Mamboretá. A Dios rogando…

...y con el mazo dando. No son venenosas, pero sí muy voraces.

Nada mejor para esta fiesta, que hablar de un insecto que con sus patas delanteras parece que está rezando. Por eso uno de sus nombres más comunes -junto con el de “mamboretá”- es el de “tatadiós”. Pertenecen al género Mantidae, que reúne a numerosas especies repartidas en todo el mundo. En los Estados Unidos fue introducido accidentalmente en 1899 y actualmente es el insecto oficial del estado de Connecticut. DESCRIPCIÓN Los mantodeos son insectos carnívoros, que viven en la vegetación y utilizan sus patas anteriores para capturar presas vivas. A menudo muestran una coloración similar al entorno que los rodea. En nuestra región también se lo conoce como “palote”, porque suele parecerse a un palito seco, que en realidad es una de sus tácticas de mimetización para escaparle a sus predadores, especialmente los pájaros. Los adultos se encuentran durante el verano y otoño. Las puestas tienen lugar de febrero a abril. Los huevos son colocados en ootecas, formadas a partir de una sustancia viscosa que poco después de depositada se seca y endurece y permanece adherida a postes, piedras y troncos o aun en paredes de viviendas y otras construcciones rurales. Estas ootecas varían entre especies en cuanto a forma, tamaño y número de huevos que alojan (de una a varias decenas, según los casos). Las ninfas hacen su aparición en la primavera siguiente y presentan un número variable de mudas, aunque seis o siete estadios suele ser lo más común. Son estrictamente carnívoras, ingieren insectos pequeños y eventualmente arañas. Su aspecto es similar al de los adultos, aunque difieren a primera vista en tamaño y desarrollo de las alas. Tanto las ninfas como los adultos son buenas predadoras en los jardines y comen una variedad de insectos, inclusive polillas, grillos, langostas, tucuras y moscas. Vigilan y acechan resueltamente a sus víctimas, pero no pueden controlar el crecimiento de las poblaciones de algunos insectos y no saben distinguir entre benéficos y parásitos … se “morfan” lo que se les cruza. Hay que desterrar una antigua creencia en la gente de campo, que le atribuye a estos insectos ser venenosos. En nuestro país todas las especies son absolutamente inofensivas. Para atraer y “conquistar” al macho, la hembra segrega perfumes (feromonas) y se lo come durante o después de la cópula, especialmente si es criada en cautiverio, pero en libertad no sería tan grave esta costumbre … cualquier comparación o conclusión, corre por cuenta de quien las realice. ¡FELIZ NAVIDAD! A todos los “locos/as por las plantas”, mis mejores deseos de que la pasen de rechupete, en compañía de sus familias.

TEODORICO HILDEBRANDT ELJARDIN@RIONEGRO.COM.AR

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