La “híper”, nuevo temor venezolano
CARACAS.- Los venezolanos sufren hora a hora el desplome de su moneda: el desbocado aumento de precios, que afecta sobre todo a familias tratando de comprar alimentos y medicinas, acerca a la hiperinflación al país con las mayores reservas petroleras mundiales. Aunque el Banco Central violó sus normas y no reporta la inflación desde hace tres meses (el último dato fue publicado a fines de agosto, de 63,4% anualizado) los venezolanos sienten día a día cómo el bolívar se vuelve humo en sus bolsillos y se intercambia por cada vez menos productos, en una economía dependiente de las importaciones. La popular hamburguesa Big Mac de McDonalds refleja la espiral inflacionaria: en septiembre de 2013 costaba 125 bolívares con su combo de papas fritas y bebida gaseosa, mientras que en noviembre 2014 casi duplicó su precio a 245 bolívares. A la par de los aumentos de precios la prolongada sequía cambiaria –que dura ya casi dos años– ha incidido en una caída de la producción nacional, lo que unido a los controles en la economía ha provocado una escasez de al menos uno de cada cuatro productos básicos como aceite comestible, leche, harina de maíz, papel higiénico, desodorante, afeitadoras, champú o detergente. El avance inflacionario ha llevado al gobierno de Nicolás Maduro a aumentar el salario mínimo tres veces en 2013 y otras tres veces en 2014, para redondear 64% este año. Con alta inflación y tasas de interés para depósitos bancarios siete veces menores, los venezolanos se lanzan a comprar rápido todo lo que puedan en una carrera contra los precios.
Inflación: meses sin medición.
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