Los kepes que hace Pepa en Junín de los Andes son insuperables

Todo un personaje de nuestra cordillera neuquina. Lleva 50 años cocinando.

Pepa Julián transformó la oferta gastronómica en Junín de los Andes, de sangre libanesa y austríaca logró fusionar los productos neuquinos con la fuerte impronta árabe en su restaurante Nuevo Ruca Hueney que tiene 50 años.

“No puedo salir de acá, me absorbe, me encanta”, dice Pepa mientras me invita a conocer el corazón del restaurante… su cocina. “Es un salón de baile, y mi equipo es todo”, dice y me presenta a todas las empleadas, por un lado un team de cocineras formadas en el pueblo por el otro ayudantes de toda la vida, en la parrilla, en maestranza, empleados de hace más de treinta años.

Es el restaurante insignia de Junín. Es la nave madre de la buena cocina durante todos estos años. Puso play en 1967.

Pepa es la abuela que yo quisiera tener cerca porque me hace acordar a mi nona Inés, por sus manos, su sonrisa y su forma de moverse en la cocina. Fadua Josefina Julián, alias Pepa, vivía y estudiaba en el colegio de monjas María Auxiliadora de Bahía Blanca, los veranos viajaba a Junín y mataba el tiempo cocinando y ayudando en la hostería de la familia. Así se hizo, así talló su técnica y su mano increíble y comenzó a los veinti largos a trabajar en Ruca Hueney, que decidieron abrirlo con su esposo Nicolás Buamscha, de familia palestina, en una casita al lado del Hotel Lanín donde apenas tenían cinco mesas. Ella en la cocina y el en el salón, la historia estaba arrancando.

Actualmente el Nuevo Ruca Hueney tiene 160 cubiertos y es uno de los grandes bastiones gastronómicos de la patagonia. “La gente de San Martín se acerca mucho a comer árabe” dice Pepa, y habla por teléfono con proveedores, mientras le ponemos pausa a la entrevista en medio del ritmo cotidiano del salón, porque es un sábado y la ola comienza a crecer.

La veta libanesa comenzó cuando decidieron hacer una fecha de comida árabe. La recepción por parte de los asistentes fue tan genial que Pepa decidió comenzar a volcar todas aquellas recetas aprendidas de su madres y de su padre, un libanés que llegó a nuestro país en un barco de piratas mercantes y luego de algunos intentos por recalar en Buenos Aires.

Un tercio de su carta es árabe. Hummus, Labben, Tabbule, Sfiha, kepes, hojas de repollo rellenas con arroz y carne. Otro tercio es truchas. 11 platos diferentes con el peixe por excelencia de la zona. En cerdo 4 opciones de matambres y cuatro de bondiola.

Milanesas de ciervo, pollo y ternera. 9 formas diferentes de hacerlas.

Lámparas hechas con astas se imponen en el salón de aspecto tradicional y de restaurante clásico. Madera, piso brillante, espacios amplios y algunas mesas redondas. En carta se pueden encontrar vinos de la región y algunos otros. Postres maravillosos.

El keppe crudo de Pepa es el mejor en miles de kilómetros a la distancia. No abusa de condimentos, ni satura de mentas en general y los toques de hierbas son perfectos.

Su marido Nicolás Buamscha, fue el motor del agasajo permanente de Ruca Hueney, falleció hace 15 años y dejó una impronta majestuosa. Sobrevuela su nombre y su figura todo el tiempo en el aire. Un restaurante que a lo largo de su medio siglo vio pasar infinidad de personalidades de la política, el arte y la cultura como un punto de la farándula y el buen comer en la Patagonia.

Nunca dejen de visitar el Nuevo Ruca Hueney. Siempre y en la medida que se pueda hay que volver. Prueben la comida árabe, la fusión con el cordero patagónico y la maravillosa mano de Pepa, que es sublime.


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