Un hito en la historia: “La lucha por la Independencia no termina en Ayacucho, sino en el norte de Neuquén”

La historiadora Susana Bandieri pide dejar de ver la historia con los límites actuales del Estado nación. En la Araucanía hubo una “guerra a muerte” hasta la rendición del último de los hermanos Pincheira en 1832.

El movimiento que llevó a la independencia de España y a la conformación de la Argentina actual no fue lineal, ni una consecuencia lógica de acontecimientos encadenados y previstos de antemano, sino un proceso complejo, con muchas aristas e imprevistos que a menudo cambiaron el rumbo. En el relato histórico tradicional de los hechos que ocurrieron entre 1810, 1816 y más allá, los territorios de lo que hoy es la Patagonia apenas son mencionados. Sin embargo, los historiadores aseguran que la región estaba muy lejos de ser el “desierto” que algunos plantean, sino que era un espacio muy dinámico donde las sociedades originarias que la habitaban no fueron meros espectadores, sino actores políticos con intensas relaciones entre sí y con el mundo hispano-criollo, tanto en las áreas pampeanas-norpatagónicas como en las trasandinas.

Susana Bandieri, doctora en Historia, investigadora del CONICET y profesora consulta de la Facultad de Humanidades en la Universidad Nacional del Comahue, es autora del libro de referencia “Historia de la Patagonia” y numerosas otras obras y artículos donde aborda la realidad regional. En diálogo con “Río Negro”, asegura que lo primero que debe hacerse para entender la época es “dejar de encerrar la realidad anterior al siglo XIX en mapas donde se muestran los límites de las provincias actuales y del actual Estado nacional argentino. Son mapas que se repiten como ilustraciones sin pensar, cuando en realidad lo que había era un enorme territorio donde los estados nacionales no existían, los límites y las fronteras eran difusos y la Cordillera de los Andes era una zona porosa, donde los traslados y los contactos eran frecuentes”, señala.

• Reformas y contactos. Bandieri destaca que las denominadas “reformas borbónicas”, una serie de medidas políticas, administrativas, religiosas y económicas implementadas por la Corona española durante el siglo XVIII en España y en las colonias americanas, generaron no sólo la creación del Virreinato del Río de la Plata en 1776, también afectaron a los territorios del sur. En el caso del Río de la Plata, Bandieri destaca la creación del fuerte de Patagones, en 1779. “La instalación de población hispano-criolla en la desembocadura del río Negro, funciona realmente como una cuña en territorio indígena. Hay muchos contactos, relaciones comerciales y diplomáticas con los caciques, porque Patagones no puede abastecerse desde Buenos Aires, por lo cual depende de la compra de ganado o del intercambio por otros bienes con las sociedades indígenas”, agrega. Los pobladores se van haciendo cada vez más interdependientes de productos que la otra parte abastece.

“En la Gobernación de Chile, en una postura defensiva, la corona española apoyó acuerdos, entrega de títulos, reconocimientos y promociones a líderes indígenas en el área de la Araucanía, al sur del Bío Bío, lo que alimentó el poder de varios caciques. Por esa razón, cuando se produce la independencia, muchos de estos líderes sienten que con los gobiernos republicanos van a perder las prerrogativas que tenían. Por lo tanto, a uno y otro lado de la cordillera, van a refugiarse grupos pro-realistas de ex oficiales y funcionarios españoles que, junto a los pueblos originarios del lugar, sienten que con la corona española tenían algún reconocimiento de autoridad, no así con los independentistas”, señala Bandieri.

• Independencia “sudamericana”. La historiadora neuquina señala que la declaración misma de independencia en el Congreso de Tucumán el 9 de julio de 1816 no implicó cambios sustanciales para la región, aunque sí tuvo consecuencias importantes en los años inmediatos posteriores.

“San Martín apura la declaración de la independencia porque él la necesita para poder realizar la expedición libertadora a Chile y Perú, no se puede hacer la guerra a un rey cuya autoridad no se ha desconocido. Por eso el Congreso se hace en una zona del interior, en Tucumán. Él es gobernador de Mendoza, ni siquiera tiene apoyo del Directorio para sus planes, salvo el de Juan Martín de Pueyrredón”.

Bandieri menciona un hecho poco destacado en la historiografía tradicional. “San Martín envía a Godoy Cruz, diputado por Mendoza en el Congreso de Tucumán, a que presione por la declaración de la independencia. Pero cuando se firma el acta, no se firma en nombre de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Se establece la independencia de ‘las Provincias Unidas de Sudamérica’. Es un detalle fundamental, porque en la base del pensamiento de San Martín, Bernardo O’Higgins y Simón Bolívar estaba crear una República Sudamericana, al estilo de lo ocurrido con EE.UU., con varios estados dentro de uno. Eso se malogra luego, como sabemos”, recuerda Bandieri.

• Expedición a Chile, Perú y “guerra a muerte”. La declaración de Independencia le permitió a San Martín organizar su expedición a Chile para frenar la ofensiva española. Pero para ello debe tratar con caciques pehuenches que dominaban los pasos cordilleranos. “Hay una creencia de que San Martín acuerda con los caciques para avanzar con el Ejército de los Andes. Es cierto que se entrevista con algunos, pero les dice que va a cruzar por el sur de Mendoza: él sabe que los caciques tienen relación con los realistas porque quieren mantener su poder en el sur. Entonces, San Martín usa los pasos de Uspallata y Los Patos, en el norte mendocino, ganando ventaja. Eso revela su carácter de gran estratega: maneja los hilos de todo lo que pasa en las comunidades indígenas, en los cacicatos, en las fuerzas realistas y en el propio bando prorrevolucionario. Esto muestra un escenario complejo, hay que cruzar la cordillera e incluir muchos más actores que los que tiene hasta ahora el proceso independentista” dice Bandieri.

Para la historiadora “hay que ver a las sociedades originarias como actores políticos de la época, no sólo como autores de malones y robo de ganado. Ya a esta altura del siglo XIX muchos son criadores, comerciantes y tienen control territorial. Cuando una parcialidad, sea indígena o criolla, quiere atravesar un territorio dominado por otro cacique, tiene que negociar, pagar peaje o parlamentar” concluye.

• ¿Último capítulo en el norte Neuquén? Aunque dos años después del Congreso en Tucumán, San Martín obtiene una victoria decisiva contra las fuerzas españolas en la batalla de Maipú (Chile) y se encamina hacia Perú, las cosas no estaban aún definidas en el sur, donde se abriría un periodo muy violento. Bandieri explica que “después de la derrota de Maipú, hay oficiales del ejército realista que bajan al sur de la Araucanía y comienzan una lucha de guerrillas, lo que se llama la ‘guerra a muerte’: revolucionarios vs. contrarrevolucionarios, con hechos muy sangrientos: con robos, saqueos, malones, degüellos y fusilamientos en masa en ambos bandos. A medida que la guerra se hace más densa y peligrosa, los grupos pro-realistas se trasladan a lo que hoy sería el norte de Neuquén: la zona de Varvarco y las lagunas de Epulafquen. Desde allí se organizan las “montoneras” en ambos lados de la cordillera(desde Patagones y sur de San Luis a Talca ), como bien ha estudiado con mucha profundidad mi colega Carla Manara”, explica la académica.

Entre los líderes más emblemáticos de esta violenta etapa destacan los hermanos Pincheira, hijos de un exjefe militar realista. “Cierta historiografía, sobre todo chilena, los pinta como simples bandidos y les atribuye toda la violencia, cuando ésta se practica por parte de ambos bandos. Se los menciona solo como “maloneros o ladrones de ganado”, que sí lo hacen, pero se pierde el punto de vista de que son actores políticos en un momento de posrrevolución y posindependencia. José Antonio, el Pincheira, el más conocido, fue suboficial español y sigue fiel a la corona: a él se unen caciques mapuches y pehuenches del lado este, porque consideran que los gobiernos de Santiago y Buenos Aires no los van a reconocer. Pincheira, tras ser derrotado por las fuerzas chilenas, en Mendoza en 1832, y lo hace ‘en nombre de Fernando VII rey de España’. O sea que la lucha por la independencia que se inicia en Mendoza con San Martín y sigue en Chile y Perú, tiene otro escenario y otros actores. En consecuencia, es posible decir que la revolución independentista no se define con la victoria de Sucre en Ayacucho (en las actual Perú) sino con la rendición de Pincheira en un inhóspito rincón neuquino”, dice Bandieri.

Susana Bandieri, historiadora neuquina.

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