La pandemia puede ser una oportunidad para afrontar problemas de salud mental que antes no se trataban

En el mundo, mil millones de personas tienen algún desorden mental, incluyendo depresión, ansiedad y estrés. Pero menos del 75% accedía al tratamiento antes de la pandemia. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), es momento de que los gobiernos inviertan en salud mental y que la gente pida ayuda a tiempo.

La pandemia y el aislamiento masivo cambiaron el ritmo de la vida. Los estudiantes tuvieron que adaptarse a las clases a distancia, con escaso contacto con profesores y compañeros, y llenos de ansiedad sobre el futuro. Los trabajadores vieron afectados sus empleos o tuvieron que modificar sus rutinas al trabajar desde el hogar. Hubo muchas personas que han pasado por el dolor por la pérdida de un ser querido, a veces sin haberse despedido. Sin embargo, hay que apostar a la vida. Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), recomiendan que la disrupción de la pandemia puede ser considerada como una oportunidad para repensar un montón de problemas que no estaban bien en la anterior “normalidad”.

Ya se sabía que cerca de 1.000 millones de personas tienen un trastorno mental y cualquier persona, en cualquier lugar, puede verse afectada. Pero pocos afectados tienen acceso a servicios de salud mental de calidad. En los países de ingreso bajo y mediano, como la Argentina, más del 75% de las personas con afecciones de salud mental no reciben tratamiento alguno. “El déficit grave que persiste en la atención de salud mental es el resultado de la falta de financiamiento crónico durante muchos decenios en la promoción de la salud mental y la prevención y atención de los trastornos. La estigmatización, la discriminación y los atentados contra los derechos humanos de las personas con afecciones de salud mental siguen siendo frecuentes”, según expresó la argentina Dévora Kestel, directora de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OMS, durante un encuentro virtual organizado entre esa agencia sanitaria de Naciones Unidas y la Federación Mundial de Periodistas Científicos en el que participó RIO NEGRO.

Hoy es el Día Mundial de la Salud Mental, y está dedicado a despertar conciencia sobre la necesidad de pedir ayuda y consultar si alguien siente angustia o ansiedad, o hay indicios de enfrentar situaciones de estrés y cuadros de depresión. También el Día Mundial está enfocado en promover una mayor inversión en los servicios de atención a la salud mental. Los países gastan solo el 2% de sus presupuestos de salud en salud mental, advirtió Kestel. No se tiene en cuenta que por cada dólar que se invierte en el tratamiento de casos de depresión y ansiedad, se recuperan 5 dólares en productividad y salud. Los cuadros de depresión y ansiedad pueden tratarse con terapias que utilizan el diálogo, como la terapia cognitivo-conductual o la psicoterapia, la medicación o la combinación de ambas.

Kestel subrayó que la pandemia evidenció que es necesaria la ampliación y la reorganización de los servicios de salud mental en todo el mundo. “Abre la oportunidad de reconstruir los sistemas de salud mental con visión de futuro”, señaló. Hay que elaborar y financiar planes nacionales para trasladar la atención de las instituciones a los servicios comunitarios, ampliar la cobertura de los servicios de salud mental incluidos en los seguros de enfermedad y crear la capacidad de recursos humanos.

“La pandemia aumentó la sensación de incertidumbre. Pero hay que intentar pensar en positivo pese a la angustia que se puede generar por los cambios en la vida cotidiana. Porque la normalidad que teníamos no era la mejor de todas: femicidios y otro tipo de violencias, los cuadros de depresión habían aumentado significativamente en estas últimas décadas. Por eso, es necesario volver a escucharnos a nosotros mismos, reflexionar qué es lo que realmente necesitamos. Podemos salir de esta crisis global hacia una nueva normalidad que puede ser superadora de la situación anterior”, señaló Pablo Alejandro Palma, profesor titular de salud mental de la Facultad de Medicina de la Fundación Barceló en Buenos Aires, y presidente del capítulo de docencia de la Asociación Argentina de Psiquiatras (AAP) 

Uno de los problemas que se gatillan más frecuentemente cuando hay cuadros de ansiedad, estrés o depresión son los trastornos del sueño, que afectan la calidad de la vida durante el día. “Es momento de cuidar el sueño y no dejarse ganar por las horas frente a las pantallas. Volver a lo simple: si no podemos viajar, podemos estar con mascotas, caminar, hacer actividad física como el baile, o simplemente detenerse para contemplar el entorno”.


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