La pandemia aceleró una crisis que se cocinaba hace dos años

Los comercios de Neuquén atraviesan un delicado momento. La vuelta atrás por el aumento de contagios cerró un mes de aperturas que no alcanzó a equilibrar los números. El margen de maniobra se acota por el arrastre de una economía deteriorada.

Las estimaciones de cierres de comercios y de pérdida de puestos de empleo asustan. Tanto como una pandemia mundial por una enfermedad que no tiene vacuna y le reza a un puñado de medicamentos, todavía, experimentales. Bronca. El comerciante siente bronca, desesperación y hasta impotencia. No alcanza la ayuda estatal para el pago de sueldos, los créditos blandos y el aplazamiento de impuestos, entre otras medidas. La situación es tan dramática e inexplicable que ese enemigo intangible, el coronavirus, hace suponer que las decisiones son caprichosas y no hay cifras sanitarias que convenzan.

Se espera una crisis mundial sin precedentes. Los economistas, para dimensionarla, dicen que será peor que la de 1930. Ese material histórico no alcanza para consolar al comerciante neuquino. “No damos mas”, “si siguen las restricciones vamos a cerrar definitivamente” y “no alcanza con el delivery”, son algunas de las frases que se repiten. Tampoco persuaden los números globales de la covid-19: 10,7 millones de infectados y 516.000 víctimas fatales.

Muy pocos son los que pudieron hacerle frente a más de 100 días con cuarentena, flexibilizaciones, restricciones y una nueva normalidad, de la que solo conocemos que la clave es no circular o hacerlo poco. El último reporte en Neuquén, elaborado por Acipan, indica que 219 comercios cerraron sus puertas entre el año pasado y mayo de 2020.

La aceleración evidenciada responde directamente a las dificultades causadas por las medidas de aislamiento para contener la pandemia. Sin embargo, lo que podría ser la colisión contra el iceberg tiene antecedentes que llegan, por lo menos, a 24 meses atrás.

Entre 2015 y 2019 el número de locales cerrados, que releva la Cámara de Comercio en Neuquén capital, saltó de 77 a 295. Es decir que el impacto negativo se triplicó en apenas cuatro años. El dato relevado por el equipo económico de los empresarios neuquinos muestra además un crecimiento exponencial en la brecha entre comercios de la zona del Bajo y los del Alto. Siempre se identificó a la primera con el consumo popular y a la segunda con las compras de mayor poder adquisitivo. El gráfico muestra cómo la crisis se concentró mayormente en la última de las zona.

Si bien Neuquén logró resistir el impacto de las devaluaciones y los aumentos de tarifa, porque se decía que era una “isla” producto de la actividad petrolera, no pudo evitar el impacto de la pérdida real de los salarios, fundamentalmente del sector privado, y la consiguiente reducción del poder de compra.

Los haberes promedio del sector petrolero, medidos en dólares, perdieron casi el 50% en apenas cuatro años. Cabe recordar en que en enero de 2017 se firmó, con acuerdo del sindicato de Petroleros Privados que dirige Guillermo Pereyra, la adenda para Vaca Muerta que significó una flexibilización laboral para la masa trabajadora.

Incluso hay otro dato que es muy significativo para la economía neuquina y el comercio local. También se acható la abultada diferencia que existe entre los salarios petroleros y el promedio de sueldos del sector privado.

Rendición de Cuentas, Balance de Gestión en Energía
Rendición de Cuentas, Balance de Gestión en Energía

Eso se tradujo al comercio. Por ejemplo, el número de operaciones en supermercados, es decir la cantidad de tickets, no alcanzó a reflejar el crecimiento en metros cuadrados que tuvo el sector en los años del boom de Vaca Muerta. En marzo de 2015 se contabilizaron 1,8 millones de ventas en híper y supermercados. Cuatro años después, en 2019, el número apenas creció y cerró en 2 millones de operaciones. El mismo dato para marzo pasado, con los primeros días de la cuarentena, fue de 1,7 millones.

Solo recientemente, pese a la pandemia, los números del sector mejoraron levemente. Desde mediados de 2018 y hasta mediados de 2019, las ventas de los supermercados de la provincia venían cayendo, en términos interanuales, a un ritmo del 10% mensual. Durante el segundo semestre del año pasado, con meses alternados de subas y bajas, las ventas se mantuvieron estancadas.

Lo que sirvió como un atenuante para la economía neuquina, el blindaje de los desarrollos petroleros, también tuvo su golpe de gracia a finales de 2019 cuando, después de las PASO, el gobierno Nacional decidió congelar el precio de los combustibles y trasladar ese costo al valor del barril de petróleo. Pese a que la medida se levantó tras la derrota del oficialismo en las elecciones generales, la industria no volvió a hacer pie y comenzó una retracción que llevó a despidos y suspensiones.

Finalmente las medidas de aislamiento por el coronavirus, que afectaron la demanda de combustibles, agudizó la crisis a tal punto que puso en stand by a Vaca Muerta y a unos 15.000 operarios, que están en sus casas cobrando un salario mínimo, algo que para el consumo neuquino representa casi el golpe de gracia.

En números

77
comercios cerrados relevó el Observatorio Económico de Acipan en 2015. La cifra subió a 295 el año pasado.
15.000
operarios petroleros se encuentran suspendidos cobrando salarios básicos en sus casas. El acuerdo se extendió hasta agosto.

Gastronómicos advierten por cierres

Los comerciantes gastronómicos de toda la provincia ven con mucha preocupación la recesión en la actividad y más aún los locales de Neuquén, Plottier y Centenario que desde el miércoles volvieron a estar autorizados solamente al delivery, retiro en puerta y atención según la terminación de DNI de los clientes.

Afirman que si se hace una prórroga de las restricciones más allá de las próximas dos semanas significará el cierre definitivo de muchos comercios.

“Creo que el límite son estos 15 días. Hubo gente que el último proyecto que tenía lo invirtió en comprar materia prima para volver. Si en 15 días no se reactiva a va a ser el momento más triste de todo el comerciante. No creo que se puede aguantar más”, sostuvo Cristian Pareja, dueño de Buenos Aires Café.

“El fuerte son las mesas. Hago números y no hay forma de sostenerlo solo con el delivery y yo tengo hace 25 años el delivery. No me imagino al que lo tuvo que sumar ahora”, señaló Marcelo Apablaza, dueño de pizzería Cabildo. “Encima que se trabajaba mal, nos vuelven a restringir el salón. Armar todo un protocolo para tenerlo unas pocas semanas y que después haya que volverlo a cerrar parece una tomada de pelo”, agregó.

Comentó que tiene 19 empleados, pero que solo están yendo a trabajar seis. Dijo que en junio facturó un 25% de lo que hacía antes de la pandemia.

Jorge Bascur, secretario general de Uthgra Neuquén, señaló que aún no se sabe con precisión cuántos son los locales que están cerrados por las restricciones o los que están con las persianas bajas de manera definitiva.

Dijo también que hay “muchos que se hacen los distraídos, pero una gran parte de los trabajadores solo está cobrando lo que envía la Anses”.

Gustavo Amman, de la Asociación de Hotelería y Gastronomía de Neuquén, lamentó que de no de haber un repunte esperan cierres de locales durante este mes.

Cuando las cuotas llegaron al barrio

Una de las fotos de la aceleración de la crisis del sector comercial fue la llegada del pago en cuotas en los comercios de barrio. En mayo de 2018 Río Negro recorrió almacenes y verdulerías donde el uso de la tarjeta de crédito era toda una novedad. “Está tan muerto que tuvimos que buscar la manera de que le sea más accesible a la gente”, relató la propietaria de un mercado en Avenida del Trabajador y Gregorio Martínez. Lo que fue una rareza por entonces terminó como una alternativa instalada para los vecinos.

Foto: Archivo Matías Subat

ANÁLISIS: Pandemia o cuarentena, el debate que suma la grieta

Quién puede negar que existe una aguda crisis económica. Quién puede, con sensatez, quitar del análisis la existencia de una pandemia mundial para la que aún no hay cura. Sin embargo, las aguas en el país y, menor medida en la región, no están quietas. Lo que al principio parecía un sinónimo, no por la similitud de significados sino por la unión ante el miedo a la enfermedad, el tiempo y curva de contagios, por ahora controlada, lo alejaron y hasta lo convirtieron en antónimos. Cuarentena y pandemia se divorciaron. Debería sonar irracional que alguien busque interponer el interés económico personal por sobre la salud colectiva en medio de una crisis sanitaria. Pero no lo es y tampoco debería ser juzgado. La grieta que divide desde hace años al país volvió a reavivarse. Quizá por el costo minimizado que la enfermedad tiene, por el momento, en el país. En momentos extraordinarios surgen planteos y pensamientos extraordinarios que solo el tiempo histórico pondrá en su lugar. Por eso es necesario sumar la mayor cantidad de elementos a la hora de tomar decisiones. Neuquén tiene datos sobre los que puede reflexionar. La actividad comercial estuvo casi a pleno durante junio antes de volver a las restricciones. El mes no alcanzó para recuperar el terreno perdido ni para mejorar la recaudación del Estado. Sin embargo, y no por culpa del comercio, los casos confirmados, los fallecidos y la ocupación de camas se triplicó. Este raro virus exige otras decisiones más allá del todo o nada.


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