La Rosada a la defensiva y sin estrategia clara
La ausencia de una estrategia clara para definir un discurso único frente al escándalo desatado por el contrabando de drogas en Ezeiza, dejó al gobierno esta semana en una postura difícil. Falta de interrelación entre las áreas, ausencia de comunicación interna, reacción corporativa por defender a los suyos o ingenuidad de creer que el tema no tenía la trascendencia suficiente, provocaron que desde Néstor Kirchner hacia abajo, todo el Ejecutivo quedara descolocado frente a la sociedad.
En efecto, el esfuerzo por demostrar que no tenía conocimiento del narcotráfico a través de Ezeiza no tuvo el resultado esperado y las medidas adoptadas se acercaron más a la sobreactuación que al convencimiento. No hace bien a la imagen presidencial confesar que «lo pasaron» en la información. Por esa razón, la pregunta es porqué, una vez explotado el escándalo, el Ejecutivo se mantuvo a la defensiva y no buscó ponerse al frente y decir que había iniciado tiempo atrás la investigación al respecto a través de distintos organismos.
El resultado fue que, mientras la Rosada apuntaba con toda la artillería hacia la Fuerza Aérea, trascendían detalles que demostraban que muchos en el gobierno sabían del contrabando, aunque no habían medido las implicancias políticas. El punto más caliente del escándalo fue cuando el ministro del Interior, Aníbal Fernández, admitió que recibió en «noviembre» un informe de Interpol sobre la existencia de valijas con droga enviadas a España sin pasajeros. Esta manifestación no fue bien recibida en el primer piso de la Rosada donde tienen sus despachos el presidente y el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, quienes se mantuvieron durante días en la posición de que el gobierno «no tenía conocimiento».
La realidad indicó lo contrario: se sabía la existencia de ese contrabando desde antes de finalizar el 2004 y ya se habían iniciado algunas acciones a través de varios organismos nacionales, muchos de ellos en manos de «pingüinos». Es posible -aunque no justificable- que Kirchner no haya sido informado, pero lo cierto es que quienes tenían conocimiento del tema no midieron la magnitud del escándalo y su repercusión en el sector político. De todas formas, una vez estallada la bomba, no hubo una estrategia fijada desde arriba para que el discurso presidencial fuera sostenido por el resto del gobierno.
(DYN, Susana Grassi)
Nota asociada: El escándalo de las valijas con droga amenaza con trabar el Congreso
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