Mundo vinilo: el regreso a los orígenes

Junto con el placer recobrado de escuchar música, llegó también el gusto de hacerlo en su mejor versión: la del disco. Y con ellos, llegaron también las ferias, como la que habrá hoy y mañana en Roca. Los participantes hablan de la pasión y los beneficios de este formato.

La música ha estado presente a lo largo de toda la existencia del ser humano. Y en estos tiempos, pandemia mediante, el placer que otorga tomarse unos minutos para escuchar una banda o un intérprete preferido parece haber recobrado la fuerza que perdió cuando estábamos inmersos en la vorágine diaria que nos consumía y nos dejaba exhaustos al final de la jornada.


Pero en medio de toda la tecnología disponible para encontrar y escuchar al artista de nuestro agrado en unos pocos segundos y con solo apretar un botón, hay un dato que llama la atención y que cada vez gana más espacio en el mercado: el regreso de los vinilos.

Esos círculos negros, con surcos, utilizados en el artefacto indicado, nos trasladan a un tiempo lejano en el que este formato era el rey.

El vinilo es amo y señor en el gusto de los melómanos más acérrimos, y prácticamente desconocido para una gran mayoría de jóvenes que nacieron y crecieron bajo el formato digital, aunque no para todos los jóvenes y más adelante vamos a explicar el porqué de esta afirmación.

Hoy proliferan las ferias vinileras que recobraron protagonismo primero en Buenos Aires y que ahora ya son una marca registrada en varias ciudades del interior del país, Roca y Neuquén incluidas.

“Para quien está acostumbrado a escuchar música no le gusta otro formato que no sea el vinilo, es una ceremonia, un ritual”.

Daniel Villarreal, titular de Disquería Almendra en Neuquén.


Estas ferias han cobrado vida gracias a sus organizadores y a los feriantes que van de un lugar a otro con sus vinilos a cuestas sin importar la distancia que los separa de su lugar de residencia. La idea es estar, compartir, vender, canjear o brindar los conocimientos adquiridos a lo largo de muchos años.

Y en este sentido Roca está a punto de vivir su 14° encuentro vinilero que comienza hoy sábado y finaliza mañana, con al menos dos participantes / feriantes muy conocidos en el ambiente que nos cuentan parte de su historia y sus vivencias cosechadas a partir de estos encuentros.

Daniel Villarreal es el titular de Disquería Almendra en Neuquén, un lugar donde vive la música desde hace más de 30 años.

Rodolfo Price Echandi vive en Sierra de la Ventana, y desde allí viene hasta Roca con su espacio RodoRock para cumplir con este compromiso que define como su estilo de vida, lo que le gusta hacer. También lleva más de tres décadas con esta movida musical.

Daniel Villarreal, presente en una edición anterior de la Feria.


Ahora bien, la pregunta es qué pasó con el vinilo y qué pasa hoy con el vinilo. “El vinilo se discontinuó durante un tiempo en el país aunque afuera no ocurrió lo mismo, pero los precios de los productos nuevos en ese entonces se tornaron inalcanzables para los que vivíamos acá”, dice Villarreal.

“En Argentina se mantuvo un mercado de usados que no era tan grande como lo es ahora que está creciendo. Hoy se da la situación inversa: va cayendo la venta de Cds y va levantando la del vinilo”, continúa el propietario de Almendra.

Para Rodolfo Price Echandi “el formato vinilo anduvo bien hasta que comenzó a entrar con más fuerza el CD que era el producto perfecto para ese momento, los años 90. Ahí quedó un rato de lado el vinilo, pero el que sabía del tema siguió comprando. Hubo tipos que fueron muy nobles con todo esto, pero masivamente se terminó, lo terminaron de matar”.

“Yo pensaba que los discos eran un gasto superfluo, pero en pandemia me di cuenta que no, es como una terapia y a la gente le sirve”.

Rodolfo Price Echandi, de RodoRock.


El formato digital fue otro golpe para la industria. Dice Villarreal: “Cuando apareció todo lo digital el formato físico comenzó a decaer. Encima la gente tenía acceso gratuito a la música, para qué van a pagar algo que pueden obtener gratis. Cualquiera que tenga internet hoy puede escuchar lo que quiere”. Y aclara que “el mercado del vinilo quedó para los coleccionistas, para los amantes de ese formato, y para la gente más grande que no se puede adaptar a lo digital, o no le gusta directamente”.

A su entender, “la industria busca la manera de seguir produciendo y ahora vieron que el vinilo funciona, la forma de posicionar la industria es a través del vinilo, porque ya ni los autos traen para pasar cds, es todo para pendrive o tarjeta de memoria”.


La ceremonia de escuchar música y defender el formato



Otra de las intrigas que plantea este revival del vinilo es saber en dónde radica su fortaleza para los consumidores. Así lo plantea Villarreal: “La gente que compra vinilos tiene que predisponerse a escucharlo porque es toda una ceremonia, buscar el disco, limpiarlo, hallar el tema que querés escuchar, el disfrutar realmente el momento con tu música, bajar un cambio, a ello se suma el arte que tiene cada disco que te permite sentir y apreciar una tapa, los dibujos, las imágenes, elementos que en un cd pasan desapercibidos”.

Para Price Echandi “el que sabe mucho de esto nunca dejó el vinilo, hay colecciones personales que nunca se tocaron ni se vendió nada, ni los cassettes han vendido. El núcleo ultraduro, el de la resistencia, nunca se desprendió de ningún disco y hay cosas que nunca se volvieron a reeditar, o se lanzaron en cd pero nada que ver el sonido, ahí radica buena parte de su valor”.

Esta movida también tiene una gran carga sentimental, ya que “hay mucha gente grande que siente que vuelve a sus años mozos, gente que en su momento en su casa escuchaban discos y en cierta manera esta actualidad le permite volver a vivir esos gratos años de su infancia o juventud”, dice Villarreal.


El rol de los más jóvenes



Más allá de lo que podría suponerse, hay muchos jóvenes que sienten apego por este formato en particular.

“Para los más jóvenes es un descubrimiento, muchos encuentran en la casa un equipo de música de algún familiar y les llama la atención y así empiezan, en el negocio seguimos vendiendo cassettes y muchas veces vienen chicos que nos preguntan qué es y se los hacemos escuchar, hay muchos que nacieron con el CD y otros ni siquiera lo conocen, pasó a ser una antigüedad”, comentan desde la disquería neuquina.

Para el titular del espacio RodoRock “el mundo de la música es muy diverso y el del vinilo muy curioso. Público hay de todo tipo pero ahora se da el fenómeno que aparecen chicos jóvenes, que entraron a este mundo del vinilo por un tío, por el papá, el abuelo, se copan con el formato y tratan de emular a sus mayores, y con la música también porque los ves con discos de Iron Maiden, Black Sabbath, Bob Dylan, gustos que trascienden las generaciones”.


De acuerdo a su visión, “la gente de mi edad ya tiene casi todo, por ahí compran o venden para conseguir otra edición, con menos ruido, con el póster que le faltaba, a mí me interesa más la gente que no está en el tema porque son los chicos que el día de mañana van a seguir comprando, mientras nosotros nos vamos extinguiendo”.

“El público ha bajado notablemente la edad, hay muchos jóvenes, eso trae aparejado que las compañías estén reeditando tanto vinilo, los nuevos grupos también están sacando su material en vinilos”, concluye Villarreal. Este fin de semana será una buena oportunidad para conocerlos ya que estarán en la 14° feria del vinilo en Roca.


Los precios de las “perlitas” y de la música de masas



El valor de los vinilos usados es un punto a tener en cuenta porque dependen de la edición de cada disco, su estado, la cantidad que hay disponibles en el mercado, y en casos muy puntuales por lo que el cliente esté dispuesto a pagar.

Para Villarreal “en usados el precio depende de la edición, porque hay discos que no se consiguen, como por ejemplo de los Redonditos de Ricota que es la figurita difícil, un disco de ese tipo cuesta hoy en el mercado unos 15.000 pesos o más también, hay gente que está dispuesta a pagarlo, el que busca algo en particular y lo encuentra, lo paga. O podés conseguir un disco de tango o folklore a 250 pesos, o un material internacional que no tiene mucha salida pero que a vos te gusta, en las ferias lo podés encontrar”.

Desde la mirada de Price Echandi “la diversidad de precios es grande, depende de la edición, del estado, pero hay que acomodarse a la realidad del país. Hace unos años un empleado de comercio en Argentina ganaba el equivalente a 1.000 dólares y hoy ganan entre 250 y 400 dólares, los precios están bien, el tema es el salario que no ayuda”.

Datos

3.000
discos estarán disponibles para la venta en la 14° feria de vinilos a realizarse en Roca.
15.000
pesos o más pueden pedir por la venta de un vinilo usado de Los Redonditos de Ricota según su estado de conservación.


Luego sostiene: “Pasé varias crisis, pero en tiempo de crisis es cuando mejor me fue, entiendo que la gente no pudo gastar en otras cuestiones y se compró un disco. Uno se acomoda a la situación, por ahí la gente no compra discos tan caros pero de mi parte el disco te lo llevás igual, no tengo esa política de poner un precio y que la gente se vaya sin nada. Hay chicos que trabajan todo el mes para poner hasta el último mango y comprar un disco, me pasaba a mí que ponía hasta el último centavo para comprar un vinilo del flaco Spinetta o Pappo”.

Al respecto cuenta una experiencia concreta: “Eso lo veo en algunos chicos, me pasó en Centenario con una piba que se llevó un disco de Nirvana y lo pagó el padre que se ve que venía recién de pintar, puso toda la plata hasta el último peso y la hija se fue con la cara sonriente, esas cosas son las que a mí me gustan, el tema es agarrar público que haga el esfuerzo y poner todos un poco para que la cosa funcione”.

Luego sentencia: “Si te quedás con los 20 elegidos lo vas a pasar mal con los precios, porque todo el mundo busca lo mismo, pero hay discos de folklore que valen 500 mangos y son hermosos para escuchar, depende del gusto de cada uno”.


De dónde salen los discos para comercializar



Actualmente las reediciones de vinilos están a la orden del día, pero es interesante resaltar el caudal de material usado que se puede obtener en una feria como la que se va a realizar en Roca este fin de semana. ¿Cómo se consigue este material? Lo explican los protagonistas.

“El que va a una feria va a llevarse algo, va predispuesto, y un disco de 5 lucas en un sueldo de 70 no es para asombrarse tanto, si es lo que vos estabas buscando”.

Rodolfo Price Echandi, de RodoRock.


“El material se consigue con el simple andar y caminar de 30 años dando vueltas con este tema, puede ser un amigo que necesita dinero para hacer una inversión o comprarse un vehículo y vende sus vinilos, o alguien que se va del país, o a través de trueque donde se puede cambiar un disco nuevo por varios usados, también pido a distribuidoras de acá o se trae de afuera, gente que no quiere más los discos o disc jockeys que no trabajan más o cerró el boliche donde trabajaban y vendieron todo, lotes de 2.000 o 3.000 discos, bolicheros o simples, material hay”, ilustra Price Echandi.

Villarreal cuenta que “en casi todas las casas hay discos guardados, el material usado se trae de Buenos Aires o de otras provincias, hay muchos grupos de compra – venta y con lo que han mejorado los envíos en un par de días los tenés en Neuquén, acá también se consigue material, alguien que recibió de algún pariente un lote y la mitad lo vende porque no son los grupos que escucha, vienen acá al negocio y se puede hacer un canje, un intercambio, o los entregan en parte de pago por otro material, o se los compramos”.


Para agendar el encuentro en Roca:

14° edición, organizada por Oscar Rodríguez (Club del Vinilo). Tendrá lugar en el Bar 420, en Avenida Roca y San Martín, General Roca. Se realizará el 23 y 24 de octubre a partir de las 17, y la entrada tendrá un valor de $100.


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