La inflación perjudica más a los pobres

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El Indec dio a conocer el informe sobre distribución del ingreso correspondiente al segundo trimestre del 2014. El dato más significativo es que los avances hacia una mayor igualdad se han estancado. El valor del coeficiente de Gini (que varía entre 0 cuando la igualdad es absoluta y 1 cuando la desigualdad es extrema), considerando los ingresos familiares per cápita, llegó a superar el nivel de 0,53 en el 2003 luego de la última crisis. A partir de esa época se inició un proceso de mejora en la distribución del ingreso que se prolongó hasta el 2012. A partir de allí, el coeficiente de Gini estimado por el Indec se estabilizó en el entorno de 0,42.

La detención del proceso de mejora en la distribución del ingreso está asociada al contexto de recesión en la actividad económica y a la aceleración de la inflación. Mientras que hasta el 2013 los ingresos de las familias crecían a un ritmo superior al de los precios, en el último año el proceso se revirtió, ya que ahora es la inflación la que supera el aumento de los ingresos. A esto se agrega un cambio en la relación de los ingresos entre los diferentes estratos socioeconómicos.

En este sentido, la información oficial muestra que para los primeros semestres de cada año el ingreso per capita familiar de los hogares tuvo el siguiente comportamiento:

• Los ingresos del 25% de hogares más pobres crecieron a razón del 29% entre el 2004 y el 2013, mientras que aumentaron apenas un 23% en el 2014.

• En el segmento medio, los ingresos crecieron a razón del 27% entre el 2004 y el 2013 y al 25% en el 2014.

• Entre el 10% de hogares de mayores ingresos, se incrementó a razón del 24% entre el 2004 y el 2013, mientras que en el 2014 subió un 25%.

Estos datos muestran que hasta el año pasado los ingresos de las familias crecían a un ritmo superior al de los precios, especialmente entre los hogares más pobres. Pero en el 2014 estas tendencias se han revertido. El aumento nominal en los ingresos de las familias no llega a compensar el ritmo de crecimiento de los precios y los hogares que menos tienen son los que más pierden. Es decir, la aceleración de la inflación aparece claramente asociada a una distribución más regresiva del ingreso.

No es la primera vez que la Argentina transita ciclos de este tipo. En la fase inicial de la aplicación de políticas populistas, todos los segmentos sociales disfrutan del aumento de los ingresos y los sectores más postergados, además, se benefician de una redistribución a su favor. Esto explica que el populismo tenga en sus inicios un aval político amplio. Pero cuando el modelo se agota debido a las inconsistencias de las políticas que lo sustentan las tendencias se invierten. La inflación se acelera y los aumentos nominales de ingresos no llegan a compensar el incremento de los precios. Quienes aparecen con menor capacidad de defensa frente a la aceleración de la inflación son los hogares más pobres.

Los costos sociales se potencian porque, ante el agotamiento del modelo, se intensifica la puja distributiva y los sectores más acomodados se imponen sobre los más vulnerables.

Un testimonio sumamente ilustrativo son las artimañas desplegadas desde el sector público para eludir el pago del impuesto a las Ganancias. Dado que este impuesto es el que más contribuye a la mejora en la distribución del ingreso resulta tan hipócrita como reaccionario que desde áreas estatales, como el Poder Judicial y Aerolíneas Argentinas, se impulsen mecanismos para que sus empleados eviten su pago.

En la instancia en que se comienzan a explicitar las consecuencias del modelo populista es clave no equivocar el diagnóstico. La inflación no es fruto de conspiraciones foráneas o de la oposición, sino del manejo irresponsable del sector público.

Con un poco menos de impericia y algo más de visión política se puede instrumentar un plan de estabilización exitoso. Más difícil será reconstruir el Estado luego de la profunda desprofesionalización a la que fue sometido en la última década, pero el desafío es tan urgente como impostergable.

IDESA

Centro de estudios económicos

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