La vida no tiene repuesto

Pasó lo que debía pasar. Cuántas veces hemos escuchado el sonido del motor de un vehículo acelerando a full por la ruta que va hacia Villa la Angostura. Al día siguiente veía las marcas de las frenadas fuertes sobre el asfalto.

“Seguramente un niño bien con el auto de papá”, pensamos, y el gran peligro del accidente cuando llegara un auto de enfrente. Todos se matarían por esta irresponsabilidad. Todos los participantes tienen que llevar la carga de conciencia hasta el fin de sus días.

Qué tristeza de los padres de la chica muerta.

La vida es una sola y no tiene repuesto.

Eberardo Hoepke

DNI 93. 328.470


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