La hora de los técnicos apolíticos

El gobierno de Omar Gutiérrez refundó su gestión con un cambio de gabinete en cuya integración impuso juventud, mujeres y técnicos.

Algunos interpretan que el círculo de colaboradores es más gutierrista y esgrimen explicaciones sobre un distanciamiento con Jorge Sapag por haber recibido a su hijo pródigo, Rolando Figueroa, sin un reproche. Este se fue del redil e incursionó en la atractiva tribuna opositora y ahora se lo lustra para ver si puede ser de la partida en octubre.

Otros atribuyen los cambios a la necesidad de “hacer más política” con cuestiones de servicios públicos, en un año donde, justamente, los recursos son abundantes. Este esquema de pensamiento observa que no busca meterse demasiado en la discusión de fondo de la renta petrolera y la generación de economía sustentable. Así, no hay discusión de la coparticipación provincial, de la calidad de la educación y el shock de urbanismo que reclaman a gritos los sitios de crecimiento explosivo.

Una tercera opinión bucea en la teoría del liderazgo colectivo a partir de que los dirigentes “más viejos” ya tienen fecha de vencimiento o prefieren “manejar los hilos” sin estar en el candelero.

Las especulaciones sobre las intenciones de cambiar el gabinete son concurrentes en la necesidad de politizar la gestión que tiene el gobernador Gutiérrez.

Es probable que haya un poco de todo con una dosis de rabdomancia en un año electoral en el que se evalúa si Mauricio Macri va a pedir una prueba de lealtad o si el MPN se recuesta, por segunda vez, en el kirchnerismo para no ahogarse en una posición chauvinista.

El presidente aprovechó el escenario de Vaca Muerta para mostrarse fresco, decidido y dispuesto a dar mensajes alentadores al sector de la economía, la energía, que puede tener resultados positivos en el corto plazo. Es decir, antes de las elecciones de octubre.

Eduardo Constantini, uno de los millonarios del país que dice tener independencia de los gobiernos, admitió que no comparte las políticas de la anterior administración, por no reducir el tamaño del Estado, pero, de todas formas argumentó que cuando tuvieron que frenar el nerviosismo cambiario lo hicieron sin chistar. En contrapartida expuso que la actual gestión de Macri fue, por lo menos, ingenua al pensar que su sola presencia podía generar atracción de capitales no especulativos.

El presidente hizo un discurso desde Neuquén donde mencionó la necesidad de consenso y agitó el fantasma de “volver al pasado oscuro”.

A nivel nacional, el tema de los diez puntos del presidente para buscar un acuerdo ya había cosechado apoyo del sector empresario -que incluye al energético- pero no el del círculo rojo opositor de los candidatos expectantes por fuera del kirchnerismo.

En su papel de presidente del MPN, el gobernador neuquino ensalzó Vaca Muerta como la salida económica del país y mencionó la palabra “hiperinflación”. Se supone que por su formación en ciencias económicas no lo hizo en forma ingenua.

La grieta pondrá a prueba la capacidad del partido provincial de mantenerse al margen aunque admite que ser más macrista que Macri no le dio buen resultado.

“Hasta ahora quedar pegado al macrismo es suicida y es muy difícil que remonte los índices negativos que presenta la economía”, dijo un dirigente de Cambiemos como una respuesta a la ausencia de la alianza en términos de obtención de apoyo.

La explicación bien podría aplicarse al MPN que como ya se quemó con leche ahora que ve la vaca llora. En 2017 Alma Sapag obtuvo una banca en medio de una disputa nacional que intentó, pero no pudo, sobrevolar. Quedó recostada en el macrismo y después renovó su fidelidad con el apoyo a leyes de interés para Cambiemos.

El apoyo del MPN al decálogo del consenso de Macri no tendría más efectos que la formalidad porque, de hecho, el gobernador ya tiene las orejas rojas de escuchar quejas de los empresarios que ven subir sus costos, de las pymes que están a punto de caerse porque no tienen capital de trabajo y los trabajadores que estaban blindados pero no tanto.

“Para crecer hay que comer y para crecer hay que estar vivo”. La frase la dijo el exgobernador Pedro Salvatori, un técnico político, cuando reemplazó a Felipe Sapag. El pragmatismo, en esencia, del MPN.


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