La inflación cobra fuerza

Aunque el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y el ministro de Economía, Axel Kicillof, siguen resistiéndose a pronunciar en público la palabra “inflación”, a esta altura entenderán muy bien que reemplazarla por eufemismos como “variación de precios” sólo sirve para ponerlos en ridículo. Por cierto, la inflación, el mal económico nacional por antonomasia, no se batirá en retirada porque a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner le resulte difícil incorporarla a su “relato”. Por el contrario, ya ha alcanzado un ritmo tan alarmante que parece destinada a dominar todos los capítulos próximos. Como ocurrió en la fase final de la gestión del presidente Raúl Alfonsín y la inicial de su sucesor, el presidente Carlos Menem, la inflación está erigiéndose en la protagonista absoluta del drama sociopolítico del país. Muchos problemas angustiantes, como los supuestos por la rebelión policial y los saqueos que causaron estragos en casi todas las provincias y que, a menos que tengamos mucha suerte, podrían reanudarse en cualquier momento, se han visto impulsados por el fenómeno ante la mirada impotente de un gobierno que parece incapaz de frenarlo. Según el “índice del Congreso”, el mes pasado los precios al consumidor aumentaron un 2,4%, más que la tasa anual en Estados Unidos y los países de la Unión Europa, y todo hace prever que la cifra correspondiente a diciembre resulte ser todavía más alarmante. Como han señalado los economistas que brindaron a los legisladores opositores la información en que se basa un índice muy distinto del inventado por el Indec, noviembre suele ser un mes bastante tranquilo en materia de precios porque no hay aumentos atribuibles a factores estacionales, pero así y todo subieron más que en cualquier otro mes desde 1990, un año en que el país se veía convulsionado por una de sus esporádicas tormentas hiperinflacionarias. Aún más preocupante, si cabe, fue el hecho de que el rubro más afectado haya resultado ser el de los alimentos. El mes pasado los precios subieron el 4%, pero en octubre el aumento fue aún mayor: del 5,3%. No es del todo sorprendente, pues, que en muchas zonas del país se hayan agravado tanto las tensiones sociales. Para millones de familias, entre ellas muchas que siguen formando parte de la clase media, está resultando cada vez más difícil llenar una canasta básica. Como es natural, se sienten personalmente agredidas. Por desgracia, ya es tarde para que el gobierno kirchnerista impida que el costo de vida siga trepando. En el corto plazo, las medidas necesarias para frenar la inflación significarían una reducción del poder de compra de virtualmente todos los sectores, razón por la que Cristina ha sido tan reacia a implementarlas, pero sucede que es debido a su negativa supuestamente principista a actuar que el país se ve atrapado en una espiral inflacionaria de la que le será sumamente difícil salir. A comienzos de su primer período en la Casa Rosada, los despreciados economistas “ortodoxos” le advirtieron que sería peor que inútil tratar de convivir con la inflación, ya que lo único que lograría sería asegurar que el eventual ajuste fuera más doloroso, pero optó por no prestarles atención, de ahí la situación nada feliz en que el país se encuentra. A los populistas les gusta responsabilizar a los empresarios por la inflación, acusándolos de estimularla aumentando los precios. Si hubiera motivos para suponer que la estabilidad monetaria de los países más desarrollados se debió a que los empresarios norteamericanos, europeos y japoneses son llamativamente menos rapaces que sus homólogos argentinos, tal explicación tendría sentido. Puesto que no existe ningún motivo para creer que sean menos codiciosos los habituados a operar en países que, según los populistas, se entregaron hace décadas al “capitalismo salvaje”, el planteo es claramente absurdo. También lo es el de quienes imaginan que el gobierno puede aumentar mucho el gasto público en los meses previos a las elecciones, financiándolo a través de la emisión, sin que el abuso así supuesto de la “maquinita” tenga un fuerte impacto inflacionario, o que le será dado aumentar los sueldos de los integrantes de las fuerzas de seguridad primero y, después, de los demás estatales sin correr el riesgo de que los precios “varíen” de manera explosiva en los meses venideros.

Fundado el 1º de mayo de 1912 por Fernando Emilio Rajneri Registro de la Propiedad Intelectual Nº 5.124.965 Director: Julio Rajneri Codirectora: Nélida Rajneri de Gamba Vicedirector: Aleardo F. Laría Rajneri Editor responsable: Ítalo Pisani Es una publicación propiedad de Editorial Río Negro SA – Domingo 15 de diciembre de 2013


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