Masivas marchas contra Rousseff por la corrupción

El escándalo de Petrobras, eje del malestar.

AP

San Pablo fue el eje de las manifestaciones, con un millón de personas.

SAO PAULO.- Cerca de un millón y medio de brasileños protestaron ayer pacíficamente en todo el país contra la presidenta Dilma Rousseff, que enfrenta un complejo cóctel de tensión social, política y económica derivada en parte del gran escándalo de corrupción en Petrobras. La mayor protesta tuvo lugar en Sao Paulo, que convocó a un millón de personas, según la policía, vestidas en su mayoría con la camiseta amarilla y verde de la selección brasileña. “Estamos aquí para expresar nuestra indignación con la corrupción, patrocinada por el gobierno, y por el robo, y también para exigir la destitución de Dilma’’, dijo Andre Menezes, de 35 años. Además de Sao Paulo, personas se reunieron en la playa de Río de Janeiro, en Brasilia y en la ciudad de Belo Horizonte. Según estimaciones de la policía, fuera de Sao Paulo decenas de miles de personas salieron a las calles en decenas de ciudades el domingo con reclamos contra la presidenta, principalmente por las denuncias de corrupción que se han agravado en las últimas semanas. “Yo no quiero que mi país se convierta en Venezuela, no queremos un gobierno autoritario’’, dijo Marlon Aymes, de 35 años, quien portaba con otros una enorme bandera que leía “Ejército, Armada y Fuerza Aérea: Por favor, sálvenos una vez más del comunismo’’ en la manifestación de Río de Janeiro. Muchos de los manifestantes hicieron reclamos con referencia al esquema de sobornos que implica a decenas de políticos, constructoras y exdirectivos de la compañía estatal Petrobras. La fiscalía mantiene que más de 800 millones de dólares fueron pagados en sobornos a políticos y funcionarios de Petrobras por las principales compañías de construcción e ingeniería del país a cambio de contratos sobrevaluados con la petrolera. Altos ejecutivos de las constructoras ya fueron acusados formalmente, mientras que el procurador general abrió una investigación a más de 50 políticos, muchos congresistas de alto rango, por presuntos vínculos con la red de sobornos a lo largo de la última década. Rousseff no ha sido acusada de crimen alguno y no está siendo investigada. Sin embargo, muchos comentaristas resaltaron que es muy pronto en el segundo mandato de Rousseff para que las manifestaciones estallen en gran magnitud. Las encuestas que miden la popularidad de Rousseff nunca habían mostrado índices tan bajos y el escándalo de corrupción se ha sumado a otras dificultades como los problemas presupuestarios y el estancamiento de la economía. “La gente se siente engañada por los mensajes de su campaña en 2014’’, dijo el analista David Fleischer. “Quieren que Dilma corrija la situación, que agite a Petrobras para el bien de todos y no sólo para encubrir el escándalo’’. Las protestas del domingo parecen ser diferentes a las que brotaron contra el gobierno en junio de 2013. En ese momento, cientos de miles se reunieron con una frustración generalizada por los malos servicios públicos en los sectores de salud, seguridad pública, educación y transporte. En ese entonces, muchos ya reclamaban sobre la corrupción y la impunidad. (AFP/AP)


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