La incertidumbre y la dinámica del dólar blue

El paralelo subió un 12,5% en solo siete días y encendió las alarmas. Un cóctel de factores motoriza la dinámica y pone en jaque la estrategia oficial de "dólar planchado" hasta las elecciones.

Si un visitante extranjero llega al aeropuerto de Ezeiza y desea saber el grado de incertidumbre que existe en la economía argentina, solo debe chequear las principales portadas en busca de una palabra: dólar. Si el dólar es noticia en Argentina, el 99% de las veces ello está atado a un escenario incierto. Si además la noticia se mantiene al tope de los titulares durante un par de días, la dinámica de la cotización se convierte en “fiebre”, y se activan los mecanismos que trasladan la variación en el precio de la divisa al resto de los precios.
Esta semana estuvo signada por un dato casi excluyente en materia económica: subió el dólar blue. La cotización del tipo de cambio paralelo se aceleró desde el día 20 de abril, cuando se ubicaba en $143 a tono con el registro de los últimos dos meses, y en solo siete días abrochó una suba de $19 (+13,3%), para ubicarse en $162 el día miércoles 28.

Las luces de alerta comenzaron a encenderse y la pregunta del millón comenzó a ser si la estrategia de tranquilidad cambiaria elaborada minuciosamente entre el Ministro Martín Guzmán y el conductor de la política monetaria Miguel Pesce, estaba llegando a su fin mucho antes de lo esperado. Sabido es que la intención del oficialismo es mantener en calma el dólar al menos hasta las elecciones legislativas.
La cotización finalmente se moderó hacia el cierre del cuarto mes del año. No obstante vale analizar los motivos que aceleraron el precio de la divisa, y acerca del nivel de incertidumbre que existe en el ambiente económico.


Vasos comunicantes


Desde el equipo económico de Martín Guzmán se apresuraron a afirmar esta semana que pese a la aceleración del blue, la “paz cambiaria” proyectada hasta fin de año no está en peligro.

Lo cierto es que al observar la dinámica de las diferentes cotizaciones del tipo de cambio desde el inicio del año, una corrección del tipo de cambio paralelo como la observada esta semana podía suceder, y solo era cuestión de tiempo.

El primer día hábil de 2021 registró un dólar oficial en $90,22. Si a ello se suma el Impuesto País del 30% más el 35% de retención por Impuesto a las Ganancias, el dólar turista en enero se ubicaba en $148,9. Ese mismo día el dólar blue se conseguía por $165.


Transcurridas 15 semanas, a mediados de abril el oficial se ubicaba en $98,59 y el turista en $162,7 (+9,27 respecto al primer día de enero). Al mismo tiempo el dólar blue se ubicaba en $143 (-13% respecto al primer día del año). La dinámica puede apreciarse en el primer gráfico que acompaña la nota. La brecha entre el blue y el oficial que en septiembre de 2020 llegaba al 133%, se redujo a menos de la mitad en abril de 2021, mientras que la brecha entre el blue y el turista se ubicó en terreno negativo. Tal secuencia se observa en el segundo gráfico que acompaña la nota.

Lo natural cuando existe un precio regulado y restricciones por cantidad para el acceso al mercado (tal es el caso del cepo cambiario vigente), es que la demanda que no logra satisfacerse en el mercado oficial fluya al paralelo, lo que lleva el precio paralelo por encima del precio regulado (turista).


En pocas palabras, por la lógica de los vasos comunicantes, la tendencia del blue en los últimos meses lucía artificial y tarde o temprano las cotizaciones iban a seguir su cauce natural, con el blue ubicándose al menos al mismo nivel (o en uno muy similar) al del oficial más los impuestos.


Demanda por cobertura, un primer ingrediente


Hay motivos de sobra para que la incertidumbre alcance a los agentes económicos. La pobreza afecta al 42% de los argentinos, la inflación se estacionó en un peligroso promedio del 4% mensual desde fines de 2020, y cuatro de cada diez trabajadores en relación de dependencia, se desempeñan en la informalidad, sin ningún tipo de cobertura social.

Sin embargo, cada uno de esos desequilibrios existe en Argentina desde hace tiempo. Existieron todo el tiempo durante los cuatro meses en que el dólar blue mantenía una tendencia a la baja.

Restricciones. Lo que motiva en parte la incertidumbre.


No hace falta indagar demasiado para comprender que la incertidumbre actual sigue estando íntimamente atada a la situación sanitaria. La pandemia sigue poniendo de rodillas incluso a los países más desarrollados del mundo, en los cuales las medidas de cuidado y restricción son muy similares (incluso las mismas) que rigen en nuestro país.

No obstante, las nuevas restricciones para la circulación y los encuentros sociales, y el temor a que las mismas sean aún más severas con la llegada del invierno, en combinación con los mencionados desequilibrios y con la cercanía de las elecciones de medio término, son motivo suficiente para despertar la necesidad de “cobertura”, y hacer que los fondos que en otro contexto se aplicarían a otro instrumento o inversión, engrosen la demanda de billete verde. Se trata sin duda de un primer elemento que motoriza el precio: el ahorrista medio argentino empieza a tener temor, y corre al dólar.


Características propias e ingredientes adicionales


¿Dónde queda el lugar al que un tenedor de pesos puede dirigirse para comprar dólar blue? Ese mercado no se estructura de manera formal, y por lo tanto es difícil de ubicar. No obstante, como decía la abuela “las brujas no existen, pero que las hay, las hay…”, el blue existe y maravillosamente, si bien nadie sabe “donde queda”, los medios publican a diario la cotización que surge del juego libre de la oferta y la demanda.

En efecto, el mercado del dólar paralelo existe, pero es un mercado de proporciones pequeñas en términos relativos, a comparación del mercado cambiario oficial. Ello significa, que por características propias se trata de un mercado donde movimientos marginalmente pequeños de la oferta y/o la demanda, pueden hacer que el precio baje o suba de forma abrupta, tal como se registró durante los últimos días.

La clave para entender el movimiento del dólar blue pasa entonces por identificar donde radican esos movimientos de oferta y demanda.

Un secreto a voces es que el gobierno vigila de cerca la dinámica del blue. Naturalmente el gobierno no puede intervenir oficialmente en un mercado “ilegal”. Pero atendiendo la importancia que la cotización paralela tiene para el grueso de los agentes económicos, nunca faltan “manos amigas” que pueden operar a fin de influir en la cotización a fin de contener el precio. Es parte de la estrategia de mantener el dólar “pisado” hasta las elecciones.

Sin embargo una serie de factores se combinaron en abril para fortalecer la demanda en el paralelo.
Los agro dólares que ingresan por la exportación de soja en marzo y abril, significan un fuerte ingreso de divisas por el canal oficial, lo cual en los últimos dos meses implicó que el Banco Central engrose sus reservas y recupere la totalidad de las reservas que había resignado desde el inicio de la pandemia. Pero una vez concretado el ingreso y liquidación de las exportaciones, esa operatoria deja a los sojeros con pesos en la mano. Con el blue apreciado y la inflación corriendo a un ritmo del 4% mensual, no es extraño que al menos una parte de esos pesos haya comenzado a fluir al blue.

Un segundo elemento se relaciona linealmente con el financiamiento del rojo fiscal. El Ministerio de Martín Guzmán viene financiando el déficit mediante colocaciones de deuda en pesos que se renuevan mes a mes. Las licitaciones de marzo y abril no generaron el nivel de renovación esperado de parte de los inversores, con lo cual gran parte de esos fondos quedaron liberados para ser aplicados a otros instrumentos (por ejemplo el blue) y ello implicó la necesidad de acelerar la emisión, con lo cual la cantidad de pesos en circulación aumentó, convirtiéndose en un condimento extra en la demanda de divisas.


La dinámica de lo impensado


El mayor interrogante por estas horas es si la tendencia al alza llegó para quedarse, o se trata simplemente de un episodio temporal. Lo cierto es que nadie conoce con exactitud la dinámica futura de los precios, mucho menos en Argentina donde la dinámica de lo impensado hace que las reglas de juego puedan modificarse de la noche a la mañana.

Los pronósticos sin embargo existen, y permiten anticipar con cierto grado de certeza lo que puede llegar a suceder en lo inmediato. Para ello es necesario considerar dos factores.

El primero es la dinámica ya desarrollada en relación al equilibrio entre las diferentes cotizaciones. Es evidente que hasta hace diez días, el blue estaba de oferta.

El segundo es que la intención del gobierno es evitar la zozobra cambiaria hasta fin de año, y una devaluación brusca haría estrellar de bruces contra la pared el objetivo que aún sostiene Guzmán de lograr una inflación cercana al 30% a fin de año, con lo cual es de esperar que el esfuerzo esté puesto en mantener a raya las cotizaciones hasta octubre.

Datos

$19
Lo que subió el dólar blue en apenas siete días. Equivale a un 12,5% en apenas una semana.
58,7%
Es la brecha que existe a fines de abril entre el tipo de cambio paralelo y la cotización oficial que figura en las pantallas de Banco Nación.


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