Macri levanta su última línea de defensa


Una minoría dispuesta a defender su agenda -cualquiera que sea la agenda- más allá de la suerte del domingo 27. De la que puede legítimamente sentirse líder.


Parecía que venían a quedarse 100 años…”. De haberla escuchado, la frase de Cristina Kirchner debió haber resonado en los oídos del presidente Macri. Fue el jueves, el jueves peronista de La Pampa, en la vuelta a los escenarios de la fórmula del Frente de Todos. Mauricio Macri nunca pensó en eternizarse, no está en su naturaleza hasta donde se ha visto. Pero el presidente siempre creyó tener asegurado el ticket para su reelección. Sobre todo aquel extraño viernes 9 de agosto, cuando los mercados hicieron volar los activos argentinos durante la previa de unas elecciones que parecen haber sellado su suerte. Esa Argentina ya no existía para entonces, salvo en las encuestas y en algunas voluntades. Aún hay en el gobierno quienes se resisten a creerlo.

Más crudas fueron para Macri las palabras de María Eugenia Vidal el día anterior en Mar del Plata. La gobernadora inauguró el coloquio empresarial de IDEA e instaló un clima de balance y despedida. Vidal abrió la puerta a una nueva etapa, a un futuro donde, como dijo, “no hay grieta”. Dijo también que a un gobernador se lo debería juzgar por lo que ha hecho en materia de educación, seguridad, en obras, salud. Lo que lleva elidido: esta gobernadora no debe ser juzgada por la economía. Lejos de la Casa Rosada, Vidal fue despedida de pie con un aplauso ruidoso y cálido.

A su modo el presidente también está construyendo como Vidal su futuro. Los actos multitudinarios lo han hecho reconciliar con su suerte. Por qué no haberlo intentado antes. Macri fue empujado inesperadamente a las plazas el 24 de agosto, sorprendido por la convocatoria de su voto irreductible que colmó la Plaza de Mayo. Una minoría dispuesta a defender su agenda -cualquiera que sea la agenda- más allá de la suerte del domingo 27, y de la que puede legítimamente sentirse líder.


Las plazas son también una última línea de defensa para la incertidumbre que podría deparar el llano: ella anticipó que se avecina la hora de rendir cuentas.


Una porción del electorado no muy distinta de la que podría reivindicar la expresidenta Kirchner como propia. Una última línea de defensa para la incertidumbre que podría deparar al presidente volver al llano.

Porque también en La Pampa ella anticipó que se avecina la hora de rendir cuentas. ¿Piensa Macri en estas cosas cuando habla ante multitudes? ¿Querría ser eventualmente el jefe de una oposición al regreso del peronismo? ¿Está dispuesto a resistir la presión interna de los que lo responsabilizan de la catástrofe de las PASO y reivindicar su liderazgo? ¿O su vida será la de un Mariano Rajoy, un José María Aznar, un referente de la Fundación Libertad? ¿En Madrid? Ninguna decisión ha sido tomada por el presidente.

Macri fue presentado el viernes por los responsables del Coloquio de IDEA para un cierre deslucido, por videoconferencia. La participación del presidente estuvo muy lejos de generar en ese auditorio la reacción de otros encuentros en los que todo era expectativas y promesas. El último optimista allí estaba en la pantalla de video. “Sé que en el ‘círculo rojo’ hay quienes dieron todo por terminado el 11 de agosto”, dijo desde Corrientes, donde se preparaba para un acto de campaña. Los desencuentros del presidente con buena parte del sector empresario son muy anteriores a la derrota electoral. Pero Macri capturó en esa frase amarga el espíritu del Coloquio en Mar de Plata. Para quienes allí estaban, él ya es parte del pasado.

Un encuestador admitió en uno de los pasillos de IDEA que su consultora cambió el diseño metodológico de las mediciones después de las primarias. Él mismo había anticipado la noche anterior a la elección, en un encuentro privado, que registraban un empate técnico. Fueron más de 16 puntos en favor de Alberto Fernández. Algunos sondeos llevan hoy esa ventaja a 20 puntos.

Si se confirman esos números Fernández tendrá una fuerte legitimación para impulsar un programa de estabilidad que saque a la economía del estancamiento.

En sintonía con las promesas del candidato, en Mar del Plata hubo un reclamo unánime en favor de construir consensos. Pero hasta ahora solo son palabras. Nadie sabe bien todavía de qué se está hablando.


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