Los condimentos para que el reality funcione

El roquense Francisco Delgado, cuyo nombre trascendió por una acusación de supuesta paternidad en un programa de chimentos, es uno de los ingredientes de esta nueva temporada del reality.

GRAN HERMANO

La participación del roquense Francisco Delgado fue la sorpresa de “Gran hermano 2015”, un ciclo que necesita de cierto toque de escándalo para que el televidente no se aburra de inmediato de ese reality en el que conviven 15 jóvenes sin más aspiraciones que la fama efímera y un premio en billetes ($ 500.000 y un auto O Km).

Como sea, la llegada del roquense fue el as bajo la manga del principal tejedor de escándalos televisivos y conductor de las galas de “GH”: Jorge Rial (exactamente el mismo que lanzó al aire hace algunas semanas, desde “Intrusos del espectáculo” lo de la supuesta paternidad de Delgado del bebé de Gisela Berrnal).

Y fue el as bajo la manga no sólo porque estaban previstos 14 participantes -y Delgado fue el “inesperado” número 15- sino porque para muchos de los jugadores, Francisco entró “por acomodo”, lo que ya genera la primera incomodidad.

Eso fue lo que debatió el panel anteanoche, cuando se vio por primera vez en cámara cómo Brian -uno de los participantes más carismáticos de esta temporada del reality- le recriminaba al roquense no haber hecho el casting para llegar a la casa televisada.

Pamela David, conductora de los debates, aclaró tres veces que Delgado sí hizo todas las pruebas, como todos. Algo que nadie podrá probar y que no convenció demasiado a los integrantes del panel.

Lo único cierto es que la presencia de Delgado convenía a varios: al programa en primer lugar, que se aseguraba cierto rating a partir del escándalo -real o inventado- sobre la supuesta paternidad del roquense del bebé de Bernal (de hecho, la gala hizo 12 puntos y el debate más de siete puntos en un canal que apenas si aspira a los 6 puntos). Y al propio Delgado también, que entra con algunas cartas de más a ese juego apto para voyeurs.

Ahora habrá que ver si el roquense sabe instalarse en la casa y ganarse el lugar desde el llano como los otros. Y sobre todo, si logra revertir la imagen negativa que hay de él. O si sólo es una presencia temporal que vino a darle ritmo a un ciclo que, tras nueve temporadas, necesita de fuertes sacudones para continuar.

No es exageración. La primera versión de este reality, que se emitió en 2001, se vio por Telefé, y fue una sorpresa no sólo en la Argentina, sino en todo el mundo, por esa curiosidad morbosa que despertaba en los telespectadores al ver a los participantes las 24 horas bajo la luz de las cámaras.

Pero 14 años después, para muy pocos es sorprendente esa falta de intimidad televisada. En la era de las selfies y las redes sociales, ¿qué secretos pueden resultar tan emocionantes como para que el espectador quiera ver lo que ocurre en la casa sin quedarse dormido de aburrimiento? Salvo, dirán los productores de este ciclo, que haya suficiente polémica y sexo como para volver a alimentar el morbo (ya ayer hubo “algo” entre Nicolás Conte y Mariana Farjat).

Esto recién empieza así que habrá que ver. O no (lo cual, en el caso de “GH” siempre es una buena opción).

Verónica Bonacchi

vbonacchi@rionegro.com.ar


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