La vivencia, un factor clave para la investigación científica

“Recuperar el sabor del saber, volver a vincular el conocimiento con la vida”. Es la propuesta de la investigadora del Conicet Claudia Perlo, que dará una charla en Roca el 19 de junio, a las 1015, en Italia Unida.

Investigar y estudiar desde la vivencia, no desde la experiencia. Hacer investigación científica gracias al arte. Todas estas propuestas traerá la experta en Educación y ciencias sociales Claudia Perlo a Roca, los próximos 18 y 19, cuando visite el Instituto Universitario Patagónico de las Artes (IUPA).


¿Puede la ciencia cambiar su paradigma y volverse más “humana”? ¿Es posible pensar la investigación científica también como fuente de cultura, educación y salud? Parece que sí. Al menos eso plantea Perlo, doctora en Humanidades y Artes, licenciada en Educación e investigadora del Conicet en Rosario, Santa Fe. “La investigación científica requiere urgentemente recuperar el sabor del saber, esto es volver a vincular el conocimiento con la vida”, se entusiasma.


La charla de Perlo, titulada “Educación, arte e identidad”, será en el marco del Foro Interequipos y se realizará el 19, a las 10:15, en el SUM de Club Italia Unida, de Roca.



–¿Qué responsabilidad y qué escenario se plantea hoy la ciencia ante esta crisis de paradigmas?
–La ciencia requiere despertar del sueño de la razón. El modelo cartesiano ha sido muy fructífero para el desarrollo científico- tecnológico del siglo XX, pero este modelo de ciencia y desarrollo, ligado al progreso ilimitado y la rentabilidad está llegando a su agotamiento.


–¿Qué vinculación se da hoy entre la ciencia, el conocimiento y el arte?
–El conocimiento científico es un modo particular de conocer humano occidental, pero no el único, ni superior a otros modos. Por estos tiempos difíciles retornan a mí, imágenes como las del Guernica. ¿Por qué no enseñamos historia y política del siglo XX a través de esta obra? Y lo mismo me ocurrió cuando estuve frente de los murales de Diego Rivera en el Palacio Nacional de México. También allí me pregunté: ¿Cómo podría expresarse con palabras más claras, la opresión, la lucha y el clamor desesperado de libertad?


–¿De qué se trata el modelo biocéntrico y cómo se aplica en la educación universitaria?
–El principio biocéntrico, formulado por Rolando Toro Araneda, se inspira en la intuición del universo organizado en función de la vida. En este sentido, la única fuente de conocimiento no es la razón. Ya que muchos seres vivos conocen y no tienen cerebro cortical. Por otra parte entre la razón y la acción se encuentra la emoción, que responde al cerebro límbico-hipotalámico. Para lograr aprendizajes humanos integrativos necesitamos implementar en las aulas universitarias estrategias didácticas que se salteen el neocortex.

La vida no es susceptible solo de ser explicada. Para conocer necesitamos entrar allí con el cuerpo despojado lo más posible de nuestros ropajes (modelos mentales). Las otras metodologías fenomenológicas van al rescate de nuestra percepción.

Edgar Morin, sociólogo francés contemporáneo, señala que nuestra crisis, no es económica, ni política: es una crisis de la percepción. Los toltecas hablaban de que estábamos frente a un espejo ahumado, esto es empañado. No podemos ver y lo peor es que no vemos que no vemos. Desde la perspectiva biocéntrica la forma de ingresar allí, es la vivencia, que no es lo mismo que la experiencia. La experiencia es el relato de lo vivido, la vivencia es el instante sensorial, cenestésico (sin anestesia) hecho cuerpo. Allí, en la vivencia, la vida no es cuento, es solo vida. Dejamos descansar nuestro cerebro izquierdo, trabajamos estimulando el cerebro derecho, involucrando toda nuestra biología.


Puesta en valor

“Nuestros trabajos –al menos en el área de ciencias sociales – se encuentran a la altura de los mejores desarrollos del mundo”, asevera Perlo. Pero esa calidad –asegura– se contrapone a la problemática que enfrentan hoy de los científicos. Para Perlo, la Argentina “requiere urgentemente reconocer, poner en valor a sus propios científicos. Nuestros investigadores son osados, irreverentes, creativos, son latinoamericanos y esto implica que aún con poco, podemos llegar muy lejos. Esto no debería soslayar la responsabilidad del Estado de cuidar a las personas, que además le ha costado formar. Los investigadores no son recursos que se puedan recortar, son fuente inagotable de recursos, no solo económicos de un país, sino de salud, cultura y educación”.


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