Un año del crimen del soldado en Zapala: «Si no ponen un freno a esto, volverá a suceder»
Los padres de Pablo Córdoba hablaron sobre el estado de la causa, sus temores, esperanzas y la relación con el juez. El emotivo recuerdo de su hijo. Convocan a una marcha para este sábado a las 17.
Desde hace un año, los padres de Pablo Jesús Gabriel Córdoba sienten que es difícil levantarse cada día «y saber que no vamos a volver a verlo, que lo único que tenemos es una foto». Pero afirman que «nos queda mucha fe, mucha fuerza para enfrentar al Ejército y a la justicia, que es muy parcial». Hoy a las 17, como el 1 de cada mes, se concentrarán en la explanada de la municipalidad de Zapala para la Marcha de las voces y exigir que se esclarezca el crimen del soldado.
Pablo, de 21 años y soldado voluntario, cumplía guardia en el Grupo de Artillería 16 el 1 de junio del 2023 a las 6 de la mañana cuando recibió dos disparos en diferentes sectores de la cabeza. «Desde el primer momento -recuerda su padre, Juan José Córdoba Salto- las autoridades del Ejército salieron a hablar a los medios como un suicidio, pero lo grave es que el juez no dio ninguna directiva específica para la autopsia, eso le permitió seguir con este título de ‘muerte por causa dudosa’ durante un tiempo».
Juan José es suboficial principal del Ejército, y el juez que menciona es Hugo Greca, quien subroga el juzgado federal de Zapala. Trabaja en Roca, a más de 230 kilómetros de distancia, y tardó un mes en viajar a la ciudad para inspeccionar el lugar del hecho.
Natalia Uribe, la mamá de Pablo, remarca: «la ciencia demostró que a mi hijo lo mataron y por eso hemos logrado que se recaratule como homicidio simple, y debería estar investigándose más intensamente, tratando de recuperar lo que se perdió».
La ampliación de autopsia realizada en Neuquén y confirmada por forenses de la Corte Suprema señala que el primer disparo, cualquiera haya sido (no se logró determinar el orden ni el calibre) «lo inhabilitó para movimientos conscientes».
Otras muertes dudosas en el Ejército
Natalia y Juan José fueron entrevistados por Sergio Arregui para un especial de diario RÍO NEGRO que se puede ver en YouTube. La mamá dijo: «estoy cada vez más convencida que el Ejército tiene la estructura, el aparato para encubrir cualquier homicidio que pase ahí adentro. En el último tiempo, muy cercano al homicidio de Pablo, muchos chicos dentro del Ejército fueron encontrados sin vida con disparos en su cabeza y a todos los hicieron pasaron por suicidio como lo quisieron hacer con mi hijo, pero el error más grande que cometieron es que a mi hijo le dieron dos disparos, y eso nos habilitó a nosotros para estar en esta lucha y en la búsqueda de la verdad».
Agregó que «creemos que esto fue planificado, estamos cada vez más convencidos de que no es que Pablo estaba en el lugar incorrecto».
Como se sabe, al joven no le correspondía esa guardia: se ofreció a último momento en reemplazo de una compañera que tenía un problema personal.
Natalia explicó que «él nunca hacía ese turno de guardia, él siempre hacía la tercera apostada, y en esa oportunidad estaba en la segunda apostada. Lo sabemos porque siempre lo hablaba con su papá. Creemos que alguien se aseguró que sea Pablo quien estaba en ese lugar, ese día y a esa hora».
«Después teorías tenemos muchas respecto de quiénes fueron, pero sería imprudente decirlo. También tenemos teorías respecto del armamento que se utilizó, pero también sería imprudente de parte nuestra decirlo cuando tenemos un juez que a un año del asesinato de mi hijo sigue negándonos la posibilidad de presentar un perito que nos determine cuáles fueron los calibres con los que mataron a mi hijo».
Temor a que se repita
Advirtió que «si nuestras autoridades no ponen un freno a esto, va a volver a suceder. Si vuelven a ver que las autoridades de la ciudad no hacen nada para que esto se esclarezca, van a saber que pueden seguir haciéndolo acá y corren riesgo todos los jóvenes de Zapala».
Sobre el futuro, Juan José señaló que esclarecer el crimen «no va a aliviar el dolor lógicamente, pero sí va a hacer que esta lucha no sea en vano. Él va a poder descansar en paz, ese es nuestro objetivo. Y para eso necesitamos con suma urgencia desde el poder político, todo lo que sea necesario para que saquen a este juez nefasto, mentiroso, prepotente, que quiere tergiversar lo que pasó».
Por su parte Natalia dijo: «creo que Pablo necesita justicia, no está tranquilo, no está descansando en paz y eso se lo debemos nosotros y vamos a seguir luchando para que haya justicia».
«Creo que nuestro dolor es de por vida, creo que el día que mataron a Pablo nos mataron a nosotros. Nosotros estamos muertos en vida».
Quién era Pablo Córdoba
Nacido el 12 de mayo del 2002 en Zapala, Pablo hizo el nivel inicial y primario en el IFD 13, y el secundario en el EPET 11. Le gustaba el deporte, practicó rugby, fútbol, voley y boxeo. Era hincha de River como su padre.
El 2 de agosto del 2022 ingresó como soldado voluntario en el Grupo de Artillería 16 de Zapala. Su padre es suboficial principal; en ese entonces trabajaba en la Base de Apoyo Logístico en la ciudad, en diciembre del año pasado lo trasladaron a Covunco.
La última vez que su madre lo vio con vida fue el 31 de mayo a las 5 de la mañana, cuando se despidió con un beso en la frente, un «te amo» y un «nos vemos mañana». Salió para cumplir la guardia que no le correspondía.
«Pablo era un pibe muy aferrado a la vida», lo recuerda Juan José. «Enérgico, siempre, siempre tuvo energía, le gustaban los deportes de chiquito. Era terco en decir ‘yo voy a hacer esto, lo voy a hacer’. Este año tendría que haber estado en el Colegio Militar de la Nación porque estoy seguro que iba a ingresar, tenía muchos proyectos, un pibe sano, muy recto. En mi teoría yo digo que eso le jugó en contra esa noche, seguramente no lo han podido torcer y eso llevó a que se desencadene este trágico suceso».
Según Natalia, «Pablo era muy positivo, para mí que no soy una persona positiva, él encontraba el lado positivo en todo, ‘vamos mamá para adelante, dale, esto no es nada, vamos a salir’, siempre así, siempre predispuesto. Todos los que lo conocieron dicen lo mismo. Super respetuoso, muy comprometido con todo. Nunca iba a estar solo haciendo un trabajo. Muy compañero, muy leal».
La autopsia psicológica encarga por el juez a una experta de Gendarmería concluyó que “es posible deducir que no se cumpliría con los indicadores de conducta suicida o de autolesión, ya que no se evidenciaron sentimientos de desesperanza hacia el futuro; ni una conducta hostil para sí mismo”.
Los rasgos caracterológicos del soldado “indicarían una personalidad con una conducta entusiasta, sociable, alegre, con estabilidad emocional durante los meses previos a su muerte”.
Las conclusiones coinciden con lo que declararon algunos testigos. Horas antes de morir, Pablo estaba organizando un asado para el día siguiente porque habían cobrado el sueldo, y se había comprado ropa para asistir a la fiesta por el Día del Soldado prevista para el viernes siguiente.
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