La fiesta del alma
Un encuentro muy particular de artistas de la música, el canto, la danza y la poesía.
Cuando mencionamos la palabra “cultura” lo hacemos tomando algunas de las tantas acepciones de este término, pero fundamentalmente las que la definen como “el conjunto de saberes, creencias y pautas de conducta de un grupo social”, “un espíritu folclórico con identidad única” o bien “la cultivación de la espiritualidad o la individualidad libre”. Cualquiera sea la que utilicemos para describir un fenómeno social como es “Cuando el pago se hace canto”, sin temor a equivocarnos, estamos hablando de un hecho cultural en todo sentido.
Este acontecimiento que desde hace 33 años tiene lugar todos los eneros en la ciudad de La Paz, al norte de la provincia de Entre Ríos, por el que han pasado artistas del canto, la música, la danza y la poesía y al que llaman “la fiesta del alma”, tiene características que lo hacen “único en el país”. Quien esto escribe tuvo la satisfacción de participar este año en dos de los tres días de esta fiesta.
Desde distintos puntos del país llegan año a año a la ciudad de La Paz, a orillas del majestuoso río Paraná y rodeada de su verde vegetación, expresiones artísticas de todo tipo y que también acertadamente denominan “del reencuentro”. En esta ciudad también se puede disfrutar de la pesca, las termas, las playas y el hermoso paisaje costero. Sí, allí cada caliente enero se produce el reencuentro de cantores, músicos y poetas que llegan para expresar libremente sus sentimientos a través del arte. Pero esta expresión genuina de lo nuestro, como decía anteriormente, tiene particularidades que son dignas de conocer.
En esta época del año, a lo largo y ancho del país se desarrollan festivales y fiestas relacionados con el folclore, algunos con gran repercusión periodística y otros no tanto. En los que tienen más difusión hasta se conocen cifras que cobran determinados artistas que asustan. No es éste el caso de “Cuando el pago se hace canto”. Si le contamos al lector que los artistas que pasan por este lugar no cobran un peso por su actuación, seguramente le resultará difícil creerlo o, en el peor de los casos, no lo creerá.
Cuando se le pregunta al mentor y principal protagonista del centro cultural Cuando el pago se hace canto, Carlos “Mange” Casis, cómo se logra que los artistas año a año se congreguen en La Paz, en la “ fiesta del alma”, sin cobrar por su actuación, contesta con sabiduría y serenidad: “Tratándolos bien y con el respeto que se merecen como personas y como artistas”. Como alguien dijera, “único e irrepetible, convocatoria pura y simple, sin contratos de por medio”.
En los tres días que dura esta fiesta del reencuentro, sin lugar a dudas, se fortalecen lazos de amistad que se pueden ver claramente expresados en el rostro de cada artista que, según sus propias palabras, espera ansioso la llegada de cada enero para derramar su arte por estos pagos pero, fundamentalmente, para estrecharse en un abrazo de identidad con lo nuestro.
Siguiendo con las particularidades de este evento cultural del norte entrerriano, el mismo no recibe absolutamente ningún aporte del Estado. Novedoso, ¿verdad? En cada edición se edita la revista de la fiesta, cuyo formato y calidad provocarían envidia de cualquier publicación, la que se distribuye en forma gratuita. Esta revista contiene notas, reseñas, comentarios, fotos, poesías, cuentos, leyendas e historias. Verdaderamente, una publicación de gran jerarquía que merece felicitaciones.
Son tres noches en las que por el escenario pasan todos los artistas y la gente puede presenciar un espectáculo de real magnitud.
Por allí han pasado Roberto Galarza, Julio Lorman, Ramón Ayala, Cacho Saucedo, Rudy y Niní Flores, Jorge Tolosa, Edmundo Pérez, Mario Suárez, Gabriel Cocomarola, Alma de Montiel, Miguel “Zurdo” Martínez, el Cuarteto Santa Ana y muchos otros artistas que han engalanado esta fiesta de la amistad. Pero el real encuentro musical para sus protagonistas es lo que ellos denominan “sobremesa”, al que nos referimos por separado. (Ver recuadro)
Si bien la música chamamecera predomina en los intérpretes que visitan la ciudad de La Paz, es una preocupación de su organizador que este encuentro se convierta en un festival de chamamé; al contrario, dice que no es un festival ya que allí no hay competencia de artistas y que está abierto a todas las expresiones de la música del Litoral.
El acervo cultural se cultiva cada año en “Cuando el pago se hace canto” y muchas veces encontrar las palabras justas para definir este encuentro del alma se hace difícil; son tantos los sueños y los sentimientos de quienes allí participan que la mejor palabra es la del poeta, que dice: “Ya se hallan dispuestas las barrancas, las cuchillas, el arroyo, la isla bella, si parece también que las estrellas descienden a escuchar hoy al que canta, y sobre el pueblo mío un dulce manto, de notas cristalinas y sonoras, palpitará latente hasta la aurora, los días cuando el pago se hace canto”.
Rodolfo R. Romero
Cuando mencionamos la palabra “cultura” lo hacemos tomando algunas de las tantas acepciones de este término, pero fundamentalmente las que la definen como “el conjunto de saberes, creencias y pautas de conducta de un grupo social”, “un espíritu folclórico con identidad única” o bien “la cultivación de la espiritualidad o la individualidad libre”. Cualquiera sea la que utilicemos para describir un fenómeno social como es “Cuando el pago se hace canto”, sin temor a equivocarnos, estamos hablando de un hecho cultural en todo sentido.
Registrate gratis
Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento
Suscribite por $750 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Comentarios