La avaricia de Cristina

La avaricia es uno de los siete pecados capitales, según las enseñanzas morales del cristianismo. La señora Cristina Elizabeth Fernández, viuda de Kirchner, no puede ocultar ese vicio.

De su época de estudiante de bolsillos flacos a la actualidad, donde amasó su fortuna como “abogada exitosa”-pese a no haber firmado jamás un escrito patrocinando una defensa o querella, ni haber estado inscrita en ningún Colegio de Abogados-, corrió mucha agua bajo el puente. Sin embargo pretende incrementar su inmensa fortuna a costa del impuesto de los ciudadanos.

La Ley N° 24018 concede asignaciones mensuales vitalicias para el presidente, vicepresidente de la Nación y jueces de la Corte Suprema. Y extiende el beneficio al viudo/a del beneficiario. Pero es clara y precisa en cuanto a las excepciones.

Artículo 5.- La percepción de la asignación ordenada en el artículo 1, es incompatible con el goce de toda jubilación, pensión, retiro o prestación graciable nacional, provincial o municipal, sin perjuicio del derecho de los interesados a optar por aquélla por estos últimos beneficios”.

Y la “abogada exitosa”, a pesar de su fortuna, al producirse la muerte de su esposo tramitó la pensión de su cónyuge fallecido. Y al cesar su cargo de presidenta de la Nación, comenzó a tramitar su jubilación vitalicia pese a estar prohibido por la misma ley.

Un dictamen de la Procuración General del Tesoro a cargo de Carlos Balbín resolvió que la líder del FpV ya no pueda percibir doble asignación. Pero en su avaricia, desconocimiento del derecho y abuso del poder, ahora como vicepresidenta de la Nación, insiste en el cobro de lo que la ley no permite.

Orlando Agustín Gauna

DNI 6.255.319

Santa Fe


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