La interminable audiencia de control de acusación por el femicidio de Catriel

Comenzó al principio de mes y está fijado un nuevo encuentro para el 31 de marzo: será el tercero. Se propusieron más de 200 testigos,ahora son 71. Es por el crimen de Agustina Atencio.

Una vez más, la agilidad en los tiempos que profesa el espíritu del código procesal penal está lejos de lo esperado en Cipolletti. El reflejo de ello es el tratamiento que se le está dando al caso del femicidio de Agustina Atencio, ocurrido a fines de febrero del 2020 en Catriel. Después de un año  de trabajo en cabeza de los peritos comenzó una seguidilla de audiencias, por ahora sin fecha cierta de culminación.

Hace casi un mes que empezó el control de acusación, lo que antiguamente se conocía como elevación de juicio para trazar un paralelismo con el anterior código. Allí, las partes presentan las pruebas y los testigos para definir cómo será el debate oral. El nuevo código promulga la oralidad de los juicios y persigue la agilidad de los procesos penales.

Sin embargo, en el caso del femicidio esta instancia lleva varias semanas y todavía no se sabe si terminará el último día de marzo, como está previsto. Ya es casi habitual en la Cuarta Circunscripción la extensión en los controles de acusación. Esto depende de muchas variables, entre ellas de quien dirige el procedimiento y las partes, entre otras.

Los controles en los casos del ginecólogo Leandro Rodríguez Lastra y en la causa que tuvo como acusado al fallecido legislador Rubén López por la administración de la obra social de la fruta se hicieron interminables. Algunos abogados llegaron a contar más de doce audiencias.

Quien dirige el control de acusación en el caso del femicidio es el juez de juicio Marcelo Gómez quien concursó el cargo con la implementación del nuevo sistema acusatorio que se puso en vigencia en agosto de 2017, antes era fiscal.  

La principal demora radica en la cantidad de testigos que propusieron las partes. En la primera audiencia, que se desarrolló los primeros días de marzo, se hablaba de unas 200 personas, una cifra descomunal por muchos factores: uno de ellos es que no hay testigos presénciales del hecho, otro es que la mayoría son peritos y parece difícil que tanto los jueces como el jurado –será el primer juicio por jurados en Cipolletti- pueda retener tantos testimonios al momento de dictar sentencia.

Hacer un juicio de semejante tamaño atenta contra el mismo sistema y surgen interrogantes: ¿Cuántos días va a demandar el debate? ¿Podrán los jurados populares, sin experiencia en estos temas, recordar lo que dijo el primer testigo el día uno del juicio y cotejarlo con el último testigo si es que son 80?

La cifra de testigos está, incluso, muy lejos del maratónico juicio de la megabanda de boqueteros, el más extenso en Cipolletti desde que rige el nuevo código.  En ese caso hubo 150 testigos para 19 hechos, en su mayoría robos calificados. Fue una larga investigación policial y pasó mucho tiempo hasta que se desarticuló la banda. Hubo muchísimas víctimas.

Pero en el femicidio de Agustina, se supone, o al menos esa es la hipótesis, que el acusado Ezequiel Rebolledo la llevó al río, intentó tener sexo con ella en un lugar oculto y como no pudo la golpeó y la dejó ahogarse en el río. Fue detenido a las pocas horas.

En la zona había dos personas que serán los testimonios más importantes, pero se sabe que no hubo testigos presenciales del hecho. 

El último lunes se llevó a cabo el segundo encuentro en el cual la cifra de testigos bajó a 70 y seguirá bajando para la tercera audiencia, según prometen. La mayoría de los testimonios fueron propuestos por la fiscalía.


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