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Por la crisis, el Tribunal Superior de Neuquén suspendió su reunión de esta semana

El conflicto entre los vocales provocó su primer efecto institucional: la parálisis en la actividad del organismo que controla al Poder Judicial de Neuquén. Comenzó desde que la vocal Soledad Gennari denunció a su colega Germán Busamia.

El presidente del Tribunal Superior de Justicia de Neuquén, Evaldo Darío Moya, informó a sus pares que esta semana no habrá reunión de acuerdo. El feriado del miércoles, día habitual de esas sesiones, obligaba a adelantarla para el martes o postergarlo para el jueves. No fue ni una cosa ni la otra. Queda una mínima probabilidad de que se la convoque para el viernes.

Esta virtual parálisis es la primera consecuencia institucional de la crisis que atraviesa el Tribunal Superior de Justicia desde que la vocal Soledad Gennari denunció a su colega Germán Busamia por lo que ella consideró una situación de violencia de género laboral. El único juez que hasta ahora se pronunció sobre el tema no le dio la razón.

Las reuniones de acuerdo son el equivalente a las sesiones de la Legislatura, con la diferencia de que no son públicas. Ni siquiera se graba el audio. Una pena, porque de otra manera habría una prueba objetiva de lo que sucedió el miércoles 11, cuando discutieron Gennari y Busamia.

La vocal presentó su denuncia ante el fiscal general José Gerez, quien no suele tomar declaración a víctimas de violencia de género ni de ningún otro delito, el jueves 12.

Gerez no lo consideró un delito penal y envió el expediente al fuero laboral. Dos jueces se excusaron por amistad con Busamia y el tercero, José Manuel Ruiz, entendió que no era una situación de violencia de género laboral sino un conflicto institucional entre pares, porque no se cumple el requisito de la asimetría de poder. Dijo que lo tienen que resolver entre ellos, o con conjueces.

El legajo está hoy radicado en el Tribunal Superior de Justicia y no se decidió aún qué curso darle. Ese es uno de los motivos por los cuales Moya suspendió la reunión de acuerdo de esta semana.

Moya tiene para resolver otro asunto que lo involucra: la designación de su hijo en una defensoría. El gremio de los trabajadores realiza medidas de fuerza pidiendo que renuncie. Martín Moya Assef ingresó con un contrato temporario por seis meses, a pedido del exdefensor general Raúl Caferra. El decreto que lo designa lo firmó Gennari, que ahora está enfrentada con Moya por ese motivo.


Sapag mandó a hacer silencio


Por si le faltaran ingredientes a este escándalo, el exgobernador Jorge Sapag habló el martes y mandó a los vocales a no seguir mediatizando el conflicto.

Como informó este diario, el Tribunal Superior de Justicia es manejado por el oficialismo como una seccional del MPN y el líder histórico del partido vino a confirmarlo para los pocos que aún no se habían dado por enterados. La gravedad institucional de sus palabras, interfiriendo en otro poder, casi ni llamaron la atención.

La principal destinataria del bozal político parece ser la vocal Gennari, quien dio una maratón de entrevistas en radios y canales de televisión, de Neuquén y Buenos Aires, para difundir su denuncia. Además hizo publicaciones en su muro de Facebook donde atacó al juez Ruiz por no darle la razón.

Gennari afirmó en reiteradas oportunidades que está dispuesta a asumir los costos y dejar el cargo si es necesario para defender sus derechos. Habrá que ver si ahora se enfrenta a su jefe político: fue asesora general de la gobernación de Sapag, ocupa el cargo porque él la propuso y le responde en forma directa.

El viernes, la vocal tendrá una actividad programada desde hace tiempo: a las 18 presentará un libro sobre Perspectiva de Género en la Legislatura. Es una inmejorable tribuna para exponer.


Efecto inmediato


El candado mediático que le mandó a poner el jefe de la lista Azul al asunto explica también el silencio atronador que rodeó la denuncia. Todos y todas estaban esperando su palabra para saber qué hacer.

Ninguna dirigente del MPN, ni siquiera la ministra de Mujeres y Diversidad Eugenia Ferraresso, salieron a apoyarla o solidarizarse públicamente con la vocal. Tampoco las funcionarias que ocupan cargos equivalentes en municipios, ni legisladoras ni ONG feministas. No lo hizo la abogada Cristina Hendrickse, supuesto desencadenante de la discusión.

Sí lo hizo la Asociación de Mujeres Juezas Argentinas, cuyo consejo ejecutivo integra, y más de 1.300 personas que le enviaron mensajes privados o en las redes sociales, de acuerdo con sus últimas declaraciones.

¿Significa que el episodio no existió? Eso deberá definirlo una investigación judicial imparcial, en los tiempos que le insuma. Y se conoce que en el Poder Judicial si de algo saben es de manejar los tiempos y de tener paciencia.


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