La emoción de Don José: cumplió cien años y le prepararon un festejo sorpresa

José Salatino Mazzulli, un reconocido vecino de Choele Choel, cumplió 100 años. Y la Asociación Amigos del Museo de la localidad, al que este italiano de nacimiento le dedicó su pasión, le preparó un festejo muy especial. Mirá el video.

Cumplir años y festejarlos en un contexto de pandemia hace que el día sea doblemente extraordinario. José Salatino Mazzulli, un reconocido vecino de Choele Choel, sopló las velitas de su torta de cumpleaños en un festejo muy especial. Un festejo que le llegó al corazón y que lo hizo llorar de emoción al verse rodeado por sus afectos, en medio de la calle, para poder cumplir con las normas de cuidado..

Fue un homenaje muy particular, organizado por la Asociación Amigos del Museo de Choele Choel. Se le reconoció su trayectoria y su invaluable aporte a la cultura y a la historia de la región. Movido solo por su vocación, José logró cosechar el reconocimiento popular por el trabajo que realizó durante toda su vida, de manera silenciosa, casi anónima.

El lunes 9 de noviembre, cerca de las 11 de la mañana, en la vereda frente del edificio del museo, adornados para la ocasión, llegó don José acompañado por sus familiares, y allí festejó con todos los presentes.

Los responsables del museo señalan que “su vida , construida fundamentalmente desde el esfuerzo, los mejores valores y las ganas de vivirla plenamente, merece ser celebrada, especialmente en esta ocasión.”

Las hojas amarillas donde está escrita parte de la historia de José Salatino Mazzulli dicen que es italiano de nacimiento y argentino por adopción. Llegó a Buenos Aires, en barco luego de navegar 26 días en el vapor “Mendoza” junto a su madre y un hermano en 1930.

A los 11 años comienza a trabajar en una zapatería como lustrabotas y al mismo tiempo concurría a la Escuela Nº 1, en donde cursaba 1º grado. Pero poco tiempo después se fue a trabajar a la estancia “Los Cerrillos”, que perteneciera a Juan Manuel de Rosas, en San Miguel del Monte, donde le pagaban mensualmente $ 8.

El trabajo como el deseo de aprender más hicieron que deambulara por distintos campos en los partidos bonaerenses de Chascomús, Cañuelas, General Belgrano, San Vicente, Ranchos y otros.

A fines de 1947 logra ingresar al Ferrocarril Sud donde ingresó como peón aprendiz en mecánica, en coches y vagones, con asiento como lugar de trabajo en el Km. 5 (Gerli-Escalada). Allí permaneció hasta junio de 1948, cuando fue transferido a Darwin, (Río Negro) y donde permaneció hasta 1980, cuando se jubiló, para dedicarse a su pasión campera y amante del folklore.

En 1961 edita su primer libro, “Pampa, Valles y Cerros”, con 64 obras gauchescas.

En 1964 con un grupo de amigos, crea la Peña Folclórica “Chasí-Leufú”, que fue pionera en Valle Medio, teniendo destacada participación en festivales como el Festival Provincial de Folklore, que luego en Choele Choel quedó como sede permanente.

Se trasforma en un coleccionista de “cosas gauchescas”, con la intención de que los jóvenes conozcan los atavíos y la artesanía campera.

Luego se fueron sumando disciplinas: arqueología indígena, de las campañas militares al Río Negro, paleontología del Bajo del Gualicho, incluyendo fósiles animales y vegetales, preservados en la región por millones de años. Con unas 5.000 piezas logró formar el Museo Salatino Mazzulli, que funcionó en Darwin por treinta años.

La recolección de los objetos lo hacía en sus ratos libres –luego de las agotadoras jornadas en la cuadrilla ferroviaria, moviendo durmientes y haciendo reparaciones- sufrió el incendio intencional de su museo sin que nadie pueda explicarse nunca que motivó ese inexplicable acto de vandalismo. Aun así, volvió a juntar las cosas que se salvaron del fuego, y rearmó su museo.

Tomó muchas notas y en su afán autodidacta reunió experiencias e historias que volcó en libros “Apuntes de un Buscador de Cosas”, “Las heroínas fortineras” “Las rastrilladas o caminos” “Campos Santos Olvidados” y “En pos de Pueblos Originarios”.

Una década más tarde y tras varios inconvenientes trasladó todas sus pertenencias a Choele donde reabrió su Museo, que funciona en su casa de Alsina 1452. Por el trabajo destacado tiene reconocimientos a nivel nacional por profesionales, científicos y distintos organismos gubernamentales y no gubernamentales.

Allí se pueden ver puntas de flecha, restos de armas y utensilios utilizados por los soldados enviados a combatir a los indígenas en lo que se denominó bajo el eufemismo de “Campaña al Desierto”.

Todos detalles con los que quedará en la historia el merecido homenaje a “don José”que “ha sido un cultor, investigador y difusor del folklore nacional, siendo italiano de nacimiento” y que «fue un iniciador de la enseñanza y el surgimiento de peñas folklóricas nivel regional”.


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