La rebelión de las masas

Cinco Saltos

No hay que sorprenderse de los acelerados cambios sociales en el mundo, ya que muchos de ellos son el antibiótico para los que creen ser y pertenecer a los dioses del Olimpo o a las deidades políticas de turno. Y este es el caso, entre otros, de Evo Morales, expresidente de Bolivia, queriendo perpetrarse en el poder que comenzó el 22 de enero de 2006.

La OEA, rápidamente, denunció fraude electoral y pidió el balotaje frente a la soberbia de instalar en la sociedad el haber ganado las elecciones en primera vuelta, la huida cobarde a México con compatriotas muertos, un país en llamas y declarando ser víctima de un golpe institucional. Nada más lejos de la verdad, ya que, entre otros, Luis Almagro, secretario general de la OEA, en su alocución denunció a Evo Morales de un autogolpe para ”robarse la elección”.

Por el contrario, las afirmaciones de nuestro futuro presidente asegurando el golpe institucional, increpando y culpando a Trump de los hechos; como así los dichos de Grabois, quien deslizó que el gobernador jujeño Morales, en su momento, había prestado apoyo logístico para romper el orden democrático en ese país, y quien se pronunció en su cuenta de Twitter apuntando contra el gobierno nacional: “La posición del Embajador Álvarez parece confirmar complicidad del Gobierno argentino con el golpe de Estado. Gerardo Morales, Ivanka, Trump, Rubén Costa, Fuerza Aérea, ‘ayuda humanitaria’, paracaidistas: olor a gas y litio”.

Alguna vez en mis cartas en este mismo medio aseguré que ”la brecha es moral”; hoy pareciera ser que los acontecimientos así lo confirman. Pero aun así los pueblos no se equivocan, y más temprano que tarde terminan eliminando a estos diabólicos personajes.

Silvano Giacolla Caruso

DNI 8.119.343


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