Las Harley Davidson coparon el Centro Cívico de Bariloche

El encuentro durará hasta el domingo. Esperan 200 motos.

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El Centro Cívico se transformó este jueves en un gran patio de motos en el que dejaron su sello los fanáticos de la Harley Davidson. Las enormes y lustrosas máquinas dominaron esta vez la plaza principal de Bariloche y algunas dejaron oír también sus clásicos rugidos, que son parte infaltable de la muestra.

El encuentro durará hasta el domingo y recibe a motoqueros de todo el país y también de Chile, Perú, Paraguay, Uruguay y Brasil. “Esperamos unas 200 motos y más de 250 personas, porque muchos participantes vienen con sus parejas” dijo Martín Farfán, barilochense y miembro del grupo organizador.

Anoche realizaron una caravana por la zona céntrica, hoy tienen previsto viajar en grupo a El Bolsón, donde visitarán una chacra de Lúpulo, y mañana irán a la ruta de Siete Lagos. Los espera un asado de cordero en el camping de lago Falkner. Allí también habrá concursos de destreza, por ejemplo la clásica carrera de “marcha lenta”.

Farfán dijo que el fanatismo por la marca es algo que “se lleva toda la vida” porque “al comprar una Harley uno siente que está comprando un pedazo de historia”.

Un rasgo que salta a la vista con sólo recorrer la hilera de máquinas es que resulta imposible encontrar dos iguales. Pablo Miranda, recién llegado de Temperley (Buenos Aires), explicó que “eso pasa porque hay una cantidad enorme de manubrios, asientos, caños de escape y otros accesorios” que la misma fábrica distribuye. “Desde el momento en que uno saca la moto de la concesionaria ya la personaliza a su gusto”, aseguró.

Arrancaba la tarde y en la plaza sonaba música de Creedence, abundaban las camperas de cuero, los puestos de cerveza artesanal, de cadenas y bijou motoquera, y también un sofisticado chulengo que encontraba amplia clientela para sus cortes de carne y chorizos gourmet.

“El encuentro no sólo es de Harley Davidson sin de Indian, la marca que alguna vez compitió con Harley y que después se fundió, pero ahora está resurgiendo”, dijo Farfán.

Destacó que “la unión y la camaradería es muy importante y también la queremos mostrar, igual que las motos”.

Algunos de los participantes enviaron sus rodados en flete (dos camiones completos partieron desde Buenos Aires) pero otros viajaron en dos ruedas. Por ejemplo una pareja de santiagueños hizo casi 2.000 kilómetros para llegar a Bariloche, como suelen hacerlo -según dijeron- cada vez que hay un encuentro en Mar del Plata, Mendoza, San Luis y otros puntos del país.

Miranda dijo que la pasión por la Harley Davidson se debe a que “es un mito. No es cualquier moto, el motor tiene un sonido único, que está patentado por la fábrica”. Aseguró que “el que se mete en esto no para más, es una especie de locura. ¿Que es una pasión cara? Y sí, pero la vida es una sola”.

Gustavo Ziade viajó desde Córdoba capital a bordo de su Harley Fat Boy, como la que aparece en la película Terminator. Aseguró que los encuentros están pensados no sólo para el intercambio entre motoqueros sino “para hacer circuitos turísticos y para el disfrute gastronómico”.

Si bien valora las otras marcas, para él la Harley “es única por la magia que tiene. Es una moto pesada, pero potente. Hace mucho ruido. Manejar una máquina así no se compara con nada”.


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