“Me mandé la cagada amigo, maté a mi mujer y a mi amigo”: la confesión después del crimen en Allen

Formularon cargos al hombre acusado por el intento de femicidio y el homicidio de un sindicalista. Le dictaron prisión preventiva por seis meses.

“Me mandé la cagada amigo, maté a mi mujer y a mi amigo”.

Arrodillado, con las manos sobre su cabeza y seguro de que no iba a poder escapar del lugar, esa fue la frase que soltó ayer por la tarde Miguel Retamal. Estaba delante de un policía y a 100 metros de ambos yacía el cuerpo de José Ramírez. El hombre que minutos antes había llamado a sus hijos para contarles lo mismo que al uniformado no sabía que su esposa, Analía Muñoz no estaba muerta. Por eso, para protegerla, en la audiencia de formulación de cargos realizada a primera hora de esta tarde se decidió que el acusado por el intento de femicidio y por el homicidio del sindicalista de Allen permanezca con prisión preventiva durante seis meses.

La descripción de los hechos ocurridos ayer, primero en la vivienda de la zona norte que compartían Retamal y Muñoz, y luego en la zona de la Isla 16, reflejan una conducta vertiginosa por parte del hombre, que tiene 51 años y que está casado desde los 20 con la mujer a la que atacó ferozmente con un cuchillo.

En esa casa vivieron hasta hace poco dos hijos de la pareja, que decidieron mudarse solos. Fueron ellos los que describieron ayer a última hora, ante los investigadores, que el contexto familiar se había tornado denso últimamente, por la convicción de Retamal sobre una relación entre Muñoz y otro hombre.

De acuerdo con la descripción que hizo hoy el fiscal Luciano Garrido, no hubo alertas suficientes para evitar que a las 17 de ayer Retamal entrara en forma intempestiva a la habitación donde la mujer estaba acostada. Se abalanzó sobre ella y la apuñaló. Primero fueron dos cortes en el cuello, uno de ellos afectando la yugular. Luego dos más, en el hombro izquierdo.

Convencido de que la había matado, tomó rumbo en moto hacia el predio del Sindicato de Empleados Farmacéuticos. Ahí lo encontró a Ramírez. La reconstrucción que pudieron realizar hasta el momento los investigadores indica que discutieron y que Retamal le asestó primero tres puñaladas, sobre la zona del cuello y el rostro.

La víctima intentó escapar. Corrió hacia el predio lindero, perteneciente a la Fundación Aukan. La acusación dice que Retamal lo alcanzó, que volvieron a cruzar palabras y que finalmente usó el cuchillo dos veces más, hiriéndolo en la zona del tórax.

Luego de eso, Retamal se alejó. Personas que estaban en el predio de la Fundación y observaron la dramática escena final llamaron a la Policía, que llegó rápido. Así fue como un integrante de la Unidad 56 encontró al acusado a 100 metros del cuerpo de Ramírez, a punto de subirse a la moto.

Esa conducta fue determinante para el juez Maximiliano Camarda, porque la entendió como un reflejo de su intención de escapar.

Sumado a la gravedad del hecho y a la lucha por seguir viviendo de su mujer, el magistrado hizo lugar a la medida cautelar pedida por el representante del Ministerio Público.

El fiscal Luciano Garrido consideró que en seis meses no sólo se puede esclarecer el hecho, sino también llevar adelante el juicio.

Retemal sólo respondió en la audiencia a las preguntas de rigor, sobre sus datos filiatorios. No quiso dar más detalles sobre la trágica tarde del jueves en Allen.

Mientras tanto, la familia de Analía sigue en vilo por la salud de la mujer, que esta tarde permanecía internada en terapia intensiva del hospital de Roca.

El fiscal Garrido, el juez Camarda y el defensor Carrera, en la audiencia que se desarrolló entre las 13 y las 14 en Roca.


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