Paz, la primera niña trans de Neuquén

Paz tiene 4 años y desde que nació supo que era mujer. Su madre la acompaña en el proceso de integración y aceptación en los disímiles ámbitos en los que se desenvuelve.

–Mamá, cuando el doctor te dijo que era varón se equivocó, yo siempre fui nena, desde la panza.

–Hija, tenes razón, se equivocó el doctor.

Paz tiene cuatro años y es una niña trans, esto significa que se identifica con un sexo distinto al que se le asignó cuando nació el 4 de noviembre de 2011.

Actualmente vive con su mamá, Laura Florentín, en San Martín de los Andes, y viaja a Neuquén capital a ver a su papá y abuelos.

“Desde que empezó a hablar siempre se trató como ella. Decía ‘Estoy cansada, mamá, yo quiero ser nena’. En marzo pasado cuando nos fuimos a San Martín era una lucha todos los días. Empezamos de a poquito, hicimos el cambio de sala en el jardín, y ya es Paz, ella eligió su nombrecito”, aseguró Laura.

Señaló que la niña recibió el apoyo tanto del plantel docente del establecimiento como el de toda su familia.

“Nos encanta San Martín, es muy lindo lugar, pero es un pueblo muy cerrado. No encuentro grupos Lgbti (de lesbianas, gays, bisexuales, personas trans e intersexuales)”, planteó.

La ley de identidad de género permite solicitar el cambio de nombre de pila e imagen en el DNI a las personas menores de edad, sin trámite judicial alguno, teniendo en cuenta los principios de capacidad progresiva e interés superior del niño, de acuerdo con lo establecido en la Convención sobre los Derechos del Niño, y en la ley 26061 de Protección Integral . (Ver recuadro)

Laura explicó que aún no hicieron dicho trámite: “No estamos tan apurados, yo creo que a fin de año o principio del que viene lo concretaremos.”

“Fue un proceso difícil, porque tenía muchos altibajos. Lloraba. Me decía: ‘Mamá yo quiero ser una nena normal, como todas las nenas, ¿porqué nadie me entiende?’”.

A la familia le costaba llamarla Paz, y se les escapaba el nombre que le pusieron cuando nació. Ante esa actitud la niña reaccionaba diciéndoles: “Les voy a pegar papelitos en toda la casa para que me digan todos Paz”, narra la madre.

Y agrega que ella siempre usaba “todos mis vestidos, remeras, musculosas. Toda su ropa de antes la guardamos en una caja”. Y cuenta que le dijo: “Esa ropa regalala mami, porque yo no la voy a usar nunca más”.

Florentín afirmó que hay casos en todo el país y que las familias se mantienen conectadas.

“¿No será un capricho Lau?”, le preguntaron en ocasiones. Incluso hubo profesionales que prometieron que con una “terapia concisa se podía superar” y le diagnosticaron “disforia de género”. Otros la culparon de “incitarla” a ser una niña, y quienes fueron más allá arriesgaron con temeridad que la niña carecía de “una imagen paterna.”

Los “trastornos de la identidad sexual” aún figuran en la lista de las psicopatologías en el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. El movimiento Lgbti busca que se quite esta clasificación pues reproduce la patologización de las expresiones de género.

“Espero que la dejen ser feliz, que la respeten. Yo la quiero ver bien. Me duele que la gente diga que tiene trastornos mentales”, sostuvo.

 

Derechos protegidos por la legislación

La ley de identidad de género establece que toda persona tiene derecho a que su identidad se reconozca.

En caso de personas menores de edad la rectificación registral debe ser efectuada por sus representantes legales con la expresa conformidad del niño.

Se emite una nueva partida de nacimiento ajustada a los cambios y se expide un ejemplar de DNI con el nuevo nombre de pila. Cuando por cualquier causa se niegue o sea imposible obtener el consentimiento de algunos de los representantes legales del niño, se podrá recurrir a la vía judicial.

El nuevo nombre adoptado deberá ser el utilizado para cualquier gestión. Es decir para la citación, registro, legajo, llamado, tanto en los ámbitos públicos como privados.

“Fue un proceso difícil, tenía muchos altibajos. Lloraba y me decía: ‘Mamá yo quiero ser una nena normal, ¿por qué nadie me entiende?”.

Narra Laura Florentín, respecto de lo que significó acompañar a su hija.

 

Datos

“Fue un proceso difícil, tenía muchos altibajos. Lloraba y me decía: ‘Mamá yo quiero ser una nena normal, ¿por qué nadie me entiende?”.

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