Mi perro y yo: cómo le afectan mis emociones

La vida moderna y sus rutinas ofrecen diversas situaciones cotidianas que despiertan emociones y afectan el bienestar de nuestros animales de compañía. Cómo funciona y qué hacer. Consejos para mejorar las relaciones emocionales en la familia multiespecie.

El miedo, sin dudas es una de las emociones que más padecen nuestros animales. Según las estadísticas, uno de cada dos perros tiene o padece de algún tipo de miedo, ya sea a ruidos y sonidos, a las condiciones climáticas, el temor a otros animales, a las personas, a objetos entre infinidades de cosas.
Pero, ¿por qué razón los animales suelen manifestar tanto miedo? Según María de los Ángeles Pirola, veterinaria holística (MNRN: 448), la combinación entre la sensibilidad extrema por un oído agudo que cuentan los animales por naturaleza sumado a la falta de desarrollo de capacidades cognitivas y conductuales propias de la especie, suelen ser la principal consecuencia. “Cuando son pequeños y sensibles para conocer el entorno y socializar y no les ofrecemos variedad de estímulos ni les mostramos el mundo tal cual es”, afirmó la profesional a Río Negro.

Hay un flujo constante de información emocional de manera bidireccional, entre humanos y sus animales de compañía.


Añadió, además que, el miedo de las personas a que sus perros se contagien de enfermedades también hace que se los mantengan en una “burbuja”. La experta recomienda encontrar un equilibrio amoroso sin hacerlos vivir en el aislamiento extremo. Debemos aportar las condiciones necesarias donde estos puedan expresar todo su potencial, emocional, social y conductual. En cuanto al vínculo que se genera entre el humano y su perro, se debe tener en cuenta cómo afecta a sus emociones. Se trata de una relación única y según la antrozoología – ciencia que estudia el vínculo humano-animal – habla sobre la calidad de dichos vínculos que permite ayudar a familias multiespecies para equilibrar sus relaciones.

El vínculo que formamos con nuestro perro es único e irrepetible


“Está científicamente comprobado que hay un flujo constante de información emocional de manera bidireccional, entre humanos y sus animales de compañía que tienen un vínculo estrecho”, argumenta Pirola y se llama “teoría de contagio emocional”, una forma de empatía interespecie.
La médica veterinaria afirma que tanto “nuestro perro y nuestro gato”, no solo perciben nuestras emociones, sino que también las sienten como propias. Agregó además que “aquellas personas sensibles y empáticas podrán sentir también las emociones de los animales con que conviven”.


Las emociones no son ni buenas ni malas – aclara – pero están cargadas de cierta energía que predisponen a determinados estados de salud. Un ejemplo claro de ello es cuando la persona disfruta del día a día y realiza actividades en familia, al aire libre y goza de buena salud, seguramente sus animales manifestarán un estado de armonía y de óptima salud. En cambio, ante una persona que vive estresada con la sensación de inseguridad permanente, esos animales tendrán el mismo nivel de estrés y estarán predispuestos a enfermedades inflamatorias crónicas por exceso de hormonas de estrés como cortisol, conductas indeseables y ansiedad. “Esto se debe a la sincronización emocional entre el perro y el humano a corto o largo plazo”, afirmó la experta.
Pirola propone realizar un simple ejercicio con nuestro compañero perruno y se trata de conectar nuestra mirada con él. “Sentirás que tu perro te mira con admiración y amor incondicional. Eso es lo que vamos a fomentar y buscar que se repita conscientemente”, explica.

Los animales sienten nuestras emociones como propias


¿Cómo hacerlo? Nos sentamos con un premio que le guste en la mano, lo llamamos y cuando se acerque y quiera comerlo, cerramos la mano. El perro intentará comerlo, pues no se lo daremos. Esperamos con paciencia y cuando se aleje y nos mire, le sonreímos y lo felicitamos con un “muy bien” y ahí sí le damos el premio para que lo coma. De esta manera le estaremos enseñando autocontrol y amor al mismo tiempo. Este ejercicio después de puede repetir en la calle, entre sus paseos, en momentos de inseguridad y lo ayudará a sentirse mejor. “Los beneficios de este simple ejercicio son muchos y uno de ellos es que aprenderá a autocontrolarse, además se sentirá más seguro de sí mismo y ambos liberarán endorfinas, prolactina y oxitocina, la hormona prosocial”, explicó Pirola.

El fortalecimiento del vínculo hace que también se fortaleza su sistema inmune


Con la subida de la oxitocina, disminuye el nivel de cortisol en la persona y en el perro logrando una desintoxicación de cortisol amorosa. La oxitocina tiene una función integrativa de la fisiología de las relaciones, regula el comportamiento social y la capacidad cognitiva.
De esta manera fortalecen el vínculo, el sistema inmune, los procesos digestivos, la curación y el aprendizaje al mismo tiempo. “Así tenemos bienestar garantizado para toda la familia multiespecie, porque la familia es una unidad, la salud de uno depende de la salud del otro y viceversa, por lo que cada integrante influencia a los otros”, culminó María de los Ángeles Pirola


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