“Mar Gruesa”, Martin Amis

Así, como al pasar, como si no fuera nada, Martin Amis ironiza sobre algunos de los tópicos más caros de la sociedad moderna. La homosexualidad, la obsesión por el éxito, el futuro de la humanidad y el onanismo desaforado. Cada uno de estos macrotemas es objeto de un grado distinto de obsesión por parte de la humanidad. Amis, en clave humorística, se sumerge en ellos y los adorna con nuevas alternativas y detalles capaces de cambiar el aspecto del cuadro. El autor de “Dinero” es la metáfora de un espectador travieso suelto en Museo que, de pronto, sin que los guardias y los críticos lo noten, pone patas para arriba una obra maestra. Unos pocos se darán cuenta de que algo anda mal, mientras que muchos sentirán al observar la pintura cómo un ruido sordo les penetra la frente. Cada uno de los relatos de Amis en “Mar Gruesa” merece consideración y tiempo: en este libro recopilatorio no hay cuentos mediocres, todos tienen una calidad que los distancia y los eleva por sí solos. Pero aun en el medio de este exquisito banquete “Amistico”, hay un relato que brilla con otra luz. Una historia básicamente genial. “El portero de Marte” es a “Mar gruesa” lo que “El Ojo Silva” a los “Relatos” de Roberto Bolaño. Si alguien hiciera una recopilación de los mejores cuentos de la historia de la literatura de todos los tiempos, estos dos estarían incluidos sin duda alguna. “El portero de Marte” es una pieza de increíble osadía ¿Qué hace Amis allí? Nada más y nada menos que explicarnos, a través de la voz de un marciano, el sentido del universo y de la vida misma.


Así, como al pasar, como si no fuera nada, Martin Amis ironiza sobre algunos de los tópicos más caros de la sociedad moderna. La homosexualidad, la obsesión por el éxito, el futuro de la humanidad y el onanismo desaforado. Cada uno de estos macrotemas es objeto de un grado distinto de obsesión por parte de la humanidad. Amis, en clave humorística, se sumerge en ellos y los adorna con nuevas alternativas y detalles capaces de cambiar el aspecto del cuadro. El autor de “Dinero” es la metáfora de un espectador travieso suelto en Museo que, de pronto, sin que los guardias y los críticos lo noten, pone patas para arriba una obra maestra. Unos pocos se darán cuenta de que algo anda mal, mientras que muchos sentirán al observar la pintura cómo un ruido sordo les penetra la frente. Cada uno de los relatos de Amis en “Mar Gruesa” merece consideración y tiempo: en este libro recopilatorio no hay cuentos mediocres, todos tienen una calidad que los distancia y los eleva por sí solos. Pero aun en el medio de este exquisito banquete “Amistico”, hay un relato que brilla con otra luz. Una historia básicamente genial. “El portero de Marte” es a “Mar gruesa” lo que “El Ojo Silva” a los “Relatos” de Roberto Bolaño. Si alguien hiciera una recopilación de los mejores cuentos de la historia de la literatura de todos los tiempos, estos dos estarían incluidos sin duda alguna. “El portero de Marte” es una pieza de increíble osadía ¿Qué hace Amis allí? Nada más y nada menos que explicarnos, a través de la voz de un marciano, el sentido del universo y de la vida misma.

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