Luciana Peker ayuda a liberar la palabra

“Sexteame: amor y sexo en la era de las mujeres deseantes", el quinto libro de la periodista une fragmentos autobiográficos con relatos de mujeres y datos duros .

En su libro “Sexteame: amor y sexo en la era de las mujeres deseantes”, Luciana Peker dialoga desde el feminismo y “la liberación de la palabra” con otros textos, en una prosa poética hipertextualizada, sobre el amor, el sexo, amores descartables, vínculos y el deseo como derecho, “un deseo que pueda ir para adelante y pensar que el futuro puede ser mejor que el pasado”, según aseguró la autora de “Putita golosa” a Télam.

La cuarentena no frena el deseo ni el lanzamiento del quinto libro de la periodista con más de 20 años de oficio, especializada en feminismo, que con Tita Print presenta el libro “Sexteame” con “La deseante” (booktrailer), que invita a desear y soñar con pieles y abrazos en esta ausencia de afectos y contactos obligados por la cuarentena y marcados por la virtualidad avasallante.

En el libro, editado por Paidós, se hilvanan fragmentos autobiográficos con relatos de mujeres, escritoras y pensadores, y la crueldad de los datos. Peker escribe poniendo el cuerpo y las sensaciones. Escribe sobre un tema que le surge de las entrañas, del dolor, de las venganzas ejercidas sobre su cuerpo, su trabajo y su deseo. Sostiene que no se trata de un libro de autoayuda, porque no da soluciones que no tiene. Al contrario, es “un libro absolutamente sentido y cargado de dolor y de deseo, de mucha escucha y lectura con las mujeres”.

P- ¿Cómo se conecta éste con tus libros anteriores? ¿Por qué apostar “al sexo, al texto y al te amo”?

R- Este libro es una continuidad de “Putita golosa por un feminismo del goce”. El sentido del goce, por enfocarme en el amor, el sexo, el deseo y lo que llamo la revancha machista y el feminismo del goce de las mujeres deseantes; lo que pasa con eso y las nuevas formas de venganza hacia las mujeres y las diversidades sexuales. Parece menos conectado con la “Revolución de las hijas”, sin embargo, la idea de que la familia, el hogar, la vida tengan un formato conservador responde a una estructura patriarcal o clásica de sumisión de esas relaciones, que son valores apropiados por los sectores conservadores. El feminismo es la gran apuesta al amor y la familia, pero de manera diversa, múltiple, libre y democrática.

P- ¿Qué es ser una persona deseante y qué pasa con los deseantes en estado de aislamiento social frente a problemáticas como el incremento de la violencia de género en el hogar, la imposibilidad de tocarse o el corralito sexual?

R- En un país con tantos niveles de crueldad y virulencia política, estoy a favor de la cuarentena y las medidas de aislamiento social -medidas dolorosas y necesarias para cuidar la vida de las demás personas-, creo en escribir en libertad y en tener una mirada integral. La piel es la nueva frontera. El miedo al otro (otra) crece y es un fenómeno de retroceso. Según la Defensoría del Pueblo, durante el 2020 hubo 168 feminicidios, 10 femicidios más que el año pasado. Son cifras que nos alarman. Lo dijimos desde el primer día: la vuelta al hogar para las mujeres es un retroceso que había que paliarlo con políticas públicas, que las hay activas, pero que nunca son suficientes: quedar encerradas fuera de la vida pública y el contacto con otras mujeres es una situación regresiva.

En relación al sexo hay mucha gente que no vive bajo el mismo techo. En muchos casos hay parejas que se separaron porque no aguantaron la cuarentena, otras terminaron juntándose y compartiendo, se armaron parejas y en otros funcionó mucho la clandestinidad. Hay que separar la picardía, la clandestinidad de un deseo muy fuerte del boicot a la cuarentena. Una cosa es marchar para manifestarse en contra de la cuarentena como medida sanitaria y otra es cruzarte con alguien que te gusta en el supermercado y encontrarte para tener sexo. Ahí hay un valor de poder subvertir un poquito el orden para el encuentro de pieles, que sí es imprescindible, sin idealizar una cuarentena con efectos retrógrados. En un mundo donde el sexo pasó a ser un valor muy descartable, nos da una oportunidad de repensar los vínculos, donde el otro importe. Reapostar a amores y sexualidades ante el desamparo en que nos deja la cuarentena. Desamparo de un mundo, como pasa en la Argentina, que quema sus bosques, humedales, sus territorios, pone en peligro sus animales, jaquea la biodiversidad y genera cada vez más pandemias por zoonosis por la depredación del territorio. Por supuesto, se puede pensar el territorio amoroso como un territorio a reconstruir. Esa reconstrucción no es la vuelta al modelo conservador. Se puede ir para adelante en situaciones más amorosas, volviendo a la raíz del cuidado.

P- ¿Cómo es este proceso de “la liberación de la palabra” que nace en Argentina?

R- La liberación de la palabra es lo que empieza a suceder en España con el “yo te creo hermana”, “Cuentenlo”, “Denuncia a tu cerdo” (tu abusador) en Francia, el Me too en Estados Unidos, el “Ni una menos”, y “Mi primer acoso” o “Y la culpa no era mía” por Las Tesis desde Chile. Son relatos en las redes sociales donde se empiezan a denunciar situaciones de acoso, abuso, violencia de género, discriminación. A ese fenómeno, en el mundo, se lo conoce como “liberación de la palabra”. Las periodistas y escritoras que hacemos género somos, de manera plural y coral, un eje fundamental para que otras mujeres puedan replicar con palabras sus testimonios, sus historias. El fenómeno empieza en la Argentina, no por razones azarosas, sino como fenómeno de una construcción política de herencia y resistencia a la dictadura militar, de la importancia de los movimientos de los Derechos Humanos, de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, de H.I.J.O.S, del Paro Internacional de Mujeres, de los Encuentros de Mujeres; por muchos motivos estructurales donde el movimiento feminista tiene un sentido político y de trayectoria importante. Este movimiento de liberación de la palabra tiene una fuerte impronta latina y tercermundista porque esa es la impronta donde nos resistimos al abuso sexual, pero también a otros abusos de poder que tienen que ver con la disputa y las desigualdades entre el primer mundo y el tercero.

P- ¿Cómo se sigue trabajando sobre el feminismo con la cancelación del espacio público?

R- Hay formas de trabajar el feminismo, pero hay que reconocer un retroceso. Hay más políticas públicas que en ninguna otra gestión, tenemos el Ministerio de Mujeres donde las Naciones Unidas reconoció que la Argentina es el primer país con mayores políticas públicas. Hay una incidencia del feminismo hoy, que tiene el feminismo para llegar al Ministerio y a distintas áreas gubernamentales. El espacio del feminismo en la Argentina es la calle, y en ese sentido estamos en una situación de retroceso donde la derecha más rancia toma las calles. “Sexteame” es un libro que propone esta “liberación de la palabra”. Lo que hacemos con otras escritoras, periodistas feministas -María del Mar Ramón, Tamara Tenenbaum, Mariana Carbajal, Gabriela Cabezón Cámara, Dolores Reyes, Gabriela Borrelli y muchísimas más- es que esto tenga una continuidad. Leernos hoy es una forma de resistencia en cuarentena. Si bien estamos copadas por las redes, las pantallas nos cansan los ojos, está la posibilidad de leer como tiempo de respaldo y serenidad, de no dejar nuestro lugar de pensamiento, reflexión, abrazo y resistencia.

Télam


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