Kirchnerismo y justicia: veremos excesos que ni imaginamos
Todos sabemos que el kirchnerismo tiene una relación pésima con la Justicia desde sus inicios en Santa Cruz. Su heredero –el cristinismo– la ha empeorado, con los sucesivos intentos de amedrentamiento, retaceos de información, elección de jueces amigos y, por fin, con la batería de leyes de la ridículamente llamada “democratización de la Justicia” que ha naufragado en parte y es deseable que sea derogada íntegra cuando la mayoría en el Congreso deje de pertenecer al gobierno. En estos últimos dos años finales de la gestión kirchnerista es seguro que veremos nuevos intentos para dominar al Poder Judicial, por la sencilla razón de que este gobierno es incompatible con una Justicia rápida, eficiente e imparcial. Demasiadas irregularidades como para tener fiscales y jueces que se atrevan a investigar, juzgar y condenar. Sería un riesgo enorme para el grupo que se ha enriquecido en la década que ellos se ganaron. Ésa fue la verdadera razón del paquete de leyes del año pasado, de la remoción del procurador Esteban Righi, de los pedidos de juicio político (fracasados) contra algunos jueces, de las denuncias penales, presiones e intentos de seducción a algunos consejeros de la Magistratura (también frustrados), de los recortes presupuestarios en moneda constante al sistema judicial, de los ataques verbales permanentes contra la independencia de los jueces, del inadmisible atropello al fiscal José María Campagnoli. En fin, de todo lo que el gobierno y sus voceros hacen día a día contra la Constitución y contra las leyes. ¿Qué podemos hacer? Simplísimo: no achicarnos y seguir cada día más firmemente en la defensa del Poder Judicial y del imperio de la ley. Venga quien viniere al Consejo de la Magistratura, sea cual fuere el proyecto de ley que inventen o los cargos que prometan. Y además, hay que tener cuidado con otras quintas columnas que la inteligencia kirchnerista camufla como avances ‘nac & pop’: el intento de dictar un innecesario Código Civil o igual de malo, de aprobar un Código Penal que en vez de reducir la increíble inseguridad que generó este gobierno la fomente reduciendo las penas y eliminando conceptos básicos como su agravamiento por reincidencia. Serán dos años muy duros donde, como en todo fin de fiesta, veremos excesos que ni siquiera imaginamos. Lamentable pero inevitable, porque el kirchnerismo fue así y lo seguirá siendo. (*) Miembro del Consejo de la Magistratura de la Nación por el sector de los abogados porteños
ALEJANDRO FARGOSI (*)
Todos sabemos que el kirchnerismo tiene una relación pésima con la Justicia desde sus inicios en Santa Cruz. Su heredero –el cristinismo– la ha empeorado, con los sucesivos intentos de amedrentamiento, retaceos de información, elección de jueces amigos y, por fin, con la batería de leyes de la ridículamente llamada “democratización de la Justicia” que ha naufragado en parte y es deseable que sea derogada íntegra cuando la mayoría en el Congreso deje de pertenecer al gobierno. En estos últimos dos años finales de la gestión kirchnerista es seguro que veremos nuevos intentos para dominar al Poder Judicial, por la sencilla razón de que este gobierno es incompatible con una Justicia rápida, eficiente e imparcial. Demasiadas irregularidades como para tener fiscales y jueces que se atrevan a investigar, juzgar y condenar. Sería un riesgo enorme para el grupo que se ha enriquecido en la década que ellos se ganaron. Ésa fue la verdadera razón del paquete de leyes del año pasado, de la remoción del procurador Esteban Righi, de los pedidos de juicio político (fracasados) contra algunos jueces, de las denuncias penales, presiones e intentos de seducción a algunos consejeros de la Magistratura (también frustrados), de los recortes presupuestarios en moneda constante al sistema judicial, de los ataques verbales permanentes contra la independencia de los jueces, del inadmisible atropello al fiscal José María Campagnoli. En fin, de todo lo que el gobierno y sus voceros hacen día a día contra la Constitución y contra las leyes. ¿Qué podemos hacer? Simplísimo: no achicarnos y seguir cada día más firmemente en la defensa del Poder Judicial y del imperio de la ley. Venga quien viniere al Consejo de la Magistratura, sea cual fuere el proyecto de ley que inventen o los cargos que prometan. Y además, hay que tener cuidado con otras quintas columnas que la inteligencia kirchnerista camufla como avances ‘nac & pop’: el intento de dictar un innecesario Código Civil o igual de malo, de aprobar un Código Penal que en vez de reducir la increíble inseguridad que generó este gobierno la fomente reduciendo las penas y eliminando conceptos básicos como su agravamiento por reincidencia. Serán dos años muy duros donde, como en todo fin de fiesta, veremos excesos que ni siquiera imaginamos. Lamentable pero inevitable, porque el kirchnerismo fue así y lo seguirá siendo. (*) Miembro del Consejo de la Magistratura de la Nación por el sector de los abogados porteños
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