. El ataque no fue un hecho aislado, sino que se encadena en otros episodios de violencia de género física, psicológica y económica. La mujer no tenía donde vivir, y en ocasiones dormía en una despensa cercana a la casa, ya que trabajaba en ese comercio.

«El cometido era la muerte de su pareja, y no logró ese cometido justamente por la intervención policial», remarcó la fiscal. Sostuvo que lo que se ejerció fue una «violencia especial, que es justamente la violencia letal, y no sobre cualquier persona, sino sobre su expareja y madre de sus cuatro hijos que se encontraban en el lugar del hecho».

La joven tiene 31 años.

El defensor público Mauricio Macagno asistió al imputado en la audiencia y no se opuso a los hechos descriptos en la formulación de cargos, ni a la medida de coerción solicitada por la fiscal.

El juez explicó que hacía lugar al plazo y a la detención cautelar y mencionó especialmente la protección a las infancias. Señaló que el hijo de la pareja de 11 años «no solo es víctima, sino que el resto de los niños» también lo son.

«Esto hace que sea operativa la debida diligencia reforzada, que nosotros debemos tener respecto a estos casos, en donde se ha sufrido una agresión, mediando violencia de género, y se encuentra potenciado por el interés superior del niño», agregó Lupica Cristo.

Subrayó que en esta ponderación de medidas es necesario pensar en que esos chicos «puedan continuar adelante con su testimonio y su desarrollo psiquíco-emocional». La fiscal indicó que aguardarán que se encuentren en condiciones para brindar su declaración en Cámara Gesell.

Hubo un hecho emblemático de descarga femicida muy similar a este en la región y fue el intento de asesinato de Ivana Rosales, a quien el 18 de abril de 2002 Mario Garoglio intentó ahorcarla con un alambre, la golpeó con una piedra en el rostro y en el cráneo, y la encerró en el baúl del auto. Ella le había planteado que se quería separar.


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