La muerte de Lea Latorre, un hecho trágico que amerita reflexión

El fútbol en nuestro país es mucho más que un deporte. Para gran parte de los argentinos representa una pasión y es ese sentimiento el que deriva en un gran negocio. A nivel profesional se trata de una industria muy potente, que mueve millones de dólares de forma constante. Funciona como una maquinaria y para formar parte de ella son miles los jóvenes que intentan vivir de lo que les gusta.

Leandro Latorre fue uno de los tantos chicos que ese sistema dejó en el camino. Y como la mayoría de esos pibes, sufrió un destrato que lo sumergió en una profunda tristeza. Algo que para el mundo del fútbol se transformó en natural desde siempre pero que amerita, como mímimo, una reflexión.

Leandro es de Ingeniero Huergo. Jugó al fútbol desde muy chico y decidió terminar con su vida el martes pasado. Fue encontrado en el patio de su casa por su familia.

El joven de Huergo fue visto en un torneo en Regina por gente que trabajaba en las inferiores de Aldosivi. Sus padres lo apoyaron en la decisión de apostar por el sueño de jugar al fútbol, aun estando lejos de casa.

En Mar del Plata mostró sus ganas de jugar, conoció gente y comenzó a desarrollarse como persona. Allí estuvo un tiempo, pero después de algún cambio de técnico, alguien de inferiores decidió que »no servía más».

Sin advertir a su familia, Aldosivi lo marginó de la pensión del club a mitad de año. El apoyo familiar le permitió terminar el año escolar de 2019 y seguir entrenando en Mar del Plata, pero a fin de año quedó libre de la institución. Un detalle no menor es que Leandro estaba lesionado cuando se tomó esa decisión.

»En los audios nos contó que estaba triste y eso lo destruyó. No se portaron bien con él», explicaron desde su entorno.

En los mensajes que le dejó a su familia contó que la situación vivida el año pasado le había generado un dolor que no podía superar. Desde Mar del Plata llegan versiones que confirman el destrato que padeció Leandro, cuyo fallecimiento fue lamentado por todos lo que lo conocieron.

Y es que el caso de Latorre, un pibe que tenía su vida por delante, refleja lo cruel de un sistema que filtra pibes como si fueran cosas y los marca para toda la vida. El chico de Huergo no aguantó esa frustración y hoy la familia llora su ausencia.


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