Muguruza no pudo soportar la presión

Responder cada partido, cada torneo, ante la presión que generó su exitoso 2015 fue el reto que se propuso Garbiñe Muguruza para el 2016, pero Australia le enseñó ayer a la española que el camino hacia la constancia será largo. “Es lo que más cuesta. Que los días malos no te pasen o te pasen las menos veces posible. Y que cuando pasen, sepas sobreponerte”, analizó Muguruza tras caer en la tercera ronda del Abierto de tenis de Australia contra todos pronósticos. La española de 22 años no sólo perdió con la checa Barbora Strycova por 6-3 y 6-2, también perdió la batalla contra los nervios y las expectativas que generó su tenis en los últimos meses. Ya no es una desconocida del circuito, es la número tres del mundo y los focos están sobre ella. “Todo el mundo espera que haga un buen año, así que será un año muy difícil para mí, porque nunca he estado en esta situación. Mi objetivo es estar calmada”, declaró en Melbourne antes de que arrancara el primer Grand Slam de la temporada. La importancia de un jugador para un torneo y para el circuito se mide perfectamente por la pista en la que uno juega. Y Muguruza, la estrella emergente, sólo pisó este año en Australia la central, la Rod Laver Arena, donde ganó sus dos primeros partidos y perdió el tercero. Desconectada y errática, ayer fue un manojo de nervios. Muguruza explotó en 2015 alcanzando la final de Wimbledon y las semifinales del Másters, pero no mantuvo la consistencia a lo largo de la temporada, combinando finales y derrotas en primeras rondas.


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