Kalanchoe: el sencillo encanto de una suculenta

Esta planta originaria de África que se expandió por el resto del mundo, de hojas carnosas y flores bellísimas de distintos colores, requiere cierto cuidado en nuestro clima. Susana y Vanesa Muñoz, de Plottier, comparten sus secretos.

Los Kalanchoes, del género de las suculentas no cactáceas, pertenecen a la familia de las crasas y abren una gran puerta al mundo de estas grandiosas plantas: cada una de las 125 especies que existen muestra su mundo único e irrepetible. Los Kalanchoe se caracterizan por tener hojas carnosas, de color verde intenso y también por sus rarísimas formas. Algunas de estas extraordinarias crasas forman minúsculas rosetas en el borde de la gran hoja carnosa, como se aprecia en el kalanchoe daiigremontiana o el kalanchoe laetivirens.


Surgen en cada una de ellas los futuros tallos florales en el invierno y la primavera, en otros lo hacen diferentes y bellísimas flores, como se aprecia en el kalanchoe pumila, o la variedad de hojas despuntadas en sus bordes como el kalanchoe beharensis, son solo algunas de las tantas variedades que se puede apreciar.

Aunque las flores no son perfumadas, son dueñas de una belleza absoluta. Las hay rojas, rosas, amarillas, naranjas, blancas o púrpuras. Algunas son de solo cuatro pétalos, otras se muestran dobles y levemente puntiagudas en los bordes de cada pétalo, otras son similares a una campana alargada.

Como toda especie de las crasa, no requieren un riego excesivo y tampoco necesitan de muchos cuidados, pero no olvidarse de que en caso de integrar estas plantas en el interior deberá ser un espacio con buena luz y en el exterior no se aconseja tenerlas por mucho tiempo al sol directo, ya que podría quema las hojas y en invierno, como es una planta originaria de climas cálidos se la debe de proteger de las bajas temperaturas.

En nuestra zona hay que tener en cuenta siempre que se deben tener en lugares de reparo, y donde el ambiente sea luminoso. Es una planta originaria de África y se expandió por el resto del mundo en lugares de climas cálidos y se debe respetar su naturaleza.

La variedad pumila, con sus bellas flores lilas.


No podemos dejar de mencionar que algunas especies son medicinales y sus propiedades son muy similares a las de Aloe Vera.

Algunas se distinguen por su tendencia a producir hijuelos en los bordes de sus hojas, los cuales son réplicas en miniaturas de la planta original, que al crecer apenas un poco, suelen caer al suelo donde se reproducen enraizándose y asegura la supervivencia la especie. También se multiplican por semillas.


Los mejores cuidados



“Si bien la mayoría de estas suculentas son de exterior porque necesitan de la luz del sol, en nuestra zona, durante el invierno se las debe de proteger o guardar”, explica Susana Muñoz del vivero Elbita, de Plottier. Y agrega “no es una planta que se pierde, es una planta que vive por muchos años”.

El consejo de Susana es cultivarlas en macetones para protegerlas de las heladas de nuestro crudo invierno. Según la experta, la altura de los kalanchoes más florales, alcanza una altura de 30 centímetros y se reproducen muy bien por esquejes a través de sus hojitas.

Si la dejamos mucho tiempo en el sol – aclara Susana Muñoz- las hojas se envejecen y si bien se puede recuperar la planta, esas hojas se pierden.


En cuanto a la humedad es importante que la planta tenga una tierra con buen drenaje y no se encharque, indica Susana, ya que al ser una suculenta, en sus hojas guarda una buena cantidad de agua y tiende a pudrir sus raíces y hojas, si se excede de agua. Por lo tanto el riego debe ser poco frecuente, con abundante agua si hay buen drenaje. “En invierno debe ser esporádico”, dice.

Susana y Vanesa Muñoz aconsejan cultivarlas en macetas para resguardarlas del clima y también de animales – que al tener hojas carnosas – suelen ser el deleite de muchos. Son plantas que conviven bien con otras suculentas. Además se aconseja plantarlas con las de su especie, para que el cuidado sea el mismo.

En cuanto a su reproducción, Susana aconseja realizarlos con el extremo de las hojitas. Recomienda un método sencillo, colocándola dentro de un táper transparente con un poco de agua, tapar y dejar por siete días, que la hojita dará inicio pequeñas raíces. También se puede hacer a través de sus hojas o tallos que dan hijuelos . Al transplantarlos se desarrollan muy bien”, concluyo Susana que junto a su hermana Vanesa se dedican al joven Vivero de Plottier, ubicado en calle Pellegrini 2423.


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