La causa por el crimen de Neumann quedó sin sospechosos

Los únicos dos imputados en el expediente que lleva el juez Calcagno fueron sobreseídos. Al médico policial lo mataron en 2010 en la puerta de su casa de El Bolsón.

JUSTICIA

Guillermo Neumann recibió un llamado en su celular mientras estaba en Bariloche con su familia. Alguien le pidió que regresara rápidamente hasta El Bolsón porque lo necesitaban. Neumann era médico policial y había una persona muerta que tenía que examinar para definir la autopsia. La noche comenzaba a caer sobre la región cordillerana y el hombre emprendió el último viaje hacia su ciudad. Cuando arribó a la avenida San Martin 2075, su esposa bajó del Peugeot 307 para ir al baño. El departamento que alquilaban estaba ubicado en la planta alta. El médico se quedó al volante. Sus dos hijos de 3 y 5 años estaban en el asiento trasero. En segundos, un sujeto que se ocultaba entre la vegetación, irrumpió por la puerta del acompañante, le apoyó un pistolón en la cabeza y disparó. Luego, escapó mientras Neumán caía herido de muerte sobre el suelo y su esposa gritaba aterrada y pedía ayuda. El médico de 40 años murió minutos después.

El hecho ocurrió antes de las 21 del 26 de marzo del 2010. Cinco años después, el crimen sigue impune y la investigación se quedó sin imputados.

El juez Ricardo Calcagno dictó la semana pasada el sobreseimiento de Ricardo Arriagada y Agustín Emanuel Pérez, los únicos sospechosos vinculados a la causa.

Calcagno informó que la defensa solicitó el sobreseimiento y que el fiscal Guillermo Lista no se opuso. Tampoco el abogado Alejandro Pschunder, que representa a la madre de la víctima, única querellante en la causa porque la viuda de Neumann, Sandra Sachser, renunció a finales del año pasado con fuertes críticas a los actores que intervinieron en la investigación.

Hasta la fecha no se sabe quién le pidió a Neumann que regresara esa noche hasta El Bolsón. Los cruces no establecieron si lo llamaron desde la Policía o desde el hospital.

Calcagno estaba de turno cuando lo asesinaron. El juez recibió el aviso alrededor de las 21 y pasó a buscar al fiscal y al entonces secretario del juzgado Sergio Pichetto. Cuando arribaron minutos antes de las 23 a la Comisaría 12 de El Bolsón, los policías que recibieron al juez estaban tomando mate, recordaron fuentes judiciales. A la comitiva judicial les llamó la atención que hasta ese momento no había demorados ni detenidos por el crimen del médico policial.

Los policías de la Brigada de Criminalística llegaron alrededor de la 1:30 del 27 de marzo, procedentes de Bariloche.

En el lugar del crimen hallaron roto el pistolón calibre 36. El caño quedó en el vehículo y el asesino arrojó la empuñadura cerca del baúl del auto. En las inmediaciones encontraron una gorra nueva con la leyenda bordada “El Bolsón Patagonia” y un cinto de cuero, con una cartuchera. Además, el homicida dejó una campera de buzo colgada en una reja del domicilio. En un bolsillo de esa campera encontraron tres proyectiles.

Nunca se estableció en qué comercio de El Bolsón pudieron haber vendido el gorro o el cinturón de una marca reconocida.

Las sospechas cayeron sobre Arriagada, que tenía 22 años, porque un policía dijo que lo había visto con la campera que el homicida dejó en el lugar.

El joven fue detenido horas después del crimen en un allanamiento por orden de Calcagno. Pérez cayó preso porque era vecino de Arriagada. Ambos fueron trasladados hasta Bariloche. En el juzgado fueron indagados y se les imputó el homicidio de Neumann.

Desde la Policía deslizaron confiados que el caso estaba cerca de ser resuelto.

“La Policía ha hecho un excelente trabajo de investigación y ahora estamos esperando que el juez tome declaración al detenido”, afirmó el entonces ministro de Gobierno de Río Negro, Diego Larreguy, en el sepelio de Neumann.

Pero no apareció ninguna prueba que los incriminara. Por eso, Calcagno les dictó la falta de mérito el 9 de abril del 2010 y los excarceló. En cinco años no aparecieron evidencias que los comprometieran.

Las fuentes explicaron que Criminalística de la Policía informó al juez una numeración incorrecta del arma que usó el homicida. Semanas después desde el juzgado se constató que el arma estaba registrada en Ensenada, provincia de Buenos Aires. Quién compró el arma la noche anterior al crimen de Neumann sigue siendo un misterio. Tampoco los cotejos de ADN arrojaron datos favorables.

Un año atrás, Calcagno había asegurado que se investigaron todas las hipótesis posibles, desde algún ajuste de cuentas por su trabajo como médico de la Policía de Río Negro hasta un supuesto sicario que vino de otro lado para un homicidio por encargo. “Se investigó todo y no se llegó a ningún puerto”, reconoció.

El juez explicó esta semana a «DeBariloche» tras dictar los sobreseimientos que “la investigación sigue, pero lamentablemente nos quedamos sin sospechosos”.

Cinco años de impunidad

El posible autor del homicidio del médico policial Guillermo Neumann compró el pistolón calibre 36 la noche anterior al crimen. Fuentes judiciales recordaron que Juan José Soria le vendió el arma al sujeto, que llegó a acompañado de Roberto Juan Cabrera para hacer la operación.

Soria y Cabrera estuvieron imputados como presuntos autores del delito de entregar un arma a una persona que no es su legítimo usuario. Se los detuvo, fueron indagados, pero nunca dijeron quién fue el comprador. Ese pacto de silencio se mantiene hasta ahora.

El juez elevó en mayo del 2013 la causa a juicio contra Soria y Cabrera por ese delito a pedido del fiscal Guillermo Lista. Pero la Cámara Criminal Segunda declaró la nulidad de las actuaciones.

Este sábado, una alta fuente judicial recordó que se declaró la nulidad porque no se puede desvincular el arma que produce la muerte de la causa principal que investiga el homicidio. Señaló que lo esencial es descubrir al autor del crimen.

En cinco años nadie aportó ningún dato que permita identificar al comprador del arma. Las fuentes creen que allí está la clave para esclarecer el hecho, pero el temor y la complicidad se impusieron durante todo este tiempo. ¿Por qué lo mataron? Nadie lo sabe, sólo hay sólo especulaciones.

El abogado Víctor Massimino, que defendió a Ricardo Arriagada desde el inicio de la investigación, sostuvo que “se presentaron un montón de pruebas que acreditaron que Arriagada no era el autor”.

Dijo que Arriagada tenía una campera verde como la que hallaron en el lugar del crimen. Pero era de otro material. “Además entraban dos Arriagada en la campera del supuesto homicida”, indicó el abogado. Las pruebas de ADN tampoco lo incriminaron. Señaló que fue notificado el 6 de abril del sobreseimiento del joven.

Jorge Villalobos

jvillalobos@rionegro.com.ar


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