La escuela de Huergo que se recicló

Creatividad e inventiva. En la ampliación y reforma de una escuela pública en Ingeniero Huergo, la Arquitecta Liliana Barion, de Regina, le dio su toque personal y singular, aprovechando objetos y estructuras del viejo edificio.

El desgaste edilicio de la histórica escuela 232 de Ingeniero Huergo marcaba un deterioro importante en su estructura de más medio siglo. El edificio tuvo sucesivas ampliaciones, probablemente atendiendo urgencias de mayores superficies, pero estaban muy lejos de ser espacios funcionales para una escuela primaria de jornada extendida.
Desde el 14 de abril luce completamente distinta. La reutilización del material obtenido de la antigua obra sirvió para cumplir y resolver trabajos de menor dimensión y abaratar costos. El buen gusto personal quedó estampado en el diseño y remodelación a cargo de la arquitecta Liliana Barion que, por ejemplo implementó puertas tipo granero en el espacio destinado a la biblioteca.


Pero también en las maderas que hace algún tiempo revistieron el techo del viejo edificio, y que ahora se transformaron en cómodos bancos del patio nuevo o en la vieja campana de hierro, que anunció el recreo a miles de guardapolvos blancos a través de los años, y ahora encontró un lugar significativo en el playón de juegos.
Además, con parte del material extraído del viejo techo se construyó un bicicletero cubierto. Allí, aún quedan plasmadas como testigo del tiempo, algunas manchas de óxido.


Desde sus inicios, el proyecto sufrió varios contratiempos debido a que la primera empresa desistió en seguir y la Licitación Pública N° 18/17, se extendió hasta abril de este año 2021 en su etapa de finalización de obra. Como consecuencia el proyecto ejecutivo sufrió numerosos cambios y sumas de tareas adicionales.
“Varias cosas no se tomaron en cuenta a la hora de proyectar. El más grave era el de los niveles, porque la escuela original está por debajo del nivel del cordón cuneta”, especificó Barion a Río Negro.


“La ampliación propuesta en el proyecto inicial de más de 700 m2, no se justificaba técnicamente hacerla a un nivel tan bajo”. Los agravantes de una napa a escasos metros de la superficie, el canal de riego lindante, la cisterna y tanque del D.P.A., en días de lluvias la escuela se inundaba por la saturación del terreno y afloraba la napa en las aulas, indicó. Esto llevó a una reformulación total del proyecto salvando viejas aulas y readecuando el diseño.


En las aulas, las ventanas dan entrada al día y ofrecen un ambiente cómodo y acogedor para los alumnos, además de nuevas instalaciones lumínicas.
La ubicación de una línea de fresnos rojos y dorados situados a la par de las ventanas, en la parte oeste de las aulas cumplen una función importante, como protección para las aberturas de los ambientes al enfrentar las variedades climáticas, además el oxígeno necesario y la purificación del aire, que producen los árboles. Los pintorescos fresnos protagonizaron un momento muy conmovedor cuando se plantaron en forma conjunta con los alumnos sellando un acto único y de gran sentimiento en la historia de la tradicional escuela de Huergo.


Luego, el tiempo de pandemia y atrasos en proveedores, materiales y servicios subcontratados sumado a los nuevos desafíos y replanteos de logísticas de obra y estrategias para seguir adelante y no parar. “Sin dudas, todo pudo ser gracias a un equipo de trabajo que, con mucha creatividad y solvencia técnica, pudo avanzar y sortear los temas que día a día se presentaban y que muy lejos estaban de aquel proyecto inicial”, asegura la profesional y añade: “La consigna fue reciclar y recuperar todo lo posible. Diseñar e inventar soluciones”. La arquitecta cuenta que, al comienzo, el trabajo se realizaba paralelamente con el dictado de clases, una convivencia a base de tolerancias por ambas partes.


El camino hasta llegar a la nueva escuela

La escuela N° 232 se llama “España”, nombre que recibió en homenaje al país de origen de los primeros inmigrantes europeos arribados a la localidad.
Con los años, el crecimiento escolar requirió de espacios que no estaban dimensionados, que resultaron insuficientes e inadecuados y que terminaron convirtiéndose en una barrera que atentaba con la posibilidad de brindar una educación plena a los/as estudiantes.
Durante la jornada escolar, un mismo espacio funcionaba de aula pedagógica, comedor y taller, con todo lo que implicaba el armado y desarmado del lugar sumado los problemas eléctricos, deficiente iluminación y ventilación, más la poca presión de gas, para el funcionamiento del comedor a los/as estudiantes de jornada completa” aseguró la Vice- Directora de la escuela, Estela Romero a RÍO NEGRO.
Antes de la remodelación, los sanitarios se encontraban en el exterior del edificio, situación que se agravaba los días de lluvia.
Por todos estos motivos, en octubre del 2018, la escuela comenzó a funcionar en distintos espacios públicos y privados de la localidad. “Transitar ese camino no fue fácil, pero la unión de todos/as los/as que conforman la Comunidad Educativa lo hicieron posible, y el 14 de abril reencontrarnos en nuestra “Casa” fue una felicidad muy grande y compartida”, expresó Romero, feliz de la casa nueva.


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